El reciente encierro taurino que se celebró el 3 de febrero en la localidad de Iriépal, pedanía de Guadalajara capital, no se recordará como otros festejos que se celebran cada año en la comarca de la Alcarria, durante las fiestas patronales de muchos municipios.
El vídeo difundido en las redes sociales por un testigo, que recoge el instante en el que el toro levanta una talanquera, se sale del recorrido establecido hacia la zona de los espectadores y embiste con furia un carrito de bebé vacío, ha reavivado el debate sobre la seguridad y el maltrato animal en este tipo de festejos. Y es que la imagen de un menor atemorizado por la cercanía del animal sobre el alfeizar de una ventana ha producido conmoción.
Los graves incidentes provocaron dos heridos, un joven de 18 años y otro hombre que se fracturó un brazo, al tratar de sujetar la valla arrancada por la res. La caótica situación llevó finalmente a la organización a suspender el encierro al no poder garantizar la seguridad de las personas. Ante esta decisión, algunos vecinos profirieron insultos y protagonizaron algunos altercados, en señal de protesta por la cancelación del encierro.
Pero, ¿qué ocurrió realmente para que el encierro por esta localidad rayara la tragedia? Diferentes medios locales y nacionales se hicieron eco del suceso. El periódico ‘Nueva Alcarria’ habló de fallos en las vallas del itinerario y de la ausencia de una ambulancia en el lugar de los hechos. Este medio se ha puesto en contacto con el alcalde pedáneo de Iriépal, Andrés Herranz, quien ha declinado hacer declaraciones. Se limita a transmitir el abatimiento que ha producido en la población el incidente.
Por su parte, Francisco Úbeda, concejal del Ayuntamiento de Guadalajara, que estaba presente durante el encierro, aseguró ese sábado al mismo periódico que, aunque los técnicos habían dado antes el visto bueno a la seguridad del recorrido antes de su comienzo, el toro rompió los anclajes.
Desde entonces, el silencio informativo ha sido constante. Ningún edil del Consistorio arriacense, del que depende administrativamente Iriépal, ha realizado declaraciones para arrojar luz sobre las razones que propiciaron el incidente en esta localidad.
El grupo Ahora Guadalajara ha exigido explicaciones al equipo de Gobierno a cerca de las condiciones de seguridad que se establecieron en este encierro, sin que hayan recibido ninguna respuesta por el momento, tal como confirma, Susana Martínez, a eldiarioclm.es
No es la primera vez que se suceden accidentes en el trascurso de los encierros de Iriépal. En el verano de 2013, otra res se salió de la zona aledaña al municipio donde se desarrollaba el encierro por el campo y llegó a uno de los accesos a la autovía A-2 por la Ronda Norte de Guadalajara, el cinturón de circunvalación de la capital alcarreña. En su avance, el animal arremetió contra varios vehículos que circulaban en ese tramo y sembró el pánico. El suceso acabó con el sacrificio del animal por parte de la Guardia Civil. Entonces, Ecologistas en Acción y el partido animalista PACMA denunciaron el encierro ante la Delegación de la Junta en Guadalajara por estimar que el festejo vulneró el reglamento de Festejos Taurinos de Castilla-La Mancha. Así mismo ambas organizaciones se mostraron en contra del trato vejatorio al toro y criticaron abiertamente que la normativa no sancione a los responsables, cuando se produce el maltrato del animal.
El Reglamento sobre Festejos Taurinos de Castilla-La Mancha, aprobado en 2013 durante la legislatura de María Dolores de Cospedal y modificado por el actual Gobierno regional en 2016, establece la prohibición en todos estos festejos de herir, pinchar, golpear, lanzar objetos o tratar cruelmente a las reses.
En alusión a los participantes, la normativa hace referencia a que la edad mínima para tomar parte en los festejos taurinos populares será de dieciséis años, si bien se permite la participación de alumnos de escuelas taurina autorizadas, mayores de catorce años. Así mismo excluye como público de los encierros a las personas que presenten síntomas de embriaguez, de intoxicación por cualquier tipo de drogas o sustancias estupefacientes o que no se encuentre en plenas condiciones físicas o psíquicas.
Con respecto a los vehículos permitidos en la suelta de reses por el campo, la normativa expresa que se permitirá el acceso de turismos que actúen de refugio de los corredores a pie y que, contribuyan al buen desarrollo del encierro, pero limita el uso de vehículos especiales a motor no autorizados como motocicletas.
Sin embargo, desde el partido animalista PACMA advierten de que el reglamento se vulnera constantemente en los encierros que se organizan en distintas poblaciones de la Alcarria. Esta situación les decidió a denunciar en diciembre de 2016 una serie de incumplimientos sobre el maltrato animal, la presencia de vehículos no autorizados, la permisividad de las autoridades con participantes subidos incluso a coches de la Guardia Civil y la invasión de carreteras y vías públicas. Todas estas escenas fueron documentadas en videos, grabados por esta formación durante el desarrollo de festejos taurinos en diversos pueblos de la comarca alcarreña.
