La Cámara de Comercio de Valladolid ha decidido prescindir de su director general, Roberto García, en medio de la peor crisis de su historia. Según pudo saber eldiario.es por fuentes de la institución cameral, tanto el presidente Víctor Caramanzana, como el vicepresidente, Javier Labarga, tomaron la decisión este lunes y se la comunicaron posteriormente a García, que abandonó el edificio y no ha vuelto desde entonces.
Caramanzana trata de reflotar una Cámara que acumula una deuda de más de ocho millones de euros y que lleva años cerrando sus cuentas en negativo. Los presupuestos se han incumplido invariablemente, con ingresos que eran la mitad de lo proyectado. Hace unos días, en una entrevista en Televisión Castilla y León, Caramanzana aseguraba que “la Cámara va bien” y que ha cerrado 2019 “en positivo”. La realidad es que la Junta de Castilla y León le exige desde septiembre que ponga en marcha un plan de viabilidad, al que obliga la Ley de Cámaras, para superar la situación en un máximo de 4 ejercicios contables o disolverse. Pero la Cámara se ha negado a cumplir con ese mandato argumentando que “la ley no es retroactiva” y que no existe “controversia”. No sólo la hay: la Cámara está enfrentada a la Junta en los tribunales, donde ha puesto un recurso para anular el contrato con la Escuela de Cocina, un proyecto de cinco millones financiado por el Gobierno autonómico y que lastra las cuentas. La Cámara apenas ha podido satisfacer algunas cuotas aunque se le ha refