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Seguridad sanitaria y alojamiento digno para temporeros, peticiones ante el flujo migratorio previsto por el arranque de campañas agrícolas

Tras la recogida del espárrago en la provincia de Guadalajara y la llegada de unos 500 temporeros, a partir de mayo arrancan nuevas campañas agrícolas en Castilla-La Mancha, que suponen el aumento de los flujos migratorios. Además de la situación de pandemia, con medidas especiales para evitar contagios, y de las nuevas instrucciones determinadas por el Gobierno regional, el delegado del Gobierno de España en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca, ha instado por su parte a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, organizaciones agrarias, sindicatos y Administraciones Públicas a “mantener la vigilancia y el esfuerzo en el cumplimiento de la normativa sanitaria” en las próximas campañas, así como a garantizar el cumplimiento de la normativa laboral.

En la Comisión Regional de Flujos Migratorios, el delegado ha insistido también en la necesidad de facilitar “un alojamiento en cantidad suficiente y con condiciones dignas” a los trabajadores temporeros que llegan a esta región para participar en las distintas campañas. “Es una de las grandes preocupaciones que tenemos”, ha afirmado.

En la reunión se analizaron las previsiones de mano de obra para este año para las distintas campañas, especialmente las del ajo (meses de mayo y junio) y las de la vendimia (septiembre y octubre), por ser, junto con la de la aceituna (enero), las que más trabajadores requieren. Solo para la campaña de la vendimia, las estimaciones facilitadas por las organizaciones agrarias son de más de 31.000 trabajadores requeridos, si bien, ha subrayado Tierraseca, “teniendo en cuenta que en el Servicio Público de Empleo de la región hay, como demandantes de empleo agrario, más de 40.000 personas inscritas, se puede garantizar que durante este año 2021 tendremos suficientes trabajadores disponibles”.

Por estos motivos, Tierraseca ha instado, asimismo, a que se mantenga el grado de vigilancia y seguimiento de las medidas de prevención y seguridad sanitaria en cada una de ellas, aunque ha confiado en que “conforme avance el proceso de vacunación, se tenga una menor incidencia de casos de COVID” y que ese descenso pueda notarse ya “en las campañas de la vendimia y la oliva próximas”.

Incidencia baja de contagios

Un cumplimiento de medidas, ha planteado también el delegado del Gobierno, que “está siendo muy mayoritario” en los ‘tajos’ y que se constata en que “ha habido una incidencia muy baja de contagios entre trabajadores temporeros” en los lugares de trabajo al aire libre. Por ello, ha pedido que “se extremen las precauciones” en los sitios cerrados, como pueden ser las naves, cooperativas o los vehículos de transporte colectivo de los trabajadores.

A partir de ahora, las situaciones de las campañas en cada territorio de la región se abordarán de forma más específica en las Comisiones Provinciales de Flujos Migratorios previstas para las próximas semanas, ha recordado que la normativa vigente permite “la movilidad entre territorios para actividades profesionales como una de las excepciones justificadas a los cierres perimetrales”.

En esta comunidad autónoma está vigente una orden específica de medidas de prevención de COVID-19 aplicables a las explotaciones agrícolas que acojan trabajadores y trabajadoras temporales. De este modo pretende evitar la aparición de nuevos brotes epidemiológicos y nuevas cadenas de transmisión no identificadas que comprometan su garantía de la integridad física y su salud.

Entre las medidas recogidas, se establece que en los casos en que el alojamiento de las personas trabajadoras sea responsabilidad de las empresas empleadoras o usuarias en aplicación de las normas legales establecidas, esta deberá habilitar dependencias que permitan el aislamiento de las personas trabajadoras contagiadas o sospechosas de haber contraído la enfermedad. Las entidades locales colaborarán entre otras medidas, a facilitar la disponibilidad de recursos habitacionales para el aislamiento de las personas contagiadas o sospechosas de haber contraído la COVID-19, cuando el aislamiento no pueda ser garantizado de conformidad con lo dispuesto en el párrafo anterior.

Planes de contingencia COVID

La empresa empleadora o usuaria tiene que adoptar un Plan de contingencia COVID-19 que incluya las medidas organizativas, técnicas y de formación de las personas trabajadoras que aseguren la prevención y control de la transmisión y la infección por SARS-CoV-2 entre el personal trabajador, en todos los procesos relacionados con la recogida, transporte y almacenamiento de la producción agrícola.

También debe establecer medios de coordinación con los agentes sociales, las entidades locales, las autoridades sanitarias y otros agentes involucrados para abordar de forma integral, no solo las condiciones de trabajo, sino también las condiciones de vivienda y transporte, el acceso al sistema de salud y a las prestaciones sociales. Además, deberá prever la existencia continua de los materiales necesarios para que este Plan pueda ser ejecutado y mantenido, tales como materiales de protección personal, materiales relativos a la cartelería o materiales de limpieza y desinfección, tanto de manos como de superficies, equipos y locales.

Se han de adoptar medidas de prevención personal encaminadas al cumplimiento por parte de cada persona trabajadora de las medidas de protección generales (distancia de seguridad, uso de mascarilla, higiene respiratoria, desinfección de manos); limitación de contactos, para reducir la posibilidad de transmisión del virus y las posibles cadenas de transmisión; medidas de limpieza y ventilación, que reduzcan las posibilidades de transmisión del virus; y de gestión de casos, encaminadas a la detección temprana.

Las aplicaciones de estos cuatro principios deben ser específicamente revisadas en los distintos escenarios (traslados hacia y desde la explotación, desarrollo de la labor agrícola, momentos de descanso, comedores o comunes, alojamientos ) y teniendo en cuenta los distintos perfiles laborales de trabajo existentes (agrícolas, de maquinaria, aplicadores o forestales).

Se tendrá en cuenta que las medidas deben ser de fácil comprensión y ejecución, siendo acordes a la realidad existente en su explotación, de tal forma que puedan convertirse en parte de la “rutina de trabajo”. También establece como recomendable crear la figura de responsable COVID-19, identificada, que será la encargada de vigilar la implementación de las medidas de prevención y referente para las personas trabajadoras en caso de que presenten dudas o necesidades concretas. Dada la multiculturalidad existente en las personas trabajadoras temporales será necesario abordar esa información en los distintos idiomas de las personas trabajadoras.