La Reina Sofía ha sido la encargada de soltar a dos ejemplares más de lince ibérico en los Montes de Toledo. En este caso se ha elegido la localidad toledana de Mazarambroz para soltar a Lila y Lava, dos hembras nacidas a principios de 2014 en Portugal y en Huelva respectivamente con los que Castilla-La Mancha llega ya a la veintena de ejemplares soltados dentro del programa Life+Iberlince financiado por la Unión Europea.
De los 20 ejemplares liberados, cuatro de los soltados en el sur de Ciudad Real murieron en distintas circunstancias, tres de ellos por la acción directa del hombre, por lo que su supervivencia depende en gran medida de los medios que se pongan para que la interacción entre personas y linces sea la menor posible. La principal causa de muerte de estos animales en peligro de extinción son los atropellos, por lo que en Andalucía ya se han instalado vallas en las carreteras que advierten de las zonas en las que habitan los ejemplares. No se ha hecho así en Castilla-La Mancha, según indican agentes medioambientales.
No hemos conseguido que la consejería de Agricultura explique a este medio la situación de la colocación de vallas en las carreteras castellano-manchegas, un punto que critican asociaciones ecologistas principalmente porque sí se ha hecho en otras regiones. Por otro lado Ecologistas en Acción advierte de los peligros que viven estos animales en una zona, la de suelta de estos animales, que no ha sido preparada suficientemente a juicio de los ecologistas. La presencia de lazos, el no control cinegético especial en esas zonas o la no regulación de las zonas cercanas a donde se ha hecho la suelta son motivos que indican, desde la asociación ecologista, como valores preocupantes, si bien en los Montes de Toledo hasta el momento todos los animales soltados han conseguido sobrevivir, desplazándose alguno de ellos hasta otras zonas incluso.
En Castilla-La Mancha en 2014 solo murió un lince atropellado, un ejemplar procedente de Andalucía, mientras que tres lo hicieron por cazadores (uno disparado, otro en una trampa y otro se cree que por veneno) y otro en la época de celo entre ejemplares.
En la zona de los Montes de Toledo son unos 3.000 lazos de caza los que permanecen a unos kilómetros de los animales que se crían en Portugal, Extremadura y Andalucía y que posteriormente se traen a la región y se sueltan en las zonas donde históricamente habitó el animal. En esta zona de la comunidad se realiza una suelta en dos fases tras morir tres de los ocho ejemplares liberados entre julio y septiembre del año pasado en Ciudad Real. Ahora se preselecciona una finca de gran superficie donde primero se suelta al animal, sin estar totalmente libre. Al cabo de unas semanas se eliminan las limitaciones y el animal ya queda totalmente libre, un sistema que hace que los ejemplares se adapten mejor al medio.
Los agentes medioambientales de la comunidad ya han expresado el peligro que corren estos animales por la falta de adecuación de las zonas de suelta, como esta de Mazarambroz. En un proyecto con más de un millón de euros de fondos europeos, critican que puedan existir muertes de ejemplares por no controlar el sector cinegético y los puntos de caza, especialmente las trampas y alares, en las zonas elegidas.