Los temporeros del asentamiento de Albacete capital que se encontraba junto a la carretera de las Peñas de San Pedro, siguen en situación precaria. Tras el cierre y posterior demolición de la antigua fábrica de Cereales Saltó, donde se ubicaba este asentamiento, y que el pasado verano fue epicentro de un brote de la COVID-19, la mayoría de estos trabajadores de origen subsaharianos han perdido su lugar de referencia, donde desde hace años, se refugiaban y alojaban durante diferentes campañas agrícolas.
Ahora se encuentran realizando sus jornadas laborales en la vendimia, y muchos de ellos, sin contratos, ni condiciones dignas y seguras de trabajo, han perdido también su lugar donde pernoctar. En los últimos días, la entidad social y sin ánimo de lucro ‘Colectivo Sin Fronteras’, cuyo principal fin es ayudar a personas y grupos sociales en especial situación de vulnerabilidad, han insistido en la importancia de defender los derechos humanos, en particular de estos trabajadores temporeros, denunciando públicamente la situación de desamparo que actualmente padecen muchos de estos migrantes.
Esta organización trabaja con estos temporeros desde que se registraron los primeros positivos por coronavirus en el asentamiento, proporcionándoles asistencia, productos de primera necesidad, alimentos y acompañamiento psicológico.
Actualmente, ‘Colectivos sin Fronteras’ les lleva comida una vez al día, al anochecer, que es cuando vuelven de su jornada laboral, proporcionada por El Cotolengo, además de recaudar enseres como mantas o tiendas de campaña.
“La situación es bastante terrible”, asegura Isabel Parcel, miembro de esta asociación, apuntando que muchos de ellos están ahora en tiendas de campaña y chabolas, detrás del asentamiento de Cereales Saltó, al que ellos mismos llamaban “la casa grande” y debido al cambio de temperatura y la llegada del otoño, “muchos viven en condiciones muy duras por el viento, el frío o la lluvia”, ha denunciado esta integrante de ‘Colectivo Sin Fronteras’.
En este momento, relata Parcel, “carecen de recursos económicos debido a la pérdida de sus jornadas durante el confinamiento, ya que ellos cobran al finalizar el mes de trabajo, tras el brote de la COVID-19”.
Las campañas de recolección de patata, maíz y la uva, que se desarrolla ahora, son momentos muy importantes para ellos, “sin embargo, hay empresas que les hacen contrato y se encargan de su transporte en autobús, pero otras no”, asegura. En este sentido, el problema principal que detectan “es que el agricultor o la empresa dedicada a esa campaña agraria no se encarga de darles alojamiento”.
Tras su traslado a las instalaciones del Recinto Ferial de Albacete (IFAB) y su posterior salida de los pabellones Feria y Vereda, crearon un pequeño campamento en un parque detrás de un centro comercial en Albacete.
“Habría sido mejor que volvieran a Cereales Saltó porque por lo menos había un techo y unas paredes que les protegían del viento y del frío. Dentro de lo peor, habría sido lo mejor”, aseguran desde Colectivo Sin Fronteras.
Esta organización social compareció en el Pleno del Ayuntamiento de Albacete, el pasado 24 de septiembre, para denunciar esta situación de los temporeros y buscar una solución, “para evitar que se vuelvan a repetir hechos como los acontecidos este verano en la ciudad de Albacete”.
Por otro lado, la secretaria general de CCOO en Albacete, Carmen Juste se reunía esta semana con el vicealcalde de Albacete y concejal de Seguridad Ciudadana, Emilio Sáez, para trasladar al Consistorio municipal, una propuesta de actuación en la que plantean crear una Mesa Técnica de Trabajo que garantice las condiciones laborales y humanas de los temporeros. Además, de acabar con los abusos de los intermediarios.
En este sentido, Carmen Juste indicaba que esta Mesa Técnica debería estar coordinada por la Subdelegación del Gobierno en Albacete e integrada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Albacete, las organizaciones sindicales y la patronal del sector agrario, “con el objetivo de garantizar su operatividad y eficacia”, apuntó
En este orden, Emilio Sáez garantizó la participación e integración del Ayuntamiento de Albacete en esta iniciativa, y se comprometió a que la Administración local contribuyese con los recursos técnicos y humanos necesarios para garantizar las condiciones laborales de las personas que trabajan en las diferentes campañas agrícolas, “aplicándose la legalidad”, y para que “estas personas no tengan que vivir en condiciones infrahumanas, desprotegidas y, en muchas ocasiones, en asentamientos, que no reúnen las mínimas condiciones de habitabilidad y salubridad, con el menoscabo de la dignidad de las personas”.
De momento, los temporeros siguen detrás del antiguo asentamiento de Cereales Saltó y las temperaturas en Albacete capital empiezan a descender.