Dicen que solo cuando te ves acorralado, solo cuando tienes algo que perder, algo te hace enfrentarte a la amenaza. Algo así le sucedió al movimiento feminista en España cuando durante el primero gobierno de Mariano Rajoy el entonces ministro de Justicia propuso una nueva ley del aborto. La norma, bajo el nombre de Ley de Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada, “nos retrotraía a tiempo anteriores a la democracia”.
La tramitación de la conocida popularmente como ‘Ley del aborto de Gallardón’ hizo despertar al movimiento feminista que vio en la intención de ex ministro una agresión a las libertades de las mujeres. “Teníamos que dar un golpe encima de la mesa porque no podíamos permitirlo desde el movimiento feminista de Albacete y de toda España”. Verónica García habla se sienta ahora, seis años después, alrededor de una mesa con otras tres compañeras, todas socias fundadoras de la Red Feminista, el colectivo que consiguió aunar entonces y ahora, a partidos políticos, sindicatos, colectivos y personas a título individual con un objetivo común: evitar desde la calle y las movilizaciones que esa ley “retrógrada” entrase en vigor.
Era el año 2013 cuando La Red Feminista de Albacete, entonces su nombre era Red Feminista por el Derecho a Decidir, echó a andar. “El feminismo se volvió a unir”, dice convencida Lola Moreno. que apunta: “Nos juntamos otra vez” pese a que ni ellas mismas se habían imaginado años atrás encabezando una reivindicación para mantener unos derechos que creían consolidados, como el del aborto. Pero — y lo dicen sorprendidas y felices– “fue muy fácil ponernos de acuerdo porque la lucha de las mujeres era un tema ya tan conseguido, tan asentado, que fue muy fácil”, asegura Lourdes González. “Es el tema donde menos discusión hemos tenido, porque todos sabíamos que no podíamos permitir eso”.
Esta Red Feminsta por el Derecho a Decidir nacía con la pretensión era aunar a la mayor gente posible para hacer fuerza. Juana Ibáñez estaba allí. “Dijimos que todos los que quisieran estar tenían que estar representados” y la respuesta no se hizo esperar. “Cualquier colectivo con el que nos poníamos en contacto se unían a la causa”, sigue Ibáñez. Y así sumaron a la Asamblea de Mujeres, los sindicatos de clase CCOO y UGT, Asexórate, partidos políticos, el Consejo Local de la Juventud, entre otros, “y la sociedad además estuvo apoyando nuestra reivindicación”.
Pronto llegaron al Pleno. Cada mes mostraban desde la tribuna su protesta (siempre sin interrumpir la sesión), y charlas con activistas de Femen. “Uno de nuestros primeros actos — recuerda Lola Moreno– fue el del ‘Tren de la Libertad’. Y es que el 1 de febrero de 2014 se sumaron a la iniciativa que partía del colectivo ‘Les Comadres’ de Gijón y que llevó a miles de mujeres a Madrid, a protestar contra esa ley. ”Aquello fue apoteósico. La recuerdo emocionante“, asegura Moreno que con la vista puesta a lo que sucedió lo califica como ”el resurgir del movimiento feminista“.
O “el resurgir de la fuerza de la unidad”, taly como apunta Juana Ibáñez que ve en aquellas concentraciones el gérmen de los dos últimos 8 de marzo, donde miles de personas han salido a la calle en un movimiento feminista imparable. Y es que entonces, tal y como explica Verónica García, las mujeres “dijimos que hasta aquí porque el PP se había posicionado en contra nuestra”.
Pocos días después, el 14 de febrero, registraron sus cuerpos. O lo intentaron. “Nos sumamos a lo que se estaba haciendo en otros puntos del país y nos presentamos una mañana 100 mujeres a registrar nuestros cuerpos, como algo propio”. Una imagen que quedará grabada en la historia del colectivo que organizó aquella iniciativa reivindicativa en apenas unas horas. La respuesta ese día fue “sorprendente”. Lo organizamos en cuestión de horas y “colapsamos el registro”, explican casi a la vez.
