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ALBACETE

La historia del legado de una rica heredera de Albacete: 30 millones de euros en el limbo más de medio siglo

Esta es la historia del patrimonio de una rica heredera de Albacete, cuyo legado fue parcialmente modificado y cuya última voluntad ha llegado hasta nuestros días desde el tardofranquismo, sin haberse cumplido. Es la historia de casi 30 millones de euros que, entre varias tierras, joyas, cuadros y documentos de gran valor, han quedado en el limbo más de medio siglo. Es la historia de la herencia de Purificación Urrea desde su fallecimiento en Albacete en 1966 hasta hoy. Y la historia del desenlace final de todos estos hechos, que no se ha despejado hasta 55 años después.

Esta adinerada mujer era hija de Pedro Urrea y Sandoval, un gran terrateniente, muy conocido a principios de siglo XX en tierras albaceteñas, que dedicó su vida a la administración de su fortuna y que fue elegido alcalde de la ciudad y también presidente de la Diputación Provincial.

Tras su fallecimiento, Purificación heredó una considerable fortuna, patrimonial, documental y monetaria. Se casó en primeras nupcias en 1910 con el hijo menor de los vizcondes de San Germán, Jesús Colomer y Ramírez de Arellano, que falleció en 1927, y dos años más tarde contrajo matrimonio con Ramiro Undabeytia y Álvarez de Lorenzana. De su primer matrimonio nació su único hijo, Jesús Colomer Urrea, que murió sin tener hijos en 1942. Por todo ello, esta mujer falleció sin descendientes directos en 1966.

En su testamento declaró como heredera “condicionada” de todo su patrimonio a la Orden Religiosa de los Hermanos de San Juan de Dios Arcángel de Aragón: escrituras de compra-venta, testamentos varios de objetos personales e incluso documentos históricos. El más antiguo data de 1513 y se trata del Codicilo (una disposición que el testador añade a su testamento con posterioridad a ser otorgado) por el que Doña Antonia de Cantos Cortés funda un patronato pío sobre la heredad de Las Tiesas en el término municipal de Barrax (Albacete). Está catalogado como archivo de interés en el Ministerio de Cultura.

Esta orden religiosa tenía un plazo de cinco años para crear una fundación que debía poner en marcha un hospital “que albergara y sanara a los niños pobres y desvalidos”. Según su testamento, transcrito en los archivos municipales y en las numerosas sentencias posteriores, de no cumplir con esta voluntad, perdería su condición de heredera en favor de la Diputación de Albacete. Así sucedió. La Institución provincial pasó a disponer de ese patrimonio con la misma finalidad. En su caso, debía ejecutarlo “en el menor tiempo posible”.

La Diputación se hizo cargo porque en 1967 la orden religiosa renunció a su condición de heredera sin haber creado la fundación. Fue el 19 de octubre de 1968 cuando se firmaba la escritura de herencia, siendo Antonio Gómez Picazo presidente de la Institución provincial. Esta administración asumió todos los bienes muebles e inmuebles de la fallecida, valorados en casi 30 millones de euros y que, tras el pago de diferentes deudas, quedaron en 28 millones de euros.

Joyas, ajuar, dinero y tres fincas luego transformadas

Se incluía el ajuar doméstico de la testadora, sus joyas, el dinero en metálico depositado en diferentes cuentas bancarias y acciones. A todo ello se sumaron tres fincas rústicas que por entonces eran totalmente de secano: Las Tiesas, La Casa del Pozo en Valdeganga y San Gregorio en Alpera.

Desde entonces, la Diputación había sido depositaria de los bienes. En el caso de las fincas, las transformó en zonas de regadío. De hecho, en Las Tiesas, durante años sí llegó a haber un centro de atención a drogodependientes, pero nunca el proyecto que Urrea había pedido al ceder su herencia a esta institución: según explica la Diputación, la propia evolución social de los tiempos “hizo ver pronto que no tenía sentido esa voluntad de crear un hospital para niños pobres y desvalidos” al establecerse una sanidad pública y universal.

Aun así, la institución buscó cumplir ese deseo a través de distintas vías con el fondo social del fin planteado por la testadora: por ejemplo, con el Hospital de Las Tiesas (construido en la propia finca mencionada) o con la Institución de Beneficencia (la actual Residencia San Vicente de Paúl).

