Imagine estar en el siglo I después de Cristo en una Península Ibérica bajo dominio romano. ¿Hasta dónde llegó la romanización de lo que hoy conocemos como la provincia de Guadalajara (cuyo nombre procede del árabe)? Hay pocos pero esclarecedores datos.
Algo se sabía ya cuando en el año 1945, durante la construcción del canal de Estremera, se localizó en Driebes (Guadalajara) un tesorillo de plata: 13,8 kilos distribuidos en 1.480 fragmentos entre tortas de pesos, recipientes, lingotes, sortijas, torques, fíbulas y monedas. El tesoro data de finales del siglo III a.C. y se expone actualmente en el Museo Arqueológico Nacional. En la década de los años 80 del pasado siglo, los profesores Jorge Sánchez-Lafuente y Juan Manuel Abascal ya indicaron que se trataba de un importante yacimiento romano y que posiblemente fuera la antigua Caraca.
Ahora, acaba de terminar la segunda campaña de excavaciones en la recientemente descubierta (2016) ciudad romana de Caraca en este pequeño municipio al sur de Guadalajara. Y lo hace con los resultados esperados. “Se confirma que había un edificio termal de grandes dimensiones”, explica Emilio Gamo, uno de los arqueólogos que dirigen el proyecto.
Los investigadores las comparan con las termas de Segóbriga, en la provincia de Cuenca. “Son similares en su morfología”. Hay que tener en cuenta que tanto Caraca como Segóbriga estaban en una vía que unía Complutum (Alcalá de Henares) con Carthago-Nova (Cartagena) y, hecho, se han encontrado sillares de grandes dimensiones con decoración almohadillada, pertenecientes “sin lugar a dudas” a edificios públicos y restos de esta vía romana.
El hecho de que Caraca tuviera termas nos permite intuir la importancia de esta ciudad en el territorio, “la única promocionada jurídicamente en lo que ahora es la provincia de Guadalajara” que esconde información “vital”, no solo para entender todo el entorno hace 20 siglos sino el desarrollo histórico que vendría después.
Los trabajos arqueológicos son todavía muy incipientes y aunque no todo puede asegurarse a ciencia cierta, la antigua ciudad de Caraca habría tenido influencia en un radio de unos 20 kilómetros que abarcaban tanto el sureste de la hoy Comunidad de Madrid como el suroeste de Guadalajara y el norte de Cuenca. Y como ciudad, su tamaño osciló entre las ocho y las 12 hectáreas.
En el equipo multidisciplinar de investigadores dicen estar “contentos” con los resultados de la presente campaña que ha permitido confirmar la “monumentalización que tuvo la ciudad en el siglo I después de Cristo”. El trabajo realizado durante el mes de julio continuará puertas adentro para documentar y estudiar los restos encontrados que han sido depositados en el Museo de Guadalajara.
El foro, un mercado, un acueducto e incluso un antiguo templo
En las primeras investigaciones, las llevadas a cabo entre 2016 y 2017 ya se puso de manifiesto la existencia de un Foro porticado que en su parte oriental albergaría un edificio con una taberna y otros usos públicos, además del Cardo y el Decumano, las grandes avenidas que articulaban las ciudades romanas en sentido norte- sur y este-oeste, respectivamente.
Y todo ello dentro de “un urbanismo muy organizado”. Se cree que posiblemente existiese un ‘macellum’ o mercado, las termas y una tupida malla de manzanas de viviendas que, además, parecen solaparse en diversas fases cronológicas de un yacimiento.
De hecho, comenta Emilio Gamo, la actividad humana en el lugar comenzó en la Edad del Bronce, continuó en época Carpetana (Edad del Hierro) y fue conquistado por los romanos hasta el siglo II d.C. cuando fue abandonada por esta civilización. El arqueólogo explica que “los restos más llamativos son los de época romana pero hay una constante histórica”.
Es incluso posible que la ermita de la Virgen de la Muela, patrona de Driebes, erigida en el siglo XVI y que aún pervive en estado ruinoso, se superponga a un antiguo templo en el centro del yacimiento.
