Las temperaturas gélidas que se han sucedido tras la borrasca de nieve ‘Filomena’ han dejado también congelado el medio natural, que es el hábitat de la fauna salvaje. Y afectará por tanto a las especies más acostumbradas a climas que no son tan fríos, no solo por su mayor o menor resistencia a las temperaturas, sino también por el estado en el que la nieve congelada ha dejado buena parte de la geografía española donde desarrollan su ciclo vital. Es uno de los estragos que ha llevado a Ecologistas en Acción a pedir que se suspenda la temporada de caza en aquellas zonas del país más afectadas.
Miguel Ángel Hernández, biólogo experto en fauna silvestre y responsable de conservación de especies de Ecologistas en Acción, explica a elDiarioclm.es que una de las causas principales de esta solicitud es el frío. “En animales de sangre caliente, como mamíferos y aves, eso implica consumir más energía para mantener su temperatura basal, ya que el diferencial con el ambiente es mayor y la capacidad de aislamiento de pelo y plumas se ve mermada por la nieve sobre los cuerpos. Los animales de sangre fría no están activos ahora, por lo que se verán menos afectados”, precisa.
A ello une el hecho de que las gruesas capas de nieve que aún permanecen intactas en la naturaleza dificultan a los animales herbívoros e insectívoros alcanzar su alimento. Los árboles, los arbustos o el suelo permanecen ocultos y “es casi imposible el ramoneo o la localización de semillas y de pequeños invertebrados”. Incluso los predadores se ven afectados, añade, por la mala visibilidad en estas condiciones meteorológicas, que les dificulta la captura de sus presas habituales. Y el tercer factor determinante es que las heladas están alargando la duración del episodio de frío, y al endurecerse añaden dificultades a la localización de alimento, “al que ya no se puede llegar ni escarbando”.
Una debilitación “progresiva”
Resulta lógico pensar que en estas condiciones las especies más afectadas son las de menor tamaño, que si no encuentran buen refugio o se desplazan, mueren por frío e inanición. Ahí estarían, en primer lugar, pequeñas aves y mamíferos, y a continuación las más afectadas serán los ungulados como ciervos y corzos, “que se irán debilitando progresivamente, hasta sucumbir en los casos más extremos”.
El análisis de Ecologistas en Acción es que en las zonas más afectadas por el temporal, cuyo epicentro ha sido Castilla-La Mancha, Madrid y las regiones del Sistema Ibérico y del valle del Ebro, los efectos se van a dejar sentir durante al menos dos o tres semanas, mientras que en zonas de sierra y en umbrías, la nieve y el hielo cubrirán extensas superficie de terreno tal vez durante un mes o más.
“Eso es mucho tiempo”, afirma este experto. Subraya que algunas especies encontrarán defensa migrando a zonas más cálidas, como es el caso de una parte de las aves, o hibernando en madrigueras. Pero en otras ese no será el caso y es donde se encuentran la mayor parte de las especies cinegéticas y un sustancial grupo de especies protegidas. Por ello, añadir “factores de presión” como el de la práctica de la caza, “agravaría severamente el impacto de ‘Filomena’ en la fauna, especialmente si consideramos que los animales, ya debilitados, tienen muchas menos posibilidades de huir del arma de un cazador en terrenos con nieve o hielo”.
Pero, ¿está contemplada esta situación en la normativa de caza? En esta organización ecologista explican que se conoce como “días de fortuna” aquellos en los que, como consecuencia de circunstancias excepcionales, los animales ver muy mermada su capacidad de defensa. Y en el caso de la nieve, por ejemplo, la Ley de Caza de Castilla-La Mancha prohíbe cazar si esta supera los 15 centímetros, un grosor que se ha superado y que permanece en amplias superficies. No obstante el hielo no está recogido explícitamente en la normativa como causa de “día de fortuna”, a no ser que entienda entre las “otras causas” que sin especificar se citan en las leyes de caza.
Concretamente, la Ley castellanomanchega de Caza dice en su artículo 23 que la suspensión o limitación de la caza puede darse “cuando por razones de interés social, de seguridad pública o de índole ambiental, biológica o técnica sea preciso adoptar medidas excepcionales en relación con la actividad cinegética”.
Asimismo, la ley autonómica de Conservación de la Naturaleza define en su artículo 69 como “situación excepcional de riesgo para la fauna y la flora” cuando se aprecie la existencia de un factor de “perturbación grave”. Por su parte, la Ley estatal del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad regula que se podrán establecer moratorias temporales o prohibiciones especiales de la actividad cinegética cuando “razones de orden biológico o sanitario” lo aconsejen.
El cierre de la primera temporada, previsto para el 21 de febrero
Para Miguel Ángel Hernández, la situación provocada en la fauna por ‘Filomena’ va mucho más allá de tener que dejar de cazar en unos días puntuales. El grado de afección a la fauna, cinegética o no, que está provocando el temporal “no debiera agravarse con el impacto añadido de la caza” y, por ello, considera que se debería suspender la temporada actual definitivamente tanto de caza mayor como de menor. El cierre de la primera está previsto para el 21 de febrero en Castilla-La Mancha y de la segunda el 8 del mismo mes.
La suspensión de la temporada es una facultad y un ejercicio de responsabilidad que tiene la administración autonómica en aplicación tanto de la Ley de Caza (artículo 23) como en las mencionadas las leyes de conservación de la naturaleza (artículo 69 de la ley autonómica y 65 de la estatal). “En estas circunstancias excepcionales se puede y se debe suspender la caza en evitación de daños mayores y aún más irrecuperables sobre la fauna silvestre”.
En este sentido, Ecologistas en Acción ya ha transmitido a la Consejería de Desarrollo Sostenible de Castilla-La Mancha una solicitud que espera que sea tramitada y aprobada con urgencia, al igual que lo hará en otras comunidades autónomas fuertemente afectadas por el temporal.