“Vivir es un derecho, no una obligación”, se lee en la pancarta sostenida por un grupo de activistas de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) concentrados en la madrileña Puerta del Sol, para celebrar la entrada en vigor de la Ley de la Eutanasia. La foto es de junio de 2021. La norma introducía en nuestro ordenamiento jurídico este nuevo derecho individual: la ayuda para morir en un contexto de sufrimiento debido a una enfermedad o padecimiento incurable que la persona experimenta como inaceptable y que no ha podido ser mitigado por otros medios.
Tres años y medio después, la objeción de conciencia entre los profesionales sanitarios es un serio escollo en la aplicación de la ley en Castilla-La Mancha. No se registran. No quieren verse señalados. Pero también es un hecho que la sociedad está más madura sobre la realización de esta práctica, como coinciden en señalar todas las personas que hablan para elDiarioclm.es. “Hace falta formación bioética y también más información a la ciudadanía”.
Como muestran las encuestas, se ha producido un cambio en la percepción pública de la eutanasia a la hora de admitir que las personas decidan sobre su propio final porque es una forma de reducir su sufrimiento. Etimológicamente, 'eutanasia' significa “buena muerte” y la ley la considera muerte natural a todos los efectos. De lo que se trata es de establecer en qué supuestos y qué profesionales pueden ayudar, y garantizarles que no van a acabar en un juzgado. Esta ley lo consigue.
En muchos casos la prestación se pide demasiado tarde
Según datos de la Consejería de Sanidad, 19 personas han recibido la prestación de ayuda a morir desde la aplicación de la ley en Castilla-La Mancha, y desde su creación en 2021, la Comisión de Evaluación y Garantías, que vela por la seguridad clínica y jurídica del proceso, ha analizado 80 peticiones (24 en 2024) y resuelto 68.
La ley establece unos 45 días para la realización de todo el proceso desde la solicitud de la eutanasia, aunque esto depende en gran medida de cada comunidad autónoma y de las circunstancias. 25 personas han fallecido en la región mientras esperaban la prestación, pero la diferencia entre el número de solicitudes y los que reciben finalmente la eutanasia no está vinculado con la carga de trabajo.
La ley es sumamente garantista y tiene muchas cautelas. Resulta de una aplicación muy compleja. Pacientes, familias y profesionales necesitan de acompañamiento porque aparecen muchas dudas. A los profesionales les surgen también y no saben como resolverlas. Tienen que saber a quién preguntar y la formación es fundamental.
El filósofo José Luis Esteban, hace un balance positivo de su aplicación. “Es verdad que está siendo muy trabajoso poner en marcha la ley. Nos encontramos con años de pandemia y hubo muchas dificultades. Este integrante de la Comisión de Garantías explica que ”ha habido que desarrollar guías, protocolos y manuales de buenas prácticas y protocolos de fármacos“.
En Castilla-La Mancha hay gerencias sanitarias vinculadas al Servicio de Salud (SESCAM) que funcionan mejor que otras. “Las que lo hacen bien sirven de dinamización y apoyo para las que no tienen la misma agilidad”, explica y valora que la Consejería de Sanidad haya habilitado en todas las gerencias a un responsable de humanización que lleva directamente estos temas. “Es un referente para los sanitarios que tienen que intervenir. Es clave esta figura”.
La objeción de conciencia es un problema serio en algunas provincias
“Pero la objeción de conciencia en algunas provincias es un problema serio”, dice Ángel García Millán, asesor jurídico y presidente de la Comisión de Garantías y Evaluación. “Debería ser una reflexión seria del profesional porque también está la cripto objeción, la que se realiza por intereses o por no ser señalado. En algunos servicios del área de Talavera de la Reina nos hemos encontrado a médicos declarados objetores en bloque, siendo algo exclusivamente personal y en algunas otras áreas de la región hay que dar muchas vueltas para encontrar a alguien. En Toledo hay mucho médico combativo. Ocurrió lo mismo con el aborto. Si en un grupo hay una mayoría objetora, pues posiblemente el que no lo es acabe siéndolo”.
En algunos servicios del área de Talavera de la Reina nos hemos encontrado a médicos declarados objetores en bloque, siendo algo exclusivamente personal y en algunas otras áreas de la región hay que dar muchas vueltas para encontrar a alguien. En Toledo hay mucho medico combativo. Ocurrió lo mismo con el aborto
Hay debate y discrepancias sobre los límites de la objeción de conciencia en los distintos pasos del proceso. “La ley ha sido pobre en su redacción, precisa García Millán, y yo tengo dudas, pero es complicado”.
En nuestra comunidad autónoma el “registro de profesionales sanitarios objetores de conciencia para la eutanasia” solo recoge a 283, de los que 208 están en las Zonas Básicas de Salud. Muchos de ellos se harán objetores cuando les llegue un caso. Este registro se creó hace un año y se aplica a los sanitarios de la comunidad autónoma del ámbito público y privado. Sanitarios registrados de hospitales privados solo hay tres. “Cuando el paciente le pide eutanasia a un médico es un mundo, pero las unidades de humanización trabajan mucho porque se disipe el problema de la objeción de conciencia y encuentran a profesionales dispuestos a intervenir. Muchas veces la dilación aparece al principio del proceso si se ponen pegas para tramitar la solicitud”.
