Eladio Alonso Rodríguez murió el 22 de mayo de 1938 en Cubells, un municipio de Lleida que hoy no llega a los 400 habitantes. Era conquense, de Tarancón. Con el estallido de la guerra civil se posicionó del lado de la República frente al alzamiento militar de Franco en 1936. La contienda le llevó hasta este pueblo catalán como sargento de Carabineros del Ejército de la República y allí murió.
Según los testimonios de sus compañeros fue a causa de una bala perdida que le impactó en la cabeza y le mató en el acto en las inmediaciones del cementerio viejo, que se encontraba junto a la iglesia de Sant Pere. Se cree que allí fue enterrado, pero el lugar ya no existe.
La familia de Eladio lleva desde 1986 pidiendo ayuda al Ayuntamiento de Cubells para dar con sus restos. El cementerio viejo se clausuró y los “huesos” sin identificar se llevaron al actual camposanto. “Según dicen sobre los cuerpos que había, algunos todavía están bajo tierra, otros con sacos fueron a una fosa del cementerio nuevo, pero y Eladio, ¿quién nos asegura dónde está?”, se preguntan desde la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca.
María, la mujer de Eladio, murió joven allá por los años 70 del siglo XX sin poder recuperar su cuerpo. En julio de 2019 María Ángeles Alonso Santos, la hija de ambos, contactó de nuevo con el Ayuntamiento de Cubells. El entonces alcalde de Junts per Catalunya, Josep Regué, con el apoyo de Esquerra Republicana en la oposición, “parecía que daría permiso para colocar al menos una placa en el lugar donde murió”, pero no llegó a concretarse y con el cambio de alcalde, el pasado 24 de septiembre, llegó la negativa del nuevo edil.
Jesús Aguilar es el biznieto de Eladio. “Sabemos que trabajaba con camiones y que le gustaba escribir. Lo hacía muy bien para la época y por eso daba clases a los que no sabían hacerlo”. Desconocer cómo su bisabuelo terminó en Cubells. “Mi abuela era muy pequeña cuando murió su padre”.
La hija de Eladio murió en octubre de 2021 esperando poder traer los restos de su padre al pueblo. Ahora sus nietos y bisnietos lo siguen intentando y, de momento, sin éxito. El pasado 30 de mayo la ARMH coloco una placa simbólica “de papel” en el lugar donde señalan las fuentes orales que murió este vecino de Tarancón. Máximo Molina, de la asociación memorialista, explica que quiso ser un “acto de protesta” después de los cerca de tres años que llevan pidiendo la colaboración del Ayuntamiento. La familia de Eladio ha contado durante este tiempo con el apoyo de Amparo Moreno y de Hel·lena Guillén Llop, hija y biznieta, respectivamente, de otro taranconero, Dositeo Moreno Barrios, que murió en el campo de concentración en Mauthausen. Hace años fijaron su residencia en la provincia de Lleida. “Es una situación desquiciante”, dice la asociación memorialista. Y de exhumar los restos, ni se habla.
Jaume Cuñat, el actual alcalde, explica en declaraciones a elDiarioclm.es, que “el problema no es poner una placa, sino que la quieran poner, sí o sí, donde estaba el cementerio viejo. Hace más de 60 años que se trasladó”. Dice que “no puede ser porque imagine que cada persona que muere en un accidente quiera poner una placa en el lugar. La calle se llenaría de placas de los muertos y esto hay que entenderlo”. En su lugar ofrece colocarla en el nuevo cementerio.
Se está deshumanizando esta situación y les da igual el sufrimiento de las familias
“El nuevo cementerio está fuera del pueblo y siempre es lo mismo… Lo permiten si no tienen más remedio, pero normalmente no dejan ocupar el espacio público”, lamenta Máximo Molina, de la asociación memorialista conquense. “Hay incluso otra familia de Tarancón cuyo familiar también murió en Cubells. Se está deshumanizando esta situación y les da igual el sufrimiento de las familias”.
Salvador Soldevila, líder de la oposición en el municipio, cree que “es lógico” que la familia quiera poner una placa y alude a una moción presentada por Esquerra Republicana, en 2018. “Nos la curramos mucho”. Se reclamaba un espacio para perpetuar la memoria de las personas que sufrieron represión franquista y el exilio. “Queríamos que sirviera también como reflexión para futuras generaciones. Los jóvenes no conocen muchas cosas y a nosotros no se nos contaban”.
La moción se aprobó por unanimidad- en Cubells solo Junts y Esquerra tienen concejales- pero no se ha cumplido. “No sabemos cuál es el motivo, pero forma parte de una actitud muy retrógrada porque cuando administras cosas públicas hay que dar una explicación. Lo preguntaremos en el próximo pleno”, asegura Soldevila. “No lo sé, tengo que consultarlo”, explica el alcalde.
