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Los pueblos y la transición energética

Teresa Bartrina - Asociación "La Campiña Verde"

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El Casar ha amanecido el domingo con algunas pancartas en sus rotondas y calles con los mensajes de “Autoconsumo SÍ, megaproyectos NO” y “Placas en los tejados y no en los sembrados”. Desde la carretera N-320, con dificultad por la niebla se aprecia una enorme pancarta a los pies del emblemático monumento “El Calvario”. La pancarta dice “Megaplantas solares fuera de El Casar”. Me pregunto si mis vecinos se han hecho negacionistas climáticos, pero no… En general los ciudadanos estamos de acuerdo en apoyar la transición energética, aunque vivimos con creciente inquietud la avalancha de proyectos que de aprobarse van a cambiar por completo nuestro pueblo. Y no precisamente a mejor.

El Casar linda con la Comunidad de Madrid y está sufriendo la enorme presión de las empresas promotoras de plantas fotovoltaicas en su término municipal. Hay una auténtica avalancha de proyectos que ponen en riesgo la continuidad de la agricultura de secano en este pueblo de La Campiña de Guadalajara. La mayor parte del territorio ocupado por los campos de cereal pasará, de aprobarse los proyectos fotovoltaicos, “a campos de huertos solares”, una bonita forma de llamar al nuevo paisaje de nuestros pueblos: infinitos terrenos vallados ocupados por módulos fotovoltaicos. Vaya, que podré coger mi coche en El Casar, atravesar mi término municipal, ir a El Cubillo de Uceda o a Casa de Uceda o a Viñuelas a visitar a unos amigos sin dejar de ver el mismo paisaje devastador.

En muchos pueblos se está produciendo un enorme conflicto social ya que parte de la población apoya la instalación de estos macroproyectos, principalmente los propietarios de las tierras, mientras otra parte de la población se opone, o bien por estar afectados sus trabajos tradicionales en el sector primario (arrendamiento de terrenos agrícolas) o bien por la afección al paisaje, la posible devaluación de sus viviendas y pérdida de calidad de vida. La posibilidad de las expropiaciones produce mucha angustia en familias que se han dedicado desde siempre a la agricultura.

Yo, como muchos de mis vecinos vine a vivir a El Casar precisamente por su entorno rural, sus amplias estepas, cultivos y magnífica naturaleza: un lugar muy especial para una amante de la fotografía de la naturaleza por su abundancia en aves esteparias y aves rapaces. No en vano, El Casar es la continuidad natural en Guadalajara de la ZEPA “Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares”. Pero el paisaje, la naturaleza no entra en el ADN de las empresas que sólo ven terreno barato donde yo veo una avutarda o un sisón, sólo ven dinero e inversión donde yo veo cultivos, ganado, paisaje. Muchos pueblos de La Campiña de Guadalajara o en la Alcarria están pasando por la misma experiencia envueltos en esta burbuja especulativa en la que se ha convertido el despliegue de energías renovables en nuestro país.

El silencio de las grandes asociaciones ecologistas es aterrador mientras desde las administraciones (tanto central y autonómica) se aprueban proyectos eólicos y fotovoltaicos en lugares de reconocida alta biodiversidad (cerca de espacios protegidos, zonas con planes de protección, áreas conocidas de aves esteparias y rapaces incluidas en los catálogos (estatal y autonómicos)de especies amenazadas…Y en terrenos de valor agrológico.

Lo siento, no puedo creerme que no haya ubicaciones alternativas en un país tan grande como España y cuando hablamos de proyectos extensivos en todas las comunidades: más de 400 en Castilla-La Mancha y tan sslo en Guadalajara más de 70 proyectos ocupando más de 12.000 hectáreas (más de 7.000 hectáreas en La Campiña) y más de 475 kilómetros de nuevas líneas de alta tensión.

Ahora es Europa la que va a aprobar un nuevo Reglamento temporal para acelerar el despliegue de renovables dejando fuera de la ecuación a la sociedad civil y las normativas medioambientales

Lo que no hay en España es planificación y equidad territorial. Lo que no hay en España es respeto por la naturaleza y la vida rural, no hay voluntad para cumplir las normativas medioambientales.

Pero la locura continúa y ahora es Europa la que va a aprobar un nuevo Reglamento temporal para acelerar el despliegue de renovables dejando fuera de la ecuación a la sociedad civil y las normativas medioambientales.

No, no soy negacionista, simplemente alzo la voz para que vuelva la cordura y el despliegue de renovables se planifique, se busquen terrenos degradados sin interés agrícola ni para la biodiversidad para ubicar los megaproyectos, se apliquen las normativas medio ambientales y se proteja nuestra naturaleza. Se fomente el autoconsumo y las pequeñas comunidades energéticas como los motores para ese mundo rural que una vez más se quiere destruir en aras de combatir el cambio climático desde un sistema liberalizado y urbanita que sólo entiende que los lobbies de siempre tienen que seguir ganando dinero a costa del mundo rural y de la biodiversidad.

El Casar ha amanecido el domingo con algunas pancartas en sus rotondas y calles con los mensajes de “Autoconsumo SÍ, megaproyectos NO” y “Placas en los tejados y no en los sembrados”. Desde la carretera N-320, con dificultad por la niebla se aprecia una enorme pancarta a los pies del emblemático monumento “El Calvario”. La pancarta dice “Megaplantas solares fuera de El Casar”. Me pregunto si mis vecinos se han hecho negacionistas climáticos, pero no… En general los ciudadanos estamos de acuerdo en apoyar la transición energética, aunque vivimos con creciente inquietud la avalancha de proyectos que de aprobarse van a cambiar por completo nuestro pueblo. Y no precisamente a mejor.

El Casar linda con la Comunidad de Madrid y está sufriendo la enorme presión de las empresas promotoras de plantas fotovoltaicas en su término municipal. Hay una auténtica avalancha de proyectos que ponen en riesgo la continuidad de la agricultura de secano en este pueblo de La Campiña de Guadalajara. La mayor parte del territorio ocupado por los campos de cereal pasará, de aprobarse los proyectos fotovoltaicos, “a campos de huertos solares”, una bonita forma de llamar al nuevo paisaje de nuestros pueblos: infinitos terrenos vallados ocupados por módulos fotovoltaicos. Vaya, que podré coger mi coche en El Casar, atravesar mi término municipal, ir a El Cubillo de Uceda o a Casa de Uceda o a Viñuelas a visitar a unos amigos sin dejar de ver el mismo paisaje devastador.