“Prohibir los encierros”
La crudeza de las imágenes del vídeo del encierro de Iriépal ha propiciado la reacción de varias organizaciones políticas y ecologistas. Augusto Barcenilla, presidente de Ecologistas en Acción Guadalajara, afirma que el desenlace del último encierro “es el resultado del incumplimiento sistemático de la legislación sobre Festejos Taurinos, la permisividad y el descontrol total” en la planificación de estos festejos, así como se muestra “estupefacto de ver cómo hay padres que ponen en peligro a sus hijos de esa manera”.
Esta entidad conservacionista ha denunciado en diversas ocasiones estas prácticas, precisamente por el peligro que representa para las personas y el maltrato que se prodiga al animal. Por eso, reclaman a la Junta que prohíba los encierros en la provincia de Guadalajara.
Silvia Barquero, presidenta de Pacma se posiciona en la misma línea de que se prohíban los encierros, porque, a su juicio, no cumplen con la legislación y no se garantizan las condiciones de seguridad para los humanos ni el bienestar animal. Además, añade que en estos eventos “se somete al animal a un acoso y derribo permanentes mediante apaleos y pedradas que causan el estrés y, en algunos casos la muerte violenta del animal.
Pacma denunció en 2010 ante el ejecutivo de Castilla-La Mancha las vejaciones a las que se sometió a los toros a lo largo de un encierro por el campo en el municipio de Galápagos. En el vídeo que entregó como prueba se podían identificar algunos participantes ebrios, que agredían al morlaco con piedras, paraguas y lanzas. Aunque estos hechos provocaron un rechazo social, desde esta organización explican a este medio que solo han recibido por respuesta “el silencio absoluto de la administración y contratar a un veterinario” para que trabaje en estos festejos, una medida que consideran “insuficiente”.
La reticencia de algunos municipios en los que se celebran regularmente encierros a acatar la normativa es manifiesta. El alcalde de Illana canceló en 2017 un festejo taurino argumentando que el dispositivo de seguridad que se organizó para cubrir el encierro en la localidad era excesivo, no estaba justificado y deslucía el desarrollo del evento.
El alcalde de Almoguera, Luis Padrino, por su parte, aprobó una ordenanza en 2011 con la que pretendía multar a todos aquellos que filmaran imágenes de los encierros en la población, si no habían pagado antes un canon de 200.000 euros. Esta medida originó una nueva denuncia de Pacma por “presunta prevaricación del edil”, que fue desestimada después por el Juzgado de Primera Instancia de Guadalajara.
Elevar la edad mínima
El fallido encierro de Iriépal ha levantado también la controversia en torno a la edad mínima que la normativa permite para participar en estos encierros taurinos. Para Susana Martínez, concejal de Ahora Guadalajara, “no hablamos de prohibir, sino de la necesidad de reflexionar en este Ayuntamiento sobre la seguridad en los encierros, porque son eventos peligrosos para los menores y es evidente que las medidas de seguridad fallaron cuando se suspendió el festejo”.
El Grupo Municipal de Ahora Guadalajara propuso una enmienda a la Ordenanza que regula la celebración de Festejos Taurinos Populares en Guadalajara, en el Pleno municipal de julio de 2017, con el propósito de elevar la edad de los asistentes a la suelta de reses en las pedanías de Iriépal, Usanos, Valdenoches y Taracena, desde los 16 a los 18 años. Una iniciativa que no salió adelante, ya que solo contó con los votos a favor de esta formación.
El origen de esta propuesta estriba en la recomendación elevada por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU que aconseja a España y Portugal ampliar la edad de participación de los menores en estas tradiciones a los 18 años. La propuesta se dirige a la protección de los niños y a evitar su exposición a la violencia que implican los encierros. Se da la paradoja de que Guadalajara fue declarada Ciudad Amiga de la Infancia por UNICEF en 2012. “De nada sirve tener este sello si en nuestras políticas no nos preocupamos de algo tan básico como velar por la protección y seguridad de los menores. Extender la edad aseguraba un mayor control sobre los menores para evitar que se repita lo acontecido en Iriépal, que no aporta nada a los menores.”, asevera Martínez.
Otros aspectos que generan “preocupación” en esta formación de confluencias son el grado de embriaguez con el que algunas personas toman parte en estos festejos y el acceso de ciertos vehículos, que prohíbe el reglamento. “Defendemos que la organización realice controles de alcoholemia antes de los encierros, porque hay imágenes que muestran cómo corredores ebrios han participado y acosado al animal”.
Con respecto al presupuesto que el Gobierno municipal (PP) destina cada año a la planificación de los festejos taurinos en Guadalajara y sus cuatro pedanías, Ahora Guadalajara aboga por que se eliminen los fondos públicos para sufragar cualquier espectáculo de tauromaquia que implique maltrato animal. “El Ayuntamiento es poco transparente sobre el dinero que cuesta a la ciudad los eventos taurinos y lo desconocemos”.
En este sentido, según revela el mismo grupo político a este digital, durante las últimas ferias de Guadalajara, el Consistorio invirtió 21.000 euros en la grabación de los encierros que tuvieron lugar por la localidad con el objetivo de distribuir las imágenes a los medios de comunicación.