Después de dos meses de huelga, el equipo de Antonio Román continúa sin abordar el asunto de los bomberos. Los trabajadores del servicio municipal de extinción de incendios continúan reclamando volver al mínimo de 9 bomberos por turno y mejorar las condiciones en las que realizan su trabajo.
Se ha escenificado un nuevo capítulo en las hostilidades que el alcalde y sus concejales mantienen con este cuerpo de seguridad. La plantilla del cuerpo de bomberos de Guadalajara había convocado a los medios de comunicación para dar una rueda de prensa informando de las deficiencias de la red de hidrantes en la ciudad de Guadalajara. “Estando en el lugar, se persona una patrulla de Policía local entregando al compañero que iba a realizar la presentación, un escrito en el que se le amenaza con abrir expediente disciplinario, si realiza dicha presentación”, han denunciado los bomberos. “El compañero a pesar de las amenazas ha proseguido con la presentación”, aseguran.
Este hecho se suma al resto de acciones de coacción que los concejales han protagonizado para hacer desistir a los bomberos en sus reivindicaciones. Actualmente, hay cuatro bomberos expedientados y 11 apercibidos por haber ejercido su derecho a la huelga.
Entre las carencias a las que tienen que hacer frente a diario para la prestación del servicio, según un informe elaborado por los propios bomberos, una gran parte de la superficie de la ciudad tendría dificultades en caso de incendio porque “o no se encuentra dentro del radio de influencia de los hidrantes o estos no tienen presión suficiente para el servicio”.
Julio Prego, portavoz de los bomberos, asegura que “essta situación supone riesgos para el ciudadano así como para los propios bomberos”. Entre los edificios con esta problemática figuran centros docentes, sanitarios y deportivos. Además de la presión insuficiente, los bomberos han denunciado la falta de señalización de los hidrantes.
Otra de las dificultades que han denunciado los bomberos en el desarrollo de sus funciones es la dificultad de acceso a muchas calles de la capital, en muchos casos por la presencia de los bolardos instalados por el Ayuntamiento, que impide el acceso a los camiones de bomberos.