El Museo del Greco se suma a la celebración del Año Picasso con una instalación temporal en torno a la visita que este pintor hizo junto a su familia al museo durante el verano de 1934. La propuesta, que podrá verse desde hoy y hasta el 30 de diciembre, pone de relieve la admiración e influencia que El Greco ejerció en la figura de Picasso a lo largo de toda su vida, desde sus años de formación hasta sus obras de madurez.
La exposición está compuesta por cuatro fotografías de carácter privado, que formaban parte del álbum familiar y que nunca fueron publicadas en la prensa del momento.
La visita al museo que realizaron Picasso, su mujer Olga Kholkholva y su hijo Pablo, de entonces 13 años, formaba parte de un viaje de incognito que la familia hizo por varias ciudades españolas entre junio y septiembre de 1934. E
n concreto, en agosto de ese año, visitaron el Museo del Greco y se retrataron en el Jardín Alto y en el espacio que precede al porche, fácilmente identificable, pues permanece prácticamente igual en la actualidad.
La muestra se completa con un dibujo de la época de juventud y formación del artista malagueño cuando, en una de sus visitas al Museo del Prado en 1898, escribió en una hoja llena de esbozos y dibujos una breve pero ilustrativa frase que resume su postura ante dos maestros: “Greco, Velázquez, inspirarme”.
Se muestra también una reproducción de un artículo publicado en la revista Blanco y Negro (ABC) en su número del 23 de septiembre de 1934, el único artículo de prensa que se hace eco del paso del artista por el Museo del Greco. Tras esta visita en el verano de 1934, Pablo Picasso nunca más volvería a España.