Los embalses de todo el territorio nacional están sufriendo los estragos de la que ya es la sequía más severa del siglo XXI. A la escasez de agua ha sucumbido también la cuenca del río Júcar, que ha visto cómo en los últimos meses la reserva de agua de sus pantanos ha ido menguando, dibujando un escenario para el 2018, año que apenas está comenzando, poco halagüeño. A día de hoy la cuenca está en situación de pre-alerta 1 y pre-alerta 2. Tanto que ya se han dibujado medidas para gestionar el que es el bien más preciado por escaso: el agua.
Como el objetivo principal es garantizar el abastecimiento humano de aquellas poblaciones que beben del Júcar, son los regantes los que verán cómo su acceso al agua quedará sensiblemente reducido para los cultivos a lo largo de este 2018. Así, el pasado 18 de diciembre y a la vista de la evolución de la sequía, de la falta de precipitaciones desde el comienzo del año hidrológico 2017-2018 y de la merma de las reservas embalsadas en el sistema, la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Júcar, reunida de manera extraordinaria, acordaba incrementar las restricciones a los usuarios de regadíos, fijándolas en un 10% para los regantes de aguas superficiales y en un 20% para los riegos mixtos. Unas restricciones que no son definitivas ya que el próximo mes de febrero se reunirá de nuevo la Comisión para analizar la evolución de la sequía y revisar los acuerdos adoptados en función de la evolución de los indicadores.
En la región los más afectados por esta reducción de dotaciones son los regantes de La Mancha Oriental, especialmente los de las sustituciones de bombeos. Se trata de regantes albaceteños de Aguas Nuevas, Los Llanos o El Salobral, que usan aguas del embalse de Alarcón, en la provincia de Cuenca, y que se enfrentan, según el presidente de la Junta Central de Regantes de La Mancha Oriental (JCRMO), Herminio Molina, a un doble problema, el primero hacer frente a una restricción del 20%. Se supone que con ello habría recursos necesarios, pero el segundo problema es que a partir del 1 de enero la curva del embalse de Alarcón (límite establecido en este pantano de Cuenca por el que la sequía limita el uso que se le puede dar al agua en Albacete) desciende.
Así, y con el pantano a un tercio de su capacidad, los recursos que salen de Alarcón, según establece el Plan Hidrológico de la cuenca del Júcar, se reservan para la USU, (Unidad Sindical de Usuarios del Júcar ) como se conoce a los regantes valencianos. “ Los usuarios de La Mancha no podemos tocarlos”, sentencia Molina.
El embalse de Alarcón ha sido desde hace años un elemento de discordia por el tema del agua en la demarcación del Júcar. Y es que desde hace años los regantes de la USUJ habían venido reclamando cerca de 1.100.000 euros al ayuntamiento de la capital por abastecerse de dicho embalse en época de sequía. De seguir sin llover y con las reservas con las que cuenta hasta ahora el embalse puede que la historia se repita, pero no será la ciudad quien pague esa compensación por el uso del agua sino que se hará cargo el Gobierno central, tal y como se contempla en el Plan Hidrográfico del Júcar.
Precisamente la situación de sequía ha hecho que la CHJ haya pedido colaboración a los ayuntamientos mayores de 20.000 habitantes. Y es que la Confederación se reunía con los municipios y mancomunidades de más de 20.000 habitantes de la demarcación para coordinar las actuaciones a poner en marcha para paliar los efectos de la sequía. En dicha reunión el organismo que gestiona la cuenca del Júcar trasladaba a los representantes municipales la necesidad de redactar o adapten sus planes municipales de emergencia ante situaciones de sequía tal como establece la Ley del Plan Hidrológico Nacional, que dispone que las Administraciones públicas responsables de sistemas de abastecimiento urbano que atiendan, a una población igual o superior a 20.000 habitantes, deberán disponer de un Plan de Emergencia que deberá tener en cuenta las medidas previstas en los Planes Especiales de actuación en situaciones de alerta y eventual sequía de los organismos de cuenca.
