Nano Jr., ¿influencer y modelo para jóvenes o utilización del estereotipo del 'buen pobre'?

“Si tú vienes de una buena familia, te dan tu paga, no te falta nada, por qué dejas el instituto, por qué te gastas el dinero en porros, en beber, en fiesta, en mierdas. Hermano, no vayas de lo que no eres, porque no sabes lo dura que es esta vida, de verdad”. Con estas palabras, en un vídeo de TikTok que acumula más de seis millones de visitas, se desató el fenómeno viral del influencer Nano Jr, un joven que explica en las redes sociales que compaginaba dos puestos de trabajo para poder ayudar a mantener la economía familiar. Una parte de la opinión pública identificó su historia con la superación y el esfuerzo. Un empresario andaluz llegó incluso a regalar un coche al joven, para 'ayudarle' con sus trabajos.

¿Influencer y modelo para los jóvenes o utilización del estereotipo de 'buen pobre'? El debate está servido. Tras la explosión viral, su vida ha cambiado. El alicantino de 22 años, que vive en Toledo, y cuyo nombre real es David, pasó de tener dos trabajos, y solo unas cuantas horas libres al día, a tener su propio podcast, 'La verdadera calle'. Lo compagina con su fuerte exposición en redes sociales y ahora también ofrece talleres.

El Ayuntamiento de Toledo, que gobiernan PP y Vox, anunció el 'fichaje' del joven como parte de las actividades del Plan Corresponsables para los días de Semana Santa. Este plan está financiado por el Ministerio de Igualdad y tiene como objetivo “iniciar el camino hacia la garantía del cuidado como un derecho en España desde la óptica de la igualdad entre mujeres y hombres”, según se explica en la web de este ministerio.  

La intención, en este caso, es ayudar a las familias con el cuidado de sus hijos menores en los días sin actividad lectiva. En una rueda de prensa la concejala de Asuntos Sociales, Inclusión, Familia y Mayores, Marisol Illescas, del PP, señaló que la participación de Nano Jr. en las actividades podía ser “muy interesante” para los adolescentes de la ciudad de Toledo, así que se ofertó el taller Tener calle, cómo ser un influencer corresponsable para niños y niñas entre 10 y 16 años.

Su participación se tildó de “actividad estrella” entre las organizadas por el ayuntamiento para estos días festivos. La concejala dijo que “es muy importante que se dé visibilidad a todas aquellas familias que pueden tener especiales dificultades para la corresponsabilidad y queremos poner en valor el trabajo y el esfuerzo de aquellas personas que pueden ser muy jóvenes, como es Nano Junior, pero que se han esforzado porque la corresponsabilidad sea lógicamente un hecho en su familia”.

Pero la Plataforma 8M de Toledo criticó duramente la decisión municipal de contratar al influencer. “Estamos indignadas al comprobar que con los fondos del Ministerio de Igualdad... un joven de 22 años sin formación en materia de igualdad ni de corresponsabilidad, y sin la preparación suficiente para dirigirse a nuestros niños y niñas, impartirá una charla sobre corresponsabilidad en la familia”, afirmaban.

Si un chico de 16 años tiene que dejar de estudiar para sostener la economía familiar, como es el caso de este joven, algo falla en este sistema

El colectivo feminista lamentaba que se acudiera a una figura que tacharon del “fracaso de los servicios sociales”. “Si un chico de 16 años tiene que dejar de estudiar para sostener la economía familiar, como es el caso de este joven, algo falla en este sistema”, aseguraban en un comunicado. En su opinión, el joven se vio “obligado” a abandonar su formación“ para conseguir ”el sustento de su familia“, en lugar de ”dar a su madre las oportunidades y herramientas necesarias para que ella y sus hijos tengan una vida digna, que es la finalidad del dinero de estos fondos del Plan Corresponsables“.

Por eso, finiquitaban, “pensamos que la cuestión de la corresponsabilidad es más seria de lo que aquí se presenta”. “Lamentamos comprobar una vez más la falta de conocimientos del Gobierno Municipal de nuestra ciudad sobre lo que significa el feminismo y la lucha por la igualdad”.

Y entonces la inicial charla sobre corresponsabilidad se ha terminado convirtiendo en un taller bajo el lema 'Cómo ser buen influencer', que se celebró el último día de las actividades y sin que elDiarioclm.es, interesado en acudir al taller, pudiera estar presente en la charla.

