Soledad Murillo: “La violencia de género empieza quitándote lo que más quieres: tus relaciones personales”

“Es absolutamente necesario impugnar a aquellos que quieren trivializar. No están dudando de la violencia de género, están dudando de nosotras. Nos llaman mentirosas, creadoras de chiringuitos... nos están insultando por querer ser ciudadanas y dueñas de nosotras mismas”. Así se pronunció la secretaria de Estado de Igualdad, Soledad Murillo, en una conferencia en la que, sin tapujos ni papeles, desmontó “las trampas y malversaciones cuando se habla del tema de la violencia de género”.

“¿Por qué denominarla de género?”, cuestionó al inicio de su intervención una de las impulsoras de la Ley contra la Violencia de Género, una normativa que cuando empezó a desarrollarse en 2004 sabían que “iba a ser difícil de asumir”. En este sentido, aseveró que “la violencia doméstica o intrafamiliar que les gusta a algunos grupos plantear que existe es la que se produce dentro de la convivencia”, es decir, que, por ejemplo, “las mujeres jóvenes que no viven con sus parejas se quedaban fuera -de la aplicación de la ley- o las mujeres adultas que se han separado”.

Se necesitaban datos y estudios para “cubrir ese tipo de comportamientos reprochables”, como el registro de 22.000 llamadas al año que se hacen al teléfono 016, al que acuden personas que están “perplejas o tienen pánico con lo que está sucediendo”. Hacía falta conocer “los mecanismos que hacen que se mantengan relaciones tóxicas”, señaló Murilla en la conferencia que impartió en la Sala Capitular del Consistorio toledano este jueves, acompañada de la alcaldesa, Milagros Tolón, y la concejala de Igualdad, Ana Abellán.

Así, recordó que al realizar un estudio sobre mujeres que habían sufrido maltrato y que habían logrado salir de ese infierno, se preguntaba si “realmente había llegado la democracia a la vida privada”. “¿Nos repartimos el tiempo y el trabajo en igualdad de condiciones”, planteaba Murillo en una charla en la que aseveró que “no hay problema en estar pendiente del otro” ya que es “una actitud generosa, pero no estar pendiente de ti misma es una actitud sumisa”.

Ocho años de media de maltrato

La media de tiempo del maltrato hacia las mujeres que sufren algún tipo de violencia de género es “de 8 años”, afirmó mientras recordaba las dificultades para poner en marcha esta ley que contó finalmente con el apoyo unánime del Congreso de los Diputados. Entre estas dificultades, apuntó, se encontraba el trabajo de “explicar en 2004 a jueces y fiscales lo que significaba que te amenazaran y te coaccionaran”.

“La violencia empieza quitándote lo que tú más quieres: tus relaciones personales”, indicó la secretaria de Estado de Igualdad sobre la pérdida del “único patrimonio afectivo que tenemos”, al que se añade también “el cuerpo” como “un blanco de agresión”. “Los insultos van a estar localizados con respecto al cuerpo y la capacidad, hasta que dudes de ti y te encuentres con la sensación de que eres la responsable de arreglar la relación”.

Prevaricación

También lamentó Murillo “la prevaricación” que afirma que hacen las formaciones políticas al negar la violencia de género. “Dicen que dónde están los ancianos o los niños -en el ámbito de esta ley-. En el Código Penal. La ley del menor, la ley de violencia doméstica... está todo en el Código Penal. Es una trampa y creo que incluso es prevaricación decir algo en contra de los intereses públicos”, aseveró en clara referencia a los postulados de Vox.

De la misma manera, reprochó también la emisión del voto particular en la sentencia de la manada de un juez que “debería estar fuera del poder judicial”. “Estamos hablando de consentimiento en 2019 como si fuera el puritarismo del siglo XIX”, agregó Murillo, que lamentó también la eliminación de la asignatura de Educación para la Ciudadanía “porque la Iglesia planteó que había un respeto sospechoso de educar en comportamientos no deseados”.

“El sistema educativo, así como ha conseguido que las personas dejen de fumar y reciclen, en ningún caso ha considerado la urgencia de una educación sexual para abordar el consentimiento y el placer, que sean parte de la educación y donde la violencia esté condenada. No se le puede llamar a nadie inútil ni nenaza. Los chicos no tienen que apoyarnos, tienen que criticar a sus colegas” en situaciones, puso como ejemplo Murillo, de burla o en las que consideran a las chicas “como trofeos”.

Entre las críticas que apuntó también cuando se elaboraba la mencionada ley, la secretaria de Estado de Igualdad recordó que “la Real Academia Española (RAE) planteó que la palabra género no tenía que incorporarse” pero que, en cambio, “ha introducido el concepto de friki o Twitter”. “Les remitimos a las páginas de Naciones Unidas porque con alguien que te condena no te explicas, te alejas”.