Otro elemento que ratifica la existencia de un municipio romano es la presencia de un acueducto inédito que medía tres kilómetros y del que los arqueólogos localizaron 112 metros de canalización a base de opus caementicium (el hormigón romano). El acueducto, tiene idénticas características al de Segóbriga y tuvo su cabecera en el manantial de Lucos, también situado en Driebes, cuyo nombre que deriva de latín ‘Lucus’ y significa ‘bosque sagrado’.
¿Hubo actividad sísmica en Caraca?
Los investigadores han encontrado tanto en el valle del Tajo como en la zona elevada del valle del Tajuña evidencias paleosísmicas durante el Pleistoceno-Holoceno así que no descartan que la romana Caraca se viese afectada también por esta actividad sísmica.
La intención es realizar un estudio arqueo-sismológico, geológico y geomorfológico del yacimiento y su entorno, con objeto de discriminar si estos condicionantes pudieron influir en algún momento en el desarrollo de la ciudad. También se estudiará la evolución geomorfológica del Tajo que ayuda a entender el desarrollo de los asentamientos humanos en esta zona.
La excavación en esta campaña, entre el 23 de julio y el 10 de agosto, se ha llevado a cabo gracias a la subvención concedida por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, con la cofinanciación del Ayuntamiento de Driebes, el Ayuntamiento de Brea de Tajo (Madrid) y la Asociación de Amigos del Museo de Guadalajara.
El proyecto de investigación denominado ‘Urbanismo y territorio: excavación arqueológica del sector noroeste de Caraca (Cerro de la Virgen de la Muela, Driebes, Guadalajara)’, cuenta con un equipo multidisciplinar de investigadores bajo la dirección de los arqueólogos Javier Fernández y Emilio Gamo. Y además, dentro del equipo están Saúl Martín, David Álvarez, Antonio Alvar y Helena Gimeno pertenecientes al Centro CIL II de Alcalá de Henares de la Universidad de Alcalá, cuyo objetivo es estudiar la posible existencia de inscripciones latinas, “tan importantes para profundizar en la sociedad romana”.
También forman parte del equipo Alicia Castillo del Grupo de Investigación Gestión del Patrimonio Cultural de la Universidad Complutense de Madrid, María Ángeles Perucha y José Francisco Mediato (IGME) y Jorge Félix Matesanz (CAI de Arqueometría y Análisis Arqueológico de la Universidad Complutense de Madrid.
Esperan seguir con la investigación en una nueva campaña el próximo verano. “Hay un interés social por el yacimiento y ese es el sentido de la arqueología y el patrimonio: explicar cómo vivieron los que estuvieron antes en estas tierras”, asegura Emilio Gamo.
El Ayuntamiento espera cerrar la compra de terrenos este otoño
El alcalde de Driebes. Pedro Rincón se muestra satisfecho con la campaña de excavación de este año. “Los resultados son muy buenos aunque se haya desarrollado durante menos tiempo que el año pasado. Lo que tenemos es un lujo y habrá que ir poco a poco”.
“No imaginábamos que se pudieran encontrar restos de algo tan grande”, reconoce el alcalde cuyo objetivo se centra en adquirir parte de las 12 hectáreas de tamaño que se calcula tiene la ciudad romana. Los terrenos sobre los que se asienta la antigua Caraca, a unos cuatro kilómetros del casco urbano de Driebes, pertenecen hoy a cinco propietarios.
Con poco más de 400 habitantes, y con un yacimiento que apenas ha dado sus primeros pasos, en Driebes ya se nota que puede ser el futuro para el desarrollo económico del municipio. “Viene gente todo el año, aunque esté tapado”, dice el alcalde.
De cara al futuro, dice, “hay mucha ilusión en el pueblo, tenemos muchas ideas pero lo que más nos preocupa ahora es hacernos con la propiedad de los terrenos”. Espera cerrarlo el próximo otoño. “Hay que llegar a un acuerdo, al menos con uno o dos propietarios para empezar, y una vez que los tengamos, tendremos más margen de movimiento”.