José Vicente Saz Pérez (Madrid, 1959) es médico, microbiólogo y, desde 2018, rector en la Universidad de Alcalá (UAH). El inicio de su segundo mandato coincidía con la celebración de los 25 años del reconocimiento para esta universidad como Patrimonio de la Humanidad. Dice que es lo más bonito que le ha pasado al frente de la institución académica en la que, por cierto, se licenció en Medicina y Cirugía.
En una entrevista repasamos algunos de sus retos hasta 2026. Sobre todo los relacionados con Guadalajara donde la universidad construye un nuevo campus que se convertirá, dice, “en el nuevo centro de la ciudad”. También habla de su expansión en el Corredor del Henares, pero mirando hacia Madrid, porque aspira a tener presencia docente en Torrejón de Ardoz.
La entrevista coincide con el nombramiento de nuevos ministros en el Gobierno de España y la creación de un Ministerio de Ciencia y Universidades al que le pone 'deberes', sobre todo financieros.
Desde 2018 como rector de la Universidad de Alcalá, ya en un segundo mandato, y con una pandemia de por medio que puso a los científicos en el foco ciudadano e institucional. ¿Cómo lo ha vivido?
De una forma muy especial, quizá de una manera muy diferente a la de otros rectores. Soy médico, microbiólogo y además hasta incorporarme al Rectorado mi campo investigador eran los virus emergentes.
Lo viví con el corazón partido porque mi obligación era dirigir la universidad en una situación muy compleja, pero al mismo tiempo, no lo voy a negar, me apetecía estar en el hospital trabajando.
Fue una situación muy grave que no ocurría desde la mal llamada ‘gripe española’. Pandemias en este siglo hemos tenido cinco, pero a nadie le asustó el SARS, ni el 'virus de los camellos' (MERS). Sí lo hizo más la gripe A que al final se quedó en nada y no porque no afectase a muchas personas, sino porque fue una forma de gripe muy infecciosa pero leve.
En la universidad creo que fue una suerte tener esa formación porque me permitió saber cómo debíamos trabajar, las decisiones que debíamos adoptar. Fuimos la primera universidad española en pasar a formato online, montamos un hospital en un pabellón y dos laboratorios para diagnósticos de PCR.
También fuimos la primera universidad en declarar obligatoria la mascarilla antes de que lo fuera en España. No tuvimos ni un solo brote epidémico a pesar de no haber suspendido las actividades presenciales con menos de 50 alumnos.
Su segundo mandato al frente del Rectorado se iniciaba con una efeméride importante para la universidad, por sus 25 años como Patrimonio de la Humanidad en este 2023. Supongo que celebrar también es un reto…
No se ve desde fuera, pero esta universidad tiene una gran actividad en eventos académicos y no académicos. El rey de España viene no menos de tres veces al año. Creamos una Comisión para organizar los eventos del 25 aniversario y acertamos. Llevamos más de 30 actos y eso ha supuesto una sobrecarga de toda la universidad.
No ha sido fácil. El trabajo diario ya es intenso, pero probablemente ha sido la parte más bonita de los cinco años de mandato: dar a conocer lo que ha sido la Universidad de Alcalá en la historia de la Academia.
Esta universidad forma parte de la historia de nuestro país. Muchos se han sorprendido. Ha sido mucho más importante de lo que parece.
¿Será un punto de inflexión para la Universidad de Alcalá del siglo XXI?
Me lo propuse. No sé hasta dónde llegaremos. Me propuse que se supiera que es una joya y no solo artística. Salamanca tiene unos edificios espectaculares, pero somos la única universidad de España que es Patrimonio de la Humanidad.
Nos propusimos que la Comunidad Autónoma de Madrid fuera consciente de eso. Que nos apoyara y nos ayudara. Lo hicieron. También el ministro de Universidades. No hay que olvidar que se crearon 35 universidades en el mundo siguiendo el modelo de la Universidad de Alcalá.
Uno de los retos es la puesta en marcha de un nuevo campus en Guadalajara. ¿En qué punto está el proyecto?
Estaba previsto finalizar las obras en 2025 y probablemente terminen en 2026. Lo primero que pedí fue un cronograma y uno se lo cree, pero no es consciente de lo complejo de las obras.
Estaba el temor de que en la cata arqueológica en una ciudad centenaria como Guadalajara pudieran aparecer restos. Y encontraron una necrópolis con más de cinco siglos de antigüedad. Se sacaron uno a uno los restos. Hubo que clasificar, etiquetar y enviar a la Junta de Castilla-La Mancha. Eso supuso no menos de ocho o nueve meses…
No fue entonces el único inconveniente…
Después vino la borrasca Filomena y, para colmo, en la excavación para construir el aparcamiento subterráneo apareció un cable de alta tensión. Alguien lo metió en una propiedad privada sin permiso. Tuvimos que pedirles que lo retiraran y pasaron otros dos meses más.
