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Tras la buena noticia de la Resolución de Sanidad en la que se dicta el cese de actividad del prostíbulo 'El Conejo de la Suerte situado en el km 54 de la A-4, en Ocaña (Toledo) y la apariencia de cierre que presentaba el domingo por la noche el citado prostíbulo, el lunes por la noche compruebo una vez más que el prostíbulo sigue abierto y aceptando la entrada de clientes que aparcan su vehículo en el parking. Eso sí, las luces están apagadas y desde lejos parece que está cerrado.
Me parece una falta total de respeto a las autoridades y a la ciudadanía en general la desfachatez que despliega este proxeneta. Me pregunto cómo es que un negocio en el que se sabe que hay explotación de mujeres con fines sexuales, que incumple reiteradamente la normativa, que acepta la llegada de clientes prostituidores que también incumplen la normativa, que no garantiza la protección de las mujeres y que lo hace a la vista de toda la gente que pasamos por delante puede estar más de un mes campando a sus anchas y, en el otro extremo, las mismas autoridades están descargando el peso de la ley en la ciudadanía de a pie (multas por no llevar la mascarilla, multas por salir de casa en zona confinada, multas por permitir una fiesta privada, multas por bares que superan aforo....)
Espero que se demuestre, de verdad, que la ley es igual para todas las personas y para todos los negocios.
Tras la buena noticia de la Resolución de Sanidad en la que se dicta el cese de actividad del prostíbulo 'El Conejo de la Suerte situado en el km 54 de la A-4, en Ocaña (Toledo) y la apariencia de cierre que presentaba el domingo por la noche el citado prostíbulo, el lunes por la noche compruebo una vez más que el prostíbulo sigue abierto y aceptando la entrada de clientes que aparcan su vehículo en el parking. Eso sí, las luces están apagadas y desde lejos parece que está cerrado.
Me parece una falta total de respeto a las autoridades y a la ciudadanía en general la desfachatez que despliega este proxeneta. Me pregunto cómo es que un negocio en el que se sabe que hay explotación de mujeres con fines sexuales, que incumple reiteradamente la normativa, que acepta la llegada de clientes prostituidores que también incumplen la normativa, que no garantiza la protección de las mujeres y que lo hace a la vista de toda la gente que pasamos por delante puede estar más de un mes campando a sus anchas y, en el otro extremo, las mismas autoridades están descargando el peso de la ley en la ciudadanía de a pie (multas por no llevar la mascarilla, multas por salir de casa en zona confinada, multas por permitir una fiesta privada, multas por bares que superan aforo....)