El cumplimiento de los plazos interesa mucho socialmente, pero el problema no está en ellos. En Castilla-La Mancha se han aumentado las “duplas”, un profesional sanitario y un jurídico que avanzan en el análisis del caso asignado. Tienen siete días para hacer un informe, pero la documentación debe llegar suficientemente completada y clara el contexto eutanásico.
Lo que hay que mejorar también -dice García Millán- son los datos sobre la estadística de casos, “porque no puede haber baile de números y a veces no coinciden según quien los maneje”. Las comunidades autónomas los envían al ministerio de Sanidad que se encarga de publicarlos en su web institucional.
La Gerencia de Atención Integrada de Guadalajara, un caso sobresaliente
Sandra Ropero es la enfermera responsable de humanización y profesional de referencia para la prestación del derecho a morir en la Gerencia de Atención Integrada de Guadalajara. Reivindica que el profesional de Enfermería -que forma parte del equipo asistencial y administra los fármacos ayudando a morir- pueda estar en todo el proceso como parte del equipo que acompaña a la familia desde el primer momento. “Hay pacientes que tienen más confianza con su enfermera La figura de la enfermera tiene que aparecer en la ley”.
Subraya la importancia del profesional de referencia en las gerencias. “Es fundamental”. Garantiza que el paciente reciba toda la información y comprenda todas las consecuencias de su decisión. “Implica una responsabilidad emocional importante. Facilitar la muerte también afecta al círculo cercano. Es importante ayudar a sus familiares para que comprendan. Se hacen muchas visitas domiciliarias, la psicóloga de paliativos también se implica y la trabajadora social”
Sandra, que ha acompañado a los equipos asistenciales en todos los casos de eutanasia practicada en Guadalajara, explica que el duelo se hace durante el proceso y hasta la resolución. “Cuando el paciente hace su solicitud se siente aliviado, pero una vez que recibe el informe de resolución favorable le cambia la cara y se intentan cumplir los plazos mínimos para que no se genere más ansiedad”.
La Gerencia de Guadalajara es un caso sobresaliente en la comunidad autónoma. De las 17 solicitudes recibidas, actualmente hay una en curso, 10 han recibido la prestación de ayuda a morir de las 19 de todo el territorio. “La gente está cambiando de mentalidad. No estoy teniendo problemas para encontrar profesionales”. Considero que el respeto a la autonomía en la decisión de morir es una expresión de compasión reconociendo el derecho del individuo a evitar un sufrimiento prolongado e innecesario“.
El paciente elige como quiere que se le administren los fármacos, por vía oral o intravenosa y también el lugar. “En la provincia de Guadalajara, cuatro se han hecho en el domicilio. Seis prestaciones se han hecho en el hospital y tres de estas personas donaron sus órganos”.
El médico de Primaria es a quien habitualmente le hacen la solicitud. También a los especialistas, “pero con los profesionales de primaria se lleva mucho mejor hacer esta prestación”, añade Sandra Ropero
La experiencia en el Centro de Salud
Sonia Álvarez es médica de Atención Primaria. “He acompañado y ayudado a dos personas diagnosticadas de un cáncer terminal que tenían mucho sufrimiento”.
El primer caso que atendió no era de su cupo “porque hay un porcentaje altísimo de sanitarios objetores que dicen que no han estudiado medicina para ayudar a morir, sino para ayudar a vivir. Y no me creo que obedezca a motivos religiosos. ¿Puede ser por ignorancia?, se pregunta. Pues se es ignorante porque se quiere, se puede estudiar se puede leer. Que haya falta de profesionales es irrespetuoso porque se espera mucho de nosotros”.
Son muy valientes. Los pacientes que han pedido ayuda para morir hasta hoy hacen un trayecto personal hasta vencer el miedo cuando sienten un sufrimiento irreparable o un alto nivel de dependencia
Resulta lógico el debate interior que asalta a un profesional al que su paciente desde hace años le dice “quiero que me ayude a morir. Tienen que saber qué hacer para no salir corriendo. Puede no ser objetor, estar de acuerdo con la ley y que una petición así le provoque un debate moral interior”, reconoce.
“Son muy valientes. Los pacientes que han pedido ayuda para morir hasta hoy hacen un trayecto personal hasta vencer el miedo cuando sienten un sufrimiento irreparable o un alto nivel de dependencia” explica la psicóloga María Castillo. Ella es activista de la Asociación Derecho a Morir Dignamente y se refiere a uno de los casos atendidos en Guadalajara: un paciente muy joven que sufría una lesión cerebral que le había condenado a estar en cama de por vida. Solicitó la eutanasia con donación de órganos. “Fue un acto de generosidad impresionante”.
A veces, la diferencia entre morir bien o mal depende de si conoces qué derechos sanitarios te amparan al final de la vida. Ya hemos conquistado muchos, y ejercerlos ayuda a planificar una buena muerte.
Profesionales involucrados en la aplicación de la ley coinciden en señalar que sigue habiendo un gran desconocimiento sobre la eutanasia entre sanitarios y ciudadanos y aunque el número de peticiones aumenta con el paso de los años, se mantiene una escisión importante entre quienes están a favor y en contra, dice María Castillo. “Los carteles para difundir la jornada que celebramos en Guadalajara el pasado 29 de noviembre no duraron ni 20 minutos en la plaza de Santo Domingo”.