El Diario Oficial de Castilla-La Mancha ha publicado diez resoluciones por las que la Junta acepta el desistimiento de la empresa Sociedad Electra Sierra de los Castillos, S.L., perteneciente al Grupo Iberdrola, de otros tantos proyectos de parques eólicos en la provincia de Cuenca.
Estos proyectos se habían tramitado a lo largo de 2012, obteniendo declaración ambiental favorable y autorización administrativa, y afectaban a los municipios de Tebar, Torrejoncillo del Rey, Valdecolmenas, Vara del Rey o Villares del Saz, entre otros, previendo una potencia instalada conjunta de 340 MW.
Esta renuncia no es un hecho aislado, ya que según la Asociación Empresarial Eólica (AEE) el año pasado las empresas titulares de 928 MW de los inscritos en el Registro de Preasignación del Ministerio (con viabilidad teórica, por lo tanto) renunciaron a instalar la potencia asignada.
En el primer semestre de 2014 tan sólo se ha instalado en España un aerogenerador de 0,08 MW en Galicia, lo que sitúa la potencia total en 22.970,58 MW, según los datos de la AEE, para quien la causa del parón es el fuerte castigo regulatorio que están sufriendo las energías renovables.
AEE indica que la normativa puesta en marcha a raíz de la reforma energética hace muy difícil que se acometan nuevas inversiones en el país debido, por un lado, a la inseguridad jurídica que supone haber modificado la normativa con carácter retroactivo y, por otro, porque el nuevo sistema retributivo no garantiza la rentabilidad razonable de los proyectos.
Esta sequía de nuevas inversiones, según AEE, tiene un impacto directo en la industria eólica que, sin posibilidades de nuevos pedidos para el mercado doméstico, se enfrenta a la disyuntiva de cerrar fábricas o marcharse de España.
A pesar del insignificante aumento de potencia, la eólica se situó como la primera tecnología del sistema eléctrico en el primer semestre de 2014, con una generación de 28.818 GWh y una cobertura de la demanda eléctrica del 23,2%, según datos provisionales de Red Eléctrica de España (REE). Esto ha tenido como consecuencia que los consumidores se hayan beneficiado del precio medio semestral del mercado eléctrico más bajo desde 2010 al participar en mayor proporción las renovables, y “tirar” a la baja de la remuneración que obtienen los productores.