Los ayuntamientos tienen tres meses, plazo que arrancó el pasado mes de diciembre, para aportar sugerencias. Albacete es uno de esos consistorios afectados pero de momento no hay información sobre las aportaciones que se puedan hacer desde la capital para coordinar actuaciones que ayuden a paliar los efectos de la sequía.
Regantes murcianos piden un trasvase Júcar-Segura
En el mes de julio el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente decidía prorrogar la declaración de sequía. En el caso de la Confederación del Júcar y aunque durante este año hidrológico 2016-2017 las precipitaciones medias registradas han sido mayores que en los tres años anteriores, “estas se han concentrado principalmente en la zona costera y en la zona sur de la confederación” y “han sido escasas” en las cabeceras de los sistemas Júcar y Turia. En este sentido, el Ministerio señala en el borrador que los indicadores de sequía prolongada del alto Júcar y alto Turia “presentan valores negativos”, es decir, por debajo de la media, por lo que la situación es de “alerta y emergencia”.
Sin embargo la situación no impedía que, días antes de que el Ministerio tomara la decisión de ampliar la declaración de sequía, los regantes murcianos solicitaran la construcción de un canal que les trasvase agua del Júcar-Vinalopó. Con esta petición los regantes que se abastecen del agua del trasvase Tajo-Segura, quieren aprovechar un caudal que, según ellos, no está asignado.
En el momento en el que se conoció esta intención de los regantes murcianos, los coordinadores provinciales de Izquierda Unida en Albacete y Cuenca, Cristian Ibáñez y Jacobo Medianero, mostraban su oposición a lo que venían a tildar de “petición rocambolesca” porque aseguran es contraria al Plan de cuenca del Júcar. “No tiene sentido que el Vinalopó, que ya recibe agua de una cuenca deficitaria, pueda surtir de agua a los regantes de Murcia”, explicaba Medianero.
Apenas dos días después, el 20 de julio, era la consejera de Fomento, Agustina García Élez, quien mostraba la “total oposición” del Gobierno de Castilla-La Mancha a la construcción de un acueducto para trasvasar agua del río Júcar al Segura. “El río Júcar a día de hoy presenta un déficit de 195 hectómetros cúbicos y soporta ya tres trasvases, por lo que hablar de que su cuenca está bien es mentir”, aseguraba la consejera que al tiempo que anticipaba que “desde el Gobierno regional vamos a ir a la reunión del próximo lunes con la ministra de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, con la idea clara respecto a la demarcación del Júcar de mostrar nuestro malestar y negativa a la construcción de esta infraestructura para este trasvase; las zonas de Albacete y Cuenca ya están bastante afectadas por la situación del Júcar y vamos a defender que esa agua se quede en Castilla-La Mancha”.
Así de tajante se muestran también desde la JCRMO con respecto a la pretensión de los regantes de la vecina región. “S alguien piensa que el Júcar puede ayudar a otras zonas a solucionar sus problemas a través de la planificación hidrológica es un error”, explica Herminio Molina, y ha recordado que cuando se hace balance de su cuenca se concluye en que pasa de ser excedentario a quedar con un déficit de 195 hectómetros cúbicos, ya que atiende tres trasvases actualmente, Júcar-Palancia, Júcar-Turia y Júcar-Vinalopó.
Sequía hidrológica a niveles de los años 94 y 95
Es paradógico que habiendo llovido más que otros años la sequía hidrológica, la que determina el nivel del agua en pantanos, acuíferos y ríos, llegue en este caso a niveles de los años 1994 y 1995. “El pasado año hidrológico ha llovido, no ha sido especialmente seco, pero el problema ha sido que la lluvia llegó a destiempo, que no se podía aprovechar para el campo y los cultivo, y tampoco para los acuíferos”, se lamenta el presidente de la JCRMO.
Eso ha llevado a que el Gobierno Central prorrogara el pasado mes de septiembre el Decreto de Sequía para la Cuenca del Júcar hasta septiembre de 2018. Una situación casi límite que se vería agravada “si este año hidrológico que acaba de empezar se vuelve a consolidar como año de sequía”.