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Se han terminado las obras de remodelación de la calle Reyes Católicos en Toledo y, con ello, se ha realizado la modificación de los sentidos de circulación viaria con las debidas justificaciones y las enésimas molestias para visitantes, servicios y residentes que han visto restringida la circulación de vehículos.
Pero no deja de ser una intervención puntual. Debe realizarse, definitivamente, un cambio más ambicioso y global sobre el acceso y circulación de vehículos en la zona amurallada de la ciudad. Ya lo hemos tratado repetidas veces a lo largo de estos años, y los problemas cada vez se agravan más, no sólo para la comodidad de peatones, residentes e, incluso, por el efecto contaminador, sobre el patrimonio. Y, lo que decimos para Toledo, vale también para Cuenca y para muchas otras localidades declaradas de Castilla-La Mancha.
Está claro que la deriva de la economía local y, como consecuencia, la movilidad de personas y vehículos, ha determinado que esta área urbana se destine a la actividad turística, habiendo perdido su papel comercial y, en gran medida, la función administrativa que en otro momento le había caracterizado.
Creemos que la compatibilidad entre una vida residencial y la actividad turística se debe complementar lo mejor posible, y ello lo hace viable actualmente las nuevas tecnologías. Debe el ayuntamiento capitalino plantearse la inversión de fondos europeos Next Generation en este proyecto. La lectura de matrículas y los sistemas informáticos plantean un control exhaustivo de la movilidad y una racionalización del uso de los espacios públicos por los vehículos.
Efectivamente, el que la ciudad amurallada cuente sólo con tres entradas facilita la lectura de matrículas y con ello un control estricto de aquellos vehículos que puedan circular por las estrechas calles del casco. De esta forma se permitiría el paso de residentes, vehículos de servicio público y, en momentos puntuales, de carga y descarga y servicios técnicos.
Al mismo tiempo se discriminaría a aquellos vehículos cuyos dueños o conductores se han empadronado fraudulentamente en el casco, permitiéndose únicamente y de forma puntual –para acceder al trabajo, al hotel etc.-, a aquellos trabajadores o usuarios que tienen garaje (público o privado) en propiedad o uso.
La informatización de los itinerarios puede señalar accesos puntuales y dirigidos de colectivos y servicios, y las aplicaciones informáticas permitirían el acceso puntual a pases por residente y periodo (discapacitados, visitas puntuales para carga y descarga de familiares o visitas etc.). Y, por su puesto, priorizar el transporte público colectivo.
No es ciencia ficción. Ya se está aplicando en diversas ciudades europeas, únicamente hace falta la decisión de instalar el programa y aplicarlo a un asunto que tiene que aunar múltiples casuísticas e intereses.
Al mismo tiempo, debe apostar el ayuntamiento capitalino por energías no contaminantes en los vehículos. Priorizar el uso del vehículo eléctrico evitaría polución, ruidos y vibraciones, y con ello cuidar un poco más el patrimonio cultural.
Se han terminado las obras de remodelación de la calle Reyes Católicos en Toledo y, con ello, se ha realizado la modificación de los sentidos de circulación viaria con las debidas justificaciones y las enésimas molestias para visitantes, servicios y residentes que han visto restringida la circulación de vehículos.
Pero no deja de ser una intervención puntual. Debe realizarse, definitivamente, un cambio más ambicioso y global sobre el acceso y circulación de vehículos en la zona amurallada de la ciudad. Ya lo hemos tratado repetidas veces a lo largo de estos años, y los problemas cada vez se agravan más, no sólo para la comodidad de peatones, residentes e, incluso, por el efecto contaminador, sobre el patrimonio. Y, lo que decimos para Toledo, vale también para Cuenca y para muchas otras localidades declaradas de Castilla-La Mancha.