Pero fue en 1999 cuando familiares indirectos de Purificación, en distintos grados de consaguinidad como Antonia Bleda Urrea, Amparo Falcón Colmenero, Dolores Antonia Falcón Colmenero, Aurora Urrea Rodenas y Gloria Urrea Moreno iniciaron un procedimiento judicial pidiendo la “ineficacia” de la condición de heredera de la Diputación “por incumplimiento del testamento”. Lo hicieron como comunidad hereditaria, es decir, coherederas de un patrimonio colectivo, pero sin atribución de un reparto concreto.

En 2001, la Audiencia Provincial entendió que quien debía crear el Hospital era una fundación que la Diputación nunca constituyó, señalando ahí el incumplimiento del testamento, y declaró con ello la apertura de la sucesión a favor de sus herederas legítimas, entre ellas sus sobrinas y otros familiares.

Desde esa sentencia de principios del siglo XXI y hasta el año 2018 sí que fueron declaradas herederas de Purificación Urrea distintas personas tras largos procesos judiciales. Un lapso en el que, en 2013, la Diputación adquirió la cuota hereditaria de Aurora Urrea Rodenas (y, con ella, los derechos y obligaciones de esta heredera). Igualmente, en 2014, la Institución provincial sacó a licitación la explotación agrícola de las Fincas de Las Tiestas, Casa del Pozo y San Gregorio, con informes periciales cuantificando que el valor de las fincas ascendía a más de 27 millones de euros tras su transformación integral a regadío.

El proceso judicial se dilató. Tras conseguir su reconocimiento como herederas, continuaron los litigios para reclamar la herencia y finalmente el Tribunal Superior de Justicia dictaminó este año que la Diputación debía devolver todos los bienes con el objetivo original de crear la fundación indicada en el testamento. Y además, 11 millones de euros por poseer “de mala fe” dicha herencia.

Ese importe se calculó en concepto de rendimiento, entre 1968 y 2014, de las fincas rústicas vinculadas a la herencia de Purificación Urrea. “No compartíamos el fondo de esa sentencia ni el pago de esa indemnización porque entendíamos que esos bienes no se habían poseído de mala fe desde el año 1968, pero este equipo tiene muy claro que las sentencias se acatan y vamos a proceder al pago”, explicó tras conocerse la sentencia el presidente de la Diputación, el socialista Santiago Cabañero.

En la última resolución judicial que ordena el pago de los 11 millones de euros, el juez estipula que la disposición testamentaria era “clara”. “No bastaba con destinar los bienes hereditarios a fines benéficos, era necesario que se constituyera la fundación y se le transfirieran esos bienes” con el objetivo de crear en Albacete un hospital “destinado a albergue, asistencia sanitaria y recuperación funcional de niños pobres que estén enfermos y desvalidos”.

La sentencia también precisa que en ninguna forma Purificación “pensó, ni por supuesto quiso” que la heredera de sus bienes fuese la Diputación de Albacete y si ello ha ocurrido durante largo tiempo y durante el mandato de varias corporaciones, “solo ha sido por una voluntad deliberadamente rebelde de dicha entidad al cumplimiento debido de las obligaciones que asumió al aceptar la herencia, conviniéndole más detentar un copioso y variado caudal como propio, que cumplir el mandato y la voluntad de la testadora”. Esa situación, afirma, ha podido variar en todo momento si se hubiera creado la Fundación prevista.

De cualquier forma, la Diputación siempre ha negado “mala fe”, ha defendido la gestión de este patrimonio y ha manifestado su deseo de que ese legado se cumpla. No ha querido recurrir la última sentencia y ha pagado la indemnización. Ha podido hacerlo en el tiempo estipulado y conforme a la ejecución de la sentencia gracias “a las cuentas saneadas” de la institución.

La futura fundación

Por su parte, Mariano López Ruiz, representante legal de una parte de las herederas, ha confirmado a elDiarioclm.es que una vez solventada esta cuestión, el próximo paso es la inminente constitución de la Fundación Purificación Urrea, ya encargada en una notaría.

Esa fundación será la que reciba todo el patrimonio, incluidos los bienes inmuebles y sus arrendamientos, junto con los 11 millones de la Diputación. Es más, la institución provincial formará parte también del patronato en función del trámite de 2013 que por la que compró su cuota a una de las herederas.

El abogado también detalla que ninguna de estas personas tendrá acceso a los bienes de su ascendiente, ya que deberá formar parte del patrimonio de la fundación, que se encargará de la construcción del futuro hospital. Por el momento se desconoce la fórmula legal de atender esa última voluntad de Purificación, aunque la obligación legal es que la fundación constituida ad hoc dedique todo el dinero a un futuro centro hospitalario infantil. Con ello culminará “previsiblemente”, apuntan fuentes jurídicas, todo el proceso.

eldiario.es/Castilla-La Mancha

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