Los “temporeros del fuego” en Castilla-La Mancha: “Estamos puteados”, denuncian los bomberos forestales a las puertas de la campaña de incendios

El próximo 1 de junio comienza oficialmente la campaña de extinción de incendios forestales en Castilla-La Mancha que se prolongará hasta el final del verano.

Juan es bombero forestal interino en la plantilla de la Empresa Pública de Gestión Ambiental de Castilla-La Mancha (GEACAM), encargada del servicio. Se trata de un nombre ficticio a petición de este profesional que lleva encadenando contratos temporales, tanto en la prevención como en la extinción de incendios, desde el año 2015. Y eso a pesar de contar con el reconocimiento expreso de la Inspección de Trabajo de que su situación es “un fraude de ley”.

Cuando empezó con los contratos, aunque temporales, eran “para todo el año o de nueve meses”. Ahora se han reducido a cuatro meses.

En realidad, dice Juan, “eso es para el que mejor lo tenga, porque hay compañeros que cogen interinidades de cuatro días e incluso ni se incorporan. Se puede dar el caso de firmar un contrato hoy para cubrir baja médica para la que al final no es necesaria la sustitución”, comenta.

Esta falta de estabilidad laboral es una de las razones que han llevado a CCOO y UGT a convocar una huelga de tres jornadas a partir del 24 de mayo y a mantener desde hace ya semanas una tensa relación con el Gobierno regional.

Este viernes GEACAM llamaba a los eventuales en las cinco provincias para firmar los contratos de temporada que entrarán en vigor el 1 de junio, dentro de la campaña de extinción que esta semana ha presentado la Consejería de Desarrollo Sostenible.

“Se han firmado 253 contratos temporales para la campaña de incendios y de ellos, al menos 53, están en fraude de ley a pesar de que la Inspección de Trabajo ha requerido su conversión a indefinidos. La empresa se niega”, dice Manuel Amores, responsable de la sección de CCOO en GEACAM.

“Es un problema estructural. Entendemos que los contratos que se están haciendo hoy deberían ser indefinidos porque hablamos de los que corresponden a los jubilados o los que se han ido de la empresa por cualquier motivo. La empresa se niega a reponer los puestos con contratos indefinidos de doce meses y los deja en cuatro”, señala el sindicalista. De hecho, son ya dos años sin tasa de reposición.

El representante de CCOO afea al Ejecutivo regional “que esté aumentando la plantilla de temporales y disminuyendo la de indefinidos” en los últimos años. En este aspecto ofrece cifras: en 2016 había 160 trabajadores temporales y hoy son 253. “Se han ido aumentando de forma progresiva aprovechando jubilaciones. Así la empresa se ahorra dinero pero nos exigen el mismo rendimiento que hace cuatro años. Eso es imposible”.

“La precariedad laboral perjudica a todo el dispositivo”

“Creo que está situación de precariedad laboral nos lleva a ser temporeros del fuego, perjudicando directamente a todo un dispositivo, al medio natural y rural”, dice el bombero forestal quien lamenta verse “en la obligación de optar por otros trabajos aunque te guste este”, lamenta Juan. 

La situación de eventualidad, cuenta, se produce tanto en verano como durante el resto del año, en las tareas de prevención de incendios forestales.

“Cuando acaba el periodo de extinción nos vamos a paro. Otros años pedían voluntarios para los trabajos de poda y, claro, todos los interinos nos apuntamos porque queremos trabajar. Los trabajadores fijos compensan el exceso de horas de los grandes incendios con vacaciones y en invierno no hay gente para prevención. Por eso se aprovechan de nosotros. Necesitamos trabajar”.

En este grupo se encuentran desde personas sin formación especializada, técnicos en medio ambiente e incluso ingenieros forestales. “Esto no da para vivir. Cobramos algo más de 1.000 euros dependiendo del puesto y las primas por peligrosidad son vergonzosas”.

A eso se suma, explica Juan, el desplazamiento al retén. “No nos pagan disponibilidad y aunque no nos obligan, si echamos diez horas, el resto debemos estar disponibles con el móvil y el vehículo personal. Llamen a la una de la madrugada o a la hora que sea, tienes que estar en menos de 30 minutos en el retén porque, si no, te sancionan. Estamos puteados, ni siquiera voy a medir las palabras”.

Durante el verano, dice, “no tenemos vida familiar y como somos interinos hay que olvidarse de vacaciones. Nos tienen entre la espada y la pared”. Las explicaciones de la empresa pública, comenta Juan, es que “esto es lo que hay y ya está”.

“Luego los políticos se rasgan las vestiduras hablando de despoblación”

Este bombero forestal cree que la estabilidad laboral en este sector sirve también para fijar a la población en las zonas rurales. “Luego los políticos se rasgan las vestiduras hablando de despoblación y diciendo que van a ayudar al medio rural. Es todo mentira. Si hay algo bueno en GEACAM es que los retenes están en los pueblos”.

Juan explica que en estos momentos “existen retenes donde hay más personal eventual que fijo. Muchos llegan nuevos, no saben nada. Imagine el papelón para el fijo del retén que cada año recibe gente nueva. Es un riesgo. Hay que formarles rápidamente para que, si al día siguiente hay un incendio, puedan defenderse”.

Por eso lamenta que durante la presentación de la campaña de incendios “se hable de drones y de medios nuevos. La pregunta es: ¿tiene usted personal cualificado? ¿Ha preparado a su gente? No, no se preocupan. Somos temporeros del fuego y ya está”. Juan dice que el cansancio no afecta solo al personal eventual. “Los fijos también están quemados con esta situación”.

La campaña de extinción de incendios en la región comienza oficialmente el próximo 1 de junio, aunque en estos días previos hay ya temperaturas en diversos puntos de Castilla-La Mancha de 30 grados y se registra un Índice de Propagación Potencial de incendios (IPP) “alto” en parte de Cuenca y Toledo y en la totalidad de las provincias de Albacete y Ciudad Real de cara a este fin de semana.

Esta es la situación en los días previos a la huelga con unos servicios mínimos que, dice Manuel Amores, “están bien” aunque, matiza, “con este IPP alto tenemos pocas unidades si ocurre un incendio. Ahora mismo estoy en Albacete con 30 grados y mucho viento [ hablamos con él el viernes por la tarde ] y con dos autobombas en toda la provincia con tres trabajadores y eso se repite en el resto de la región. El dispositivo es pésimo para un territorio tan grande”.