Cuando parecía todo perfecto, cuando finalizábamos el cerramiento del campus, en la zona delantera de la Facultad de Educación y llegando al parque del Coquín, se hundió el terreno y debajo encontramos las puertas de las antiguas murallas de Guadalajara.
He de agradecer al departamento de Patrimonio de la Junta de Castilla-La Mancha que nos diera una solución. Se ha protegido, se ha cerrado y veremos qué hacer con ello.
¿Podría ser visitable?
La idea que tenemos, y que Patrimonio nos acepta, es volver a levantar y protegerlo, pero de forma que pueda ser visible y que pueda visitarse de alguna manera. Es complicado sacar las puertas porque probablemente se destruirían.
En las obras encontramos las puertas de las antiguas murallas de Guadalajara. Queremos protegerlo de forma que pueda ser visible y que pueda visitarse de alguna manera
El proyecto de nuevo campus se ha retrasado un año, pero tenemos un gran equipo que ha aprovechado ese tiempo para hacer trabajo de oficina. Antes de final de año nos entregarán el aparcamiento y estamos a punto de recibir la licencia para construir un aulario sobre él. Espero que podamos hacerlo a mediados de 2024.
Estamos en fase de adjudicación de la obra interna en el antiguo colegio ‘Las Cristinas’. Puede ser esta semana, la siguiente… Confiamos en facturar obra este año. Están derribados todos los tabiques y todo lo superfluo. En 18 meses queremos tenerlo terminado.
Podemos hablar de licitación de la obra para el edificio científico del campus para finales de 2024
¿Qué hay del futuro edificio científico?
Todavía no está diseñado. No podemos meter maquinaria mientras no se termine lo demás. Hemos de construir un nuevo edificio adosado a ‘Las Cristinas’. Creo que podemos hablar de licitación para finales de 2024. Por eso digo que todo debería estar terminado a finales de 2025 o principios de 2026.
¿Hablamos entonces que el nuevo campus de Guadalajara iniciaría actividad académica en el curso 2026-2027?
Creo que sí. Soy siempre optimista.
¿Qué supondrá para Guadalajara en cuanto a capacidad estudiantil y en cuanto al desarrollo socioeconómico de la ciudad?
Creo que el campus de la universidad será el nuevo centro de Guadalajara. Ahora mismo los estudiantes van al edificio multidepartamental, con diferentes horarios a un edificio muy cerrado. No es lo mismo tener a 3.000 o 4.000 alumnos que van pasando a diferentes horas, que tenerlos todos en el mismo sitio y circulando a la misma hora.
Lo hablé con el anterior alcalde y lo he hecho con la actual alcaldesa. Va a modificar mucho el tráfico. Habrá muchas más personas andando. La idea es que el campus esté abierto a la ciudad en horario laboral, de ocho de la mañana a diez de la noche.
¿Está definido el futuro destino del Edificio Multidepartamental?
No, no está decidido. Inicialmente la Junta de Castilla-La Mancha estaba pensando a quién cederlo para que tuviera actividad académica, pero creo nosotros podemos darle uso. No puedo adelantar nada, pero es aprovechable para la universidad. Tenemos mucha actividad más allá de la docencia y la investigación.
El diseño del nuevo campus de Guadalajara atraerá estudiantes internacionales. Es muy probable que tengamos muchos más estudiantes extranjeros. Desgraciadamente ahora hay muy pocos
El contrato-programa suscrito con la Junta de Castilla-La Mancha se prolongará hasta 2026 indica expresamente un plan de transformación y mejora de la UAH en Guadalajara. Al margen del nuevo campus en sí, ¿en qué debe traducirse?
El nuevo campus será un camino irreversible. Es el futuro. El plan de transformación significa un centro exclusivamente docente, pero queremos un campus muy moderno y absolutamente sostenible: todas las cubiertas tendrán placas fotovoltaicas para obtener toda la energía que necesitemos. Será sostenible también en materia de agua.
Será un campus para transitar andando. Habrá instalaciones al aire libre, para todo el mundo. Mi vicerrector de Relaciones Internacionales Julio Cañero dice que es un diseño que atraerá estudiantes internacionales. Es muy probable que tengamos muchos más estudiantes extranjeros en Guadalajara. Desgraciadamente ahora hay muy pocos.
¿El nuevo campus cambiará la relación de la universidad con la provincia? ¿Se mira también más allá de la capital?
Estuve hace poco con un grupo de personas que proponen la puesta en marcha de un centro adscrito a la universidad. Nos preguntaron sobre nuestra relación con el entorno. Uno de los directivos de la empresa nos dijo que somos una universidad que se expande en su entorno mientras que el resto de universidades de Madrid miran hacia adentro.
