Por las noches, el casco histórico de Toledo, Patrimonio de la Humanidad, ve como las bolsas de basura aparecen como setas en las casas de los vecinos. La normativa municipal establece unos horarios estrictos para el depósito de los residuos, que no siempre se cumplen y muchas veces se pueden ver las bolsas a tempranas horas de la tarde. Es uno de los problemas que se han detectado desde el Ayuntamiento alrededor del sistema del 'bolseo': que se extiende a prácticamente las 24 horas del día, además de que se han encontrado focos de suciedad sobre las vías y que tampoco es posible la recogida selectiva de residuos, es decir, el reciclaje.
El 'bolseo' es también parte de las quejas vecinales, que critican que se haya abandonado los contenedores verdes tradicionales en el casco y no se logre mejorar el sistema de recogida, a pesar de los múltiples intentos municipales de mejora. Desde la asociación vecinal Iniciativa Ciudadana del Casco Histórico, reclaman la vuelta a este sistema y critican la “turistificación” de los servicios municipales. “Todo depende de los turistas y no de la satisfacción de los vecinos”, explica Hilario Alarcón, de la organización.
Por eso, piden que se vuelva a los contenedores, a pesar de que concede que el efecto de los contenedores verdes “típicos” es “un poco cutre”. Sin embargo, Alarcón afirma que actualmente existen muchos tipos de contenedores que permitirían un control del impacto visual. “Sería mucho menos que el que da la montonera de bolsas de basura que están en el casco desde las 8 de la tarde hasta las dos de la madrugada, que es cuando se recoge la última bolsa”, afirma.
Para acabar con este sistema, la empresa Gesmat está estudiando distintas propuestas para que la recogida de residuos en el casco histórico sea eficiente y limpia, y así lograr una mejora en la imagen de la ciudad, ahorrar gastos en los costes de prestación del servicio, para evitar tres turnos de trabajo diarios. Y es que en la zona histórica se han detectado más de 500 puntos de vertido, donde los usuarios dejan bolsas de día y de noche, que se extienden por absolutamente toda zona del casco. Se plantea así, por un lado, un 'bolseo' con cumplimiento de horarios, la instalación de contenedores, la implantación de locales de recepción segregada o una solución mixta.
A lo largo de la geografía española, se pueden encontrar diversos casos de propuestas innovadoras para la recogida de residuos en cascos históricos. Las razones han sido variadas: luchar contra el bolseo permanente en las calles, o evitar los ruidos de los camiones recolectores en las calles muy estrechas de este tipo de barrios.
El caso de Vitoria
La recogida de residuos en el Casco Medieval de Vitoria cambió en 2002 para enfrentarse a distintos problemas. Por un lado, a los problemas de ruido de los camiones de recogida de basura al pasar por las calles muy estrechas de la zona y, por el otro, a que no se podían ubicar contenedores de reciclaje en el barrio. Esta problemática también existe en Toledo, ya que el sistema no funcionó cuando se probó en la capital castellano-manchega, tal como ha reconocido la misma alcaldesa, Milagros Tolón.
Como solución se llegó a la llamada recogida neumática de residuos, que se ha ampliado también a otros barrios de la ciudad como Ibaiondo Salburua, Zabalgana o Mariturri. Este sistema funciona gracias a corrientes de aire que transportan los residuos a través de una tubería metálica hasta una nave central. Los vecinos pueden depositar su basura en los distintos buzones dispuestos para ello, basura que se ve arrastrada tres veces al día por dichas corrientes. En la nave, los residuos se acumulan en un contenedor hermético para su transporte a la planta de tratamiento correspondiente.
El caso de Córdoba
La solución que el Ayuntamiento cordobés encontró para la gestión de residuos en su casco histórico ha sido tan exitosa, que ha llegado hasta instancias europeas. El pasado mes de octubre, la ciudad inauguró su noveno ecopunto, unas infraestructura que llevan años en marcha. Se trata de locales acondicionados para albergar contenedores normalizados de residuos y reciben esta denominación en el caso de ser públicos y poder ser utilizados por toda la población del casco cordobés, aunque la normativa municipal también señala que pueden ser privados para un conjunto de vecinos.
La iniciativa de los ecopuntos se financió a través de los Fondos FEILS, y contó con una inversión de 400.000 euros. Cuentan con seis buzones automatizados para el depósitos de residuos, orgánicos, papel-cartón y vidrio, entre otros. Cuentan, además, con sistemas para evitar los malos olores y controlar las temperaturas en los meses de verano. El Ayuntamiento cordobés ha defendido que el objetivo con este sistema es minimizar el “impacto” que puedan tener los contenedores en una zona que también está declarada como Patrimonio de la Humanidad. El sistema se puso en marcha en febrero del 2012, con seis puntos en el casco histórico que se han ido ampliando según las necesidades y demandas vecinales.
El caso de Palma de Mallorca
En el caso de Palma de Mallorca, el ayuntamiento decidió desechar el sistema de recogida neumática en el centro histórico por las “múltiples averías” y la “inexistencia” de recogida selectiva. A través de un proceso participativo, que incluyó a 60 entidades, finalmente se eligió como reemplazo de los mismos un sistema de recogida selectiva móvil, complementado con recogida puerta a puerta para establecimientos como comercios, restauración o colegios. También se votó a favor del incremento de la recogida selectiva, de realizar campañas de educación y concienciación y también de aumentar el control, la vigilancia y las sanciones por incumplimiento.
La recogida móvil consta de 75 plataformas remolcadas por vehículos eléctricos que se ubicarán a un máximo de 75 metros de cada vivienda de la zona. Las aportaciones se pueden realizar desde las 7 de la tarde hasta las 11 de la noche y se cuenta con un calendario para la recogida selectiva. De esta manera, por ejemplo, los lunes se recoge papel, plástico y residuos orgánicos. La empresa EMAYA destaca que cumplen con los criterios de accesibilidad y que gracias a ellos se ha podido incorporar el desecho de materia orgánica, que antes no existía en el municipio. La primera fase de implantación comenzó en mayo de 2017, con tres barrios del centro y continuará en 2018 con el resto de los barrios.