UGT y CSIF denuncian “la grave situación” de los trabajadores penitenciarios en Castilla-La Mancha
Las secciones sindicales de CSIF y Acaip+UGT Castilla-La Mancha se han concentrado este jueves frente a la Delegación de Gobierno en Castilla-La Mancha, en Toledo, como protesta por las agresiones sufridas por los trabajadores penitenciarios, y por la precaria situación que viven diariamente en su puesto de trabajo.
La coordinadora territorial de Acaip+UGT, Mar Téllez Martínez, ha subrayado las graves carencias que tienen las prisiones de Castilla-La Mancha. Algo que, asegura, perjudica y mucho a todos sus trabajadores y trabajadoras. “Las prisiones de Castilla-La Mancha no tienen los medios materiales ni los recursos humanos necesarios para afrontar las agresiones que estamos sufriendo. Hay muchos presos peligrosos y no estamos capacitados”, ha señalado.
Faltan 112 trabajadores
En el caso de las prisiones de la comunidad autónoma, actualmente hay 1.042 trabajadores y faltan 112. La mayoría de ellos del área de vigilancia y en la atención sanitaria. Algo que hace la situación especialmente preocupante.
“Hay más de un 58% de vacantes en la sanidad penitenciaria, lo que se traduce en un déficit de la atención sanitaria. Entre un 25 y un 30% de los internos tienen problemas mentales o toman medicación psicotrópica. Y muchos de ellos son los que luego cometen las agresiones”, subraya.
Desde CSIF y Acaip+UGT destacan también la media de edad de los trabajadores y trabajadoras, ya que la mayor parte tienen más de 50 años. También demandan formación y reclaman que se les retribuyan de acuerdo a las funciones que realizan.
“En Castilla-La Mancha somos de los que menos cobramos. Y esto se une a otra antigua reclamación. Necesitamos que se nos considere agentes de la autoridad, dado que somos el colectivo que más agresiones sufrimos”, han indicado.
Las últimas semanas están siendo especialmente duras en las prisiones españolas. Algunas de estas agresiones han puesto en serio riesgo la integridad física de los funcionarios de prisiones, como la ocurrida el pasado 1 de julio, cuando un interno del Centro Penitenciario Murcia II atacó a un trabajador con la tapa de una lata de conservas causándole un corte en el cuello.
Tan solo cuatro días después, tres funcionarios del Centro Penitenciario de Picassent (Valencia) tuvieron que recibir asistencia hospitalaria (uno de ellos con rotura de pómulo y tabique nasal y con un ojo afectado) tras sufrir una agresión por un interno experto en artes marciales. Otro trabajador del Centro Penitenciario de Madrid VII (Estremera) también resultó herido con contusiones en la cabeza de diversa consideración tras sufrir el ataque de otro recluso.
Esto unido al grave suceso de hace unos meses cuando se produjo una de las agresiones más graves. Fue en la prisión de Cuenca donde un interno muy peligroso casi corta la yugular al jefe de servicios.
Los datos de CSIF y de Acaip-UGT muestran que todas estas agresiones no son episodios aislados, ya que el pasado año se registraron una media de 456 incidentes regimentales graves o muy graves; mientras que este año se sitúa en 280 hasta el 31 de mayo (último dato disponible).
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