Entrepeñas y Buendía, los embalses de la cabecera del Tajo. Un entorno “expoliado”, “vapuleado” y “muy maltratado”. De hecho, existe el llamado 'efecto 80' que hace referencia a la cantidad de agua que han ido perdiendo desde aquellos años. Debido a varios factores, pero entre ellos, el trasvase hacia el Segura. Y ahora también la necesidad de mantener unos caudales ecológicos “río abajo”.
Es por eso que la Asociación de Municipios Ribereños de la cabecera del río, que lleva varias décadas trabajando en favor de proteger y garantizar el bienestar de los embalses, ha decidido presentar una propuesta con unas nuevas reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura. Entre esas propuestas se incluye la necesidad de disminuir la cantidad máxima de agua trasvasable cuando los embalses se encuentran bajo mínimos.
Es un cambio que consideran “necesario” ante los nuevos caudales ecológicos mínimos que debe tener el río de acuerdo con el nuevo plan de esta cuenca hidrográfica.
El informe 'Inclusión de los caudales mínimos del Tajo en las reglas de explotación del trasvase', que cuenta con la participación de la Cátedra del Tajo UCLM-Soliss y de Antonio de Lucas, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos y doctor por la Universidad de Alcalá, presenta un modelo en el que se “minimizan” las situaciones de excepcionalidad hidrológica. Es decir, aquellas en la que los embalses se encuentran bajo mínimos, y que en las actuales reglas de explotación se corresponden con los niveles 3 y 4, en los que la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en funciones, Teresa Ribera, debe decidir si se realiza un desembalse de agua a Levante o no, o en el que directamente se bloquea la posibilidad de un trasvase.
“Ambos embalses tienen ahora una doble presión”, señalaba Borja Castro, presidente de la Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía, que es la de los trasvases y también la de poder garantizar los cauces ecológicos del río en sus tramos más al sur. “Hemos de atajar esto de manera urgente, porque se ha reducido su almacenamiento en un 40%”, explicaba el también alcalde de Alcocer.
“El agua no entiende de electoralismos, ni de caprichos políticos, la situación es urgente”, resaltó a la vez que reconocía la mejoría al “estabilizar los trasvases”. Reducir las situaciones de “excepcionalidad hidrológica”, explicó Beatriz Larraz, directora de la Cátedra del Tajo, es también reducir una situación que “no es deseable” para el entorno de los embalses, que en los últimos nueve años han estado once meses en nivel 4, es decir, cuando menos agua tiene.
Propuestas concretas
Lo principal que se pone encima de la mesa con este informe, que tienen ya en sus manos el Gobierno de Castilla-La Mancha y el de España, así como el sindicato de regantes del trasvase Tajo-Segura (SCRATS), es que se reducen las cantidades trasvasables cuando los pantanos estén “más o menos llenos”. De este modo, en los niveles de “normalidad”, se pasaría de desembalsar los 27 hectómetros cúbicos actuales del nivel 2, que todavía se considera de “normalidad”, a sólo 16 hectómetros, y en el nivel 3, ya de excepcionalidad hidrológica, se pasaría de poder desembalsar 20 hectómetros cúbicos a sólo 8.
El estudio “se ciñe escrupulosamente” a lo establecido en la disposición adicional quinta de la Ley 21/2015, que indica que podrán modificarse los parámetros de las Reglas de Explotación “con el único objetivo de dotar de mayor estabilidad interanual a los suministros [por el trasvase], minimizando la presentación de situaciones hidrológicas excepcionales a las que se refiere el nivel 3”.
“Lo más importante es que con los embalses casi vacíos estaríamos pidiendo un trasvase máximo, siempre en base a la decisión del Ministerio, de 8 hectómetros cúbicos. Una reducción muy alta en relación al actual”, señaló Beatriz Larraz. “Es una decisión arriesgada, no decimos que no, pero es lo que nos gustaría que hubiera para que Entrepeñas y Buendía pudieran cumplir con sus funciones”, remató.
Técnicamente es posible hacer una buena gestión de Entrepeñas y Buendía, aún en el marco normativo que es limitante con la cuenca del Tajo
“Se va a trasvasar menos agua, pero de manera más constante”, resumió la experta de la Cátedra del Tajo. Por su parte, Antonio de Lucas insistió en que la propuesta técnica se ciñe a la legislación para poder “dar mayor estabilidad” también a los suministros del trasvase. De este modo explicó como quienes reciben el agua, principalmente los regantes de las zonas de la Comunidad Valenciana, Murcia y también Andalucía, podrán contar con un suministro garantizado y saber con qué puede contar. A la vez, se protegería la cabecera del río. “Lo que viene a decir [la propuesta] es que técnicamente es posible hacer una buena gestión de Entrepeñas y Buendía, aún en el marco normativo que es limitante con la cuenca del Tajo”, explicaba el doctor.
De todos modos, explica que se ha diseñado de acuerdo a una “estimación prudente” y teniendo en cuenta la reducción “muy fuerte” de las aportaciones de agua que ha sufrido la cabecera en las últimas décadas, pero sobre todo en los últimos años. En el informe se puntualiza eso sí que el modelo presentado se ha hecho tomando en cuenta las aportaciones desde el año 1980, y por lo tanto “no estaría atendiendo a la bajada real de aportaciones que se observa desde 2010” porque “aún es pronto para considerar esta bajada de aportaciones como un cambio de tendencia”.
Es por ello que se ha trabajado con “cautela adicional” para la propuesta de nuevos parámetros, que ofrecen un “comportamiento estable” en el caso de que se confirme el cambio de tendencia a la baja desde 2010. “Ahora mismo se trasvasa lo que entra en Entrepeñas y Buendía”, aseveraba Borja Castro.
En el informe también se advierte de que se trata de una propuesta “incompleta a todas luces”, pues sólo se tienen en cuenta las necesidades del río Tajo hasta Aranjuez, “cuando habría que considerar también las necesidades ambientales y de usos aguas abajo hasta Talavera de la Reina”.