Es imposible exhumar. Si no es por orden judicial no lo vamos a permitir. Murió durante la guerra civil, como mucha gente. Es una desgracia, pero yo también tengo gente que falleció
Jesús Aguilar dice que su familia seguirá intentando reivindicar la historia de su bisabuelo y no solo con un lugar de memoria. “Espero que algún día se abra la fosa con todos los cuerpos y podamos traer sus restos a Tarancón para que descanse junto a los suyos”. Recuerda que la falta de información provocaba “mucho desasosiego” en su abuela. “Siempre se la veía triste, acordándose de sus padres. Queremos que se haga justicia y que cada uno descanse en su casa. Es lo lógico, independientemente del bando que sea”.
“Es imposible”, replica el alcalde. “Si no es por orden judicial no lo vamos a permitir. Murió durante la guerra civil, como mucha gente. Es una desgracia, pero yo también tengo gente que falleció. Qué quiere que le diga”. Y reconoce que en su día el traslado de los restos de un cementerio a otro “no se hizo con cuidado. Si se tuviera que hacer hoy se haría con más pulcritud. Vaya a saber dónde están los huesos ni la fosa común”.
Según el edil de Esquerra será complicado recuperar los cuerpos de las víctimas de la guerra. Soldevila tiene 64 años. “Recuerdo que sobre la guerra civil siempre ha habido un silencio absoluto. Los restos del viejo cementerio se sacaron, se hizo un muro y se echó tierra. Pero no todos esos restos se trasladaron al nuevo cementerio que se encuentra a un kilómetro. Fue un disparate porque durante mucho tiempo hubo huesos por todas partes”.
“¿Por qué hay una placa dedicada a tres soldados nazis?”
A la situación se suma lo que la familia y la asociación memorialista contemplan como un agravio. “Estamos pidiendo colocar una placa en un pueblo donde ya hay una. La diferencia es que la que existe, en medio de la plaza y con dimensiones considerables, está dedicada a tres nazis. ¿Por qué?”, se pregunta Máximo Molina de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cuenca.
Y es que en el municipio existe un monolito en el que se recuerda la muerte de tres soldados de la Alemania nazi el 3 de enero de 1939 en esta localidad. Una placa posterior, colocada en 2011 con texto en catalán, recuerda sus nombres y fechas de nacimiento. “Aquí cayeron en el campo de honor lejos de la patria alemana, por una España libre”.
“Estamos igual que siempre, ¿justicia para quién? ¿Memoria para quién? ¿Un pueblo debe tener un reconocimiento al nazismo y dos generaciones deben morir esperando el reconocimiento de su familiar?”, se pregunta la ARMH.
El alcalde de Junts per Catalunya alega que el monolito colocado en una plaza, “y que igual se saca”, se colocó “cuando terminó la guerra civil. Ya sabe usted cómo eran las cosas: ordeno y mando”. Y el concejal de Esquerra explica que “en su momento en vez de retirarlo se consideró que lo mejor era poner una placa explicativa del monolito”, aunque reconoce que “no puede haber perdón si no hay verdad y justicia. A veces es más difícil ganar que perder”.
“Resulta curioso que una institución democrática, que tiene que mirar por la justicia de todos y siendo mi bisabuelo una persona que luchó por la democracia de la época, haya decidido que unos sí y unos no. O todos o ninguno”, sostiene el biznieto del soldado republicano fallecido.
Y la ARMH insiste: “No es sólo poner una placa. Es hacer memoria, es devolverles la voz, devolverles su historia, compartirla, tenerlos presentes cuando paseamos por la calle y leemos su nombre. Es impedir que sean olvidados. Es lo que no dejaremos de hacer nunca: recordarlos”.
Homenaje en Tarancón a “quienes lucharon por la legalidad vigente”
Y si en Cubells no se puede, en el cementerio de Tarancón se acaba de rendir homenaje a Eladio y al resto de los taranconeros fallecidos durante la guerra en distintos puntos geográficos de España. La ARMH Cuenca descubrió una nueva placa en el pequeño memorial que poco a poco se ha ido erigiendo en el cementerio del pueblo conquense.
Los nombres que figuran en ella pertenecen a combatientes del Ejército Popular de la República y de las milicias antifascistas que, en el transcurso de la contienda, y en defensa del sistema democrático establecido durante la II República, perdieron la vida en los frentes de batalla o en la retaguardia. En total fueron 23 los taranconeros que perecieron lejos de su pueblo. El homenaje, explican los organizadores, busca que “tengan su pequeño espacio y memoria en su localidad natal”.
“Después de casi 90 años de las muertes de estos vecinos luchadores antifascistas su pueblo les rinde un pequeño homenaje por su valentía y compromiso por los valores democráticos”. El lugar donde se ha instalado la placa recuerda también a otros convecinos represaliados por el franquismo a partir de 1939, así como la de los brigadistas internacionales fallecidos en la localidad y “que lucharon mano a mano con los republicanos españoles en defensa de la legalidad vigente”.