Y sí, somos así. Somos muy abiertos al entorno. Hacemos actividades en Sigüenza, Pastrana o Brihuega. Nos hemos involucrado abiertamente en la candidatura ‘El paisaje Dulce y Salado de Sigüenza y Atienza’ para convertirse en Patrimonio de la Humanidad.
El papel de la universidad en la lucha contra la despoblación puede ser fundamental y de hecho es el objetivo del programa Viv@LoRural de prácticas para los estudiantes. ¿Qué tal está funcionando?
Desde el punto de vista de la universidad creo que es una iniciativa muy original. Se hace en pocas universidades y funciona muy bien.
Desde el punto de vista de los municipios que reciben estudiantes, en algunos nos están pidiendo recibir más. En otros nos dicen que no encuentran lugar para que los alumnos se alojen. ¿Es que no hay quien quiera alquilar una casa? Es el único problema. Creo que es muy satisfactorio.
La Junta de Castilla-La Mancha nos pidió dos Grados para el nuevo campus. Siguen estando ahí, pero creo que tendremos que adaptarlos a un mundo diferente
En este curso arrancaba un nuevo doble grado de Matemáticas y Computación en el campus de Guadalajara. ¿Podemos avanzar novedades en cuanto a nuevas titulaciones en un futuro próximo?
El mundo cambia muy rápido. Decir que vamos a hacer tal o cual titulación… Puede ser que no se cumpla. Cuando firmamos el convenio con la Junta de Castilla-La Mancha nos pidieron dos. Siguen estando ahí, pero creo que tendremos que adaptarlas a un mundo diferente.
En cuanto a la Logística, probablemente seguiremos adelante, pero se hará de manera diferente. No estará vinculada a almacenar y distribuir cosas. La Logística actual tiene que ver más con la ingeniería. Nuestros ingenieros y economistas ya trabajan en el plan de estudios. Seguramente habrá que añadirle Inteligencia Artificial. Hablo más de concepto que de un nombre para un Grado.
Nos pidieron también un Grado de Bioingeniería: algo que relacione Ingeniería y Biología. ¡Hay tantos ámbitos de trabajo! Todavía no sabemos por cual apostaremos.
Miran ustedes a Guadalajara, pero también ahora hacia Torrejón de Ardoz con la idea de llevar hasta allí la actividad docente. ¿Cuál es el plan?
La universidad ha sido siempre, y no descubro nada, ha estado siempre en el centro del Corredor del Henares. Antes de que existieran las comunidades autónomas era como una ciudad lineal de un millón de habitantes desde la avenida de América hasta Guadalajara.
Es un corredor muy bien comunicado. Y la Universidad de Alcalá, que lo es también de Guadalajara, no puede renunciar a ser el centro del Corredor del Henares. Tiene que serlo. Y queremos que sea también la universidad de Torrejón.
Construir un campus de Guadalajara ha llevado 40 años. En Torrejón quizá cueste 15. Empezaremos poco a poco, y algún día, no lo veré como rector, pero espero verlo, tendrá actividad universitaria.
El nuevo Ministerio de Ciencia y Universidades debe ayudarnos a desarrollar la LOSU. La hicieron con la mejor intención, pero sin valorar el impacto económico
Hay nueva ministra de Ciencia y Universidades, Diana Morant. ¿Qué le pide?
Lo mismo casi que le pedía al equipo anterior. Que nos ayuden a aplicar la Ley del Sistema Universitario (LOSU).
Solamente en profesorado, para una universidad de tamaño medio en España como Alcalá y solo hablando de profesorado, nos cuesta seis millones de euros al año. No los tenemos. Tampoco hay de donde sacarlos. Deben ayudarnos a buscar solución al problema. La hicieron con la mejor intención, pero sin valorar el impacto económico.
Nos han pedido ya tres veces los datos de profesorado a las universidades públicas. Sé que quieren hacer un estudio muy exacto de necesidades. Proporcionalmente, nuestros profesores dan más horas de clase. Dan de promedio unas 45 horas más al año. No tenemos margen de maniobra.
Y después deben acordarse de que las universidades son el principal elemento investigador de este país. La universidad pública española es responsable de más del 80% de la investigación. Un país que no investiga cede su futuro a otros porque al final les tendremos que comprar a quienes lo hacen.
Su homólogo en la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Julián Garde, aboga por una ley regional de universidades. ¿Cómo lo ve usted?
Sí. Tanto en la Comunidad de Madrid como en Castilla-La Mancha. He hablado con el consejero de Castilla-La Mancha y le he dicho expresamente que la ley regional nos implique, aunque dependamos orgánicamente de Madrid.
Queremos participar porque podemos ayudar con una visión diferente y porque tenemos una muy buena relación con la Universidad de Castilla-La Mancha. Somos solo dos universidades y le pondremos las cosas fáciles. No daremos mucha guerra.