Casi un siglo de voto femenino, una “revolución” de los roles de género y la “inclusión plena” de las mujeres
El sufragio femenino en España, ese importante hito marcado por el reconocidísimo discurso de Clara Campoamor en las Cortes generales, no sólo fue producto del trabajo de las feministas españolas. Un trabajo que va mucho más allá de la Segunda República. Fue el resultado de una labor feminista que aún hoy “trasciende” las fronteras españolas y conecta al país con la “lucha global por la igualdad de género”. Así lo reivindicó la presidenta de ONU Mujeres España, Ewa Widlack, que participó en el acto institucional celebrado por las Cortes de Castilla-La Mancha para celebrar el 90 aniversario del voto de las mujeres en España, cuya efeméride se celebró el 19 de noviembre, recordando la fecha de 1931.
“Ya las primeras feministas a finales del siglo XVIII habían entendido que lo primero que se tenía que ganar era el derecho a voto, porque únicamente así se iba a permitir que todas las voces fueron escuchadas”, explicó Widlack, en un acto en el que intervinieron también María José Romero, directora de la Cátedra de Igualdad de Género y Diversidad 'Clara Campoamor' de la Universidad de Castilla-La Mancha y Sandra Ferrer, periodista y divulgadora de la historia de las mujeres.
Las Cortes de Castilla-La Mancha realizaron un extenso y profundo homenaje, con múltiples análisis de expertas y también con una reproducción del ejemplar de la revista 'Estampa' publicada con motivo del sufragio femenino. Widlack recordó a las mujeres “visionarias”, entre las que situó a Clara Campoamor, pero también a las sufragistas británicas y al intenso movimiento feminista que se inició en Nueva York para conseguir el voto femenino. La presidenta de ONU Mujeres España tampoco olvidó a las hermanas Mirabal, en cuyo honor se conmemora el Día de Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, tras haber sido asesinadas por su oposición a la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana.
“Estas mujeres visionarias no sólo abogaron por el sufragio, sino que sentaron las bases para la inclusión plena de las mujeres en la esfera política y social. Es imperativo reconocer el coraje y la tenacidad de las mujeres que desafiaron las restricciones impuestas por las normas sociales y políticas de su época”, explicó Widlack, que tachó el sufragio femenino como una “revolución” de los roles de género y la “inclusión plena” de las mujeres. Desde los países escandinavos hasta España, supuso la entrada “progresiva” de las mujeres en la escena pública. “Que era un lugar hasta entonces prohibido para ellas”.
Widlack recordó que fue precisamente una mujer, Eleanor Roosevelt, la que impulsó que las mujeres tuvieran un lugar en la declaración universal de los derechos humanos. Y fue otra mujer, Hansa Mehta, la que consiguió que la declaración pasase a ser de “todos los hombres” a “todos los seres humanos nacen libres e iguales”. Y finalmente, el nombre de Minerva Bernardino, una diplomática dominicana que fue “fundamental” para incluir la igualdad en el preámbulo de la declaración de los derechos humanos. La muerte de las hermanas Mirabal, resaltó, fue un “símbolo de resistencia feminista” que marcó el principio de un marco legal internacional para la defensa de los derechos de las mujeres.
Todas ellas han permitido que en la actualidad las mujeres lideren áreas hasta ahora dirigidas por hombres. Pero Widlack también recalcó que los últimos datos de ONU Mujeres señalan que harían falta casi 300 años para conseguir una igualdad de género “en el mundo”. “En el nonagésimo aniversario del voto femenino reafirmamos nuestro compromiso con la igualdad de género, porque la lucha por la participación de las mujeres es una tarea global. Transformemos un futuro donde todas las veces sean escuchadas y respetadas”, concluyó.
Mayor hecho histórico de relevancia feminista y democrática
“Máximo” valor del sistema democrático de la región y el país
La catedrática de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Romero, resaltó que “institucionalizar la celebración del voto femenino pone en evidencia el máximo valor del sistema democrático de la región y del país”. La también responsable de la Cátedra Clara Campoamor UCLM-Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha señaló que el voto es el “mayor hecho histórico de relevancia feminista y democrática” y que se consiguió, principalmente, gracias al tesón de Clara Campoamor. “Fue decisiva para evitar a quienes querían atrasar el voto de las mujeres. Romero citó algunas declaraciones de diputados que no querían que las mujeres votaran, como las del diputado Novoa Santos que dijo que ”las mujeres son histéricas por naturaleza“ o del diputado Ayuso, que señaló que las mujeres antes de los 45 años ”tenían reducida la voluntad y la inteligencia“.
El voto efectivo para las mujeres supuso un “paso clave” para su participación política en la sociedad. “La memoria es nuestra mejor herramienta de futuro”, resaltó, al nombrar a mujeres que apoyaron un derecho con el que la sociedad española “ganó en dignidad y justicia social”. Nombres como Isabel Muñoz Caravaca, Carolina Coronado, Emilia Pardo Bazá, María de Maeztu, o Carmen de Burgos. “Pero sobre todo, Clara Campoamor”, recalcó. Campoamor, la primera mujer en dirigirse a las Cortes durtante la II República. La primera mujer que intervino ante el Tribunal Supremo.
La divulgadora Sandra Ferrer trazó un amplio análisis, porque el hecho del voto femenino no es uno “aislado”. “Son hechos que forman parte de una historia en la cual hay muchas protagonistas”. El voto en 1931 fue el resultado de una lucha feminista “quizás menos conocida” que la de las 'sufragettes', pero que fue “constante y persistente”. “Todo objetivo cumplido tiene detrás un trabajo que no siempre se ve”, concluyó.
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