La dimisión de Gallardón
Y las movilizaciones, los registros, las manifestaciones, llevaron al gobierno de Rajoy a echar marcha atrás y provocaron la dimisión de Gallardón. Era el 23 de septiembre de 2014. El feminismo había ganado la batalla. “Fue una alegría que no nos cabía en el cuerpo”, pero también “una responsabilidad” que no les permitía, a partir de ese momento, dejar la lucha a la que le queda un arduo camino. Entre la felicidad y la responsabilidad del deber cumplido y del que queda por cumplir la Red Feminista por el Derecho a Decidir se enfrentaba a un momento crucial. “La pregunta era, ¿seguimos?”. Y ganó el sí “porque teníamos que combatir la violencia machista, decidimos que nos quedaban muchos frentes abiertos”, dice Verónica García.
Retos como la lucha contra la violencia machista, el aumento “espeluznante” de la violencia, la paralización — entonces– del Pacto de Estado contra la Violencia de Género. “Ese fue el motivo por el que decidimos seguir adelante”, apunta García. Juana Ibáñez añade que el movimiento feminista tiene dos objetivos claros: no retroceder en derechos consolidados, y otro es, avanzar en la plena igualdad. “Pero hay tanta desigualdad que el feminismo no se puede quedar paralizado. Por eso teníamos que seguir”.
Y en medio de esa lucha otra decisión: salir el 25 de cada mes a recordar a las víctimas del machismo — ahora 40 en lo que llevamos de año– y reivindicar medidas concretas para que el machismo no siga matando a mujeres. Tres años y tres meses en total en los que solo han faltado a su cita en dos ocasiones y en ambos casos por procesos electorales que les impedían celebrar su concentración, su repulsa a la violencia hacia las mujeres en la Plaza del Altozano donde se concentran mes a mes.
Pero la actividad de la Red Feminista (ya sin la coletilla “por el derecho a decidir”) va más allá. A lo largo de estos años han querido premiar a mujeres y hombres comprometidos en la lucha por la igualdad con sus ‘Destacadas, unos premios que se han convertido en un referente para la ciudad. A ello hay que sumar las jornadas ‘En Clave Feminista’ con las que ponen sobre la mesa temas que hoy por hoy aborda el feminismo. Entre ellos la prostitución, o la gestación subrogada, en los que los colectivos feministas no encuentran un consenso total y que ahora, especialmente sobre los vientres de alquiler, han cobrado más importancia ya que algunos partidos políticos contemplan su legalización.
Una labor que les llevó a recibir en 2017, de la mano del Gobierno de Castilla-La Mancha, un galardón en reconocimiento a su trabajo por el feminismo. A lo largo de estos años han visto cómo el 8M se celebraba con apenas una tímida concentración a convertirse en una manifestación en la que la lucha feminista teñía de morado las calles de la capital, como este año cuando miles de personas acudieron a la llamada de la Coordinadora 8M de la que la Red forma parte.
La llegada de Vox a las instituciones
Son los grandes retos a los que se enfrentan ahora y en un futuro a corto plazo. Pero no son los únicos. La llegada de la extrema derecha con Vox al Congreso de los Diputados y otras administraciones públicas tras los procesos electorales de meses atrás muestra un auge del sentimiento antifeminista. “Vergüenza, rabia, cólera”, son solo algunos de los sentimientos que dicen tener ante la aparición de este partido que niega una violencia machista y que vuelve a conceptos como ‘violencia intrafamiliar’ con los que dejar de puertas para adentro del domicilio un problema que se ha demostrado de calado social.
“Es un reto más que nos sirve para seguir adelante”, dice Verónica García. A su lado Juana Ibáñez y Lola Moreno apuntan que el ideario de Vox “es demagogia”. “Se banaliza y blanquea la violencia”, se lamenta Lourdes González. Y en mitad de todo esto las cifras de mujeres muertas ascienden y los casos de violaciones — incluso en manada– saltan a los medios. “No podemos bajar la guardia porque esta lucha por la igualdad, para que a las mujeres no se nos cosifique, no se nos agreda, no se nos mate, todavía sigue”. “¿Os veis siguiendo por más años? ¿Cómo os veis dentro de seis años?”. “Yo creo que la Red Feminista seguirá”, sentencia García.