El resto de los días, las monitoras enseñaron danza urbana, 'k-pop', y “espacios de opinión y reflexión” a una decena de menores de entre 10 y 16 años. Desde el Ayuntamiento toledano, y tras la polvareda, han querido enfatizar que se planteó como un espacio “lúdico” y no formativo, con profesionales titulados que mediaban en las distintas actividades. Además, han resaltado que la actividad fue organizada por una entidad privada, y que el Consistorio “no paga” al influencer por su participación.

Nano: “Quiero hacer una revolución”

Hablamos con el Nano Jr el miércoles, justo antes de comenzar la actividad. “Ser buen influencer es utilizar las redes para bien. Nos guste más o menos, los jóvenes están con los móviles y yo quiero enseñar a mis seguidores a hacer las cosas bien”, explicaba en la puerta del taller, que se celebró en un local privado.

“Esto significa mucho para mí. Son oportunidades para los chavales que me hubiera gustado tener, que un chaval me guiase así a la edad que tienen y me diera su apoyo. Me encanta dar estas charlas, que me escuchen y hacerles pensar, y seguir el contacto con ellos para saber cómo evolucionan”.

El público objetivo del taller eran menores de entre 10 y 16 años. “Lo hemos hecho para chavales tan pequeños, porque están en una edad clave, para elegir el buen camino. Qué amistades tendrán, buenas, malas y también hacer un uso de las redes. Sabes que hay mucho Photoshop y que se pueden hacer muchas tonterías con los móviles”, recalca, en la línea de los argumentos, que también esgrime en sus vídeos en las redes sociales.

Pero, ¿qué es utilizar bien las redes? Él lo tiene claro. “Es utilizar el internet como algo bueno, para hacer los deberes o para ayudarnos. No para estar todo el día en videojuegos, o inteligencia artificial, o mierdas para hacer bullying a otra gente. No. Lo que queremos es que se hagan cosas buenas”, explica el joven.

Además, a esto añade que el móvil debe ser algo “secundario” en la vida de los más jóvenes. “Yo lo utilizo como algo secundario y eso es lo que quiero enseñar. Porque vienen diciéndome, 'quiero ser influencer'. Vale, pero debe ser siempre con cabeza. Siempre buscar un trabajo principal. Ese es mi objetivo, que no se les nuble la cabeza”, recalca. Está orgulloso de la recepción que tiene su actividad. “Obviamente, quieren conocerme y escucharme, para ver qué se les puede aconsejar”, remata.

Y el concepto de 'tener calle', ¿qué implica?, preguntamos. “Lo que yo quiero es cambiar el concepto de lo que es ahora. Se utiliza la calle para vestir como chulos, hacer el tonto, hacer bullying. Pero lo que yo quiero inculcar es que la calle es salir adelante, estar con la familia, superarte a ti mismo. Quiero cambiar el concepto y hacer una revolución, y poco a poco creo que lo estoy consiguiendo”, finiquita antes de entrar a su taller.

“Siempre se corre el riesgo de que se desvirtúe el mensaje que puede transmitir un influencer

El sociólogo Mariano Urraco, del Colegio Oficial de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha, y autor de Una juventud zaleada. Crisis y precariedades (Tirant Lo Blanch, 2021) cree que no es tan sencillo alabar o criticar este tipo de actividades, sobre todo cuando se añade la variable de las redes sociales. “Y más aún, si hablamos de una interrelación con instituciones públicas. Siempre se corre el riesgo de que se desvirtúe el mensaje que puede transmitir un influencer, como puede ocurrir en el caso de un taller de corresponsabilidad”.

Urraco señala que en este caso, cuando el público es menor de edad, el principal problema que ve en el planteamiento es precisamente la palabra “corresponsable”. “Esto es sintomático de la dificultad que encuentran estos dos mundos que se quieren poner en contacto”, describe, porque “los códigos que manejan los políticos, no son los que maneja la ciudadanía”. De todos modos, valora como algo positivo el intento de acercar la institución con figuras como un influencer.

Y en este caso señala que es una figura que puede encajar, porque representa también al colectivo al que se dirige el programa, los más jóvenes. Nano, señala Urraco, es un influencer que “sí trabaja con una situación real”, y que por eso funciona para que el público se sienta “representado” por él.

“Lo que me preocupa es el propio chaval”, explica, por otro lado. “Puede acabar dentro de un mercado que es cruel, que consume y lo mismo que consume, desecha a la gente”, explica el sociólogo. “El mayor riesgo que puede tener, es acabar como un juguete roto”, resalta. “Es positivo que su situación haya cambiado, pero debe saber gestionarlo y tener recursos que no mucha gente tiene”, advierte el experto.

“Lo que se debe evaluar es si estos talleres están bien planteados y tienen contenido que se pueda transmitir. Y esto le corresponde al Ayuntamiento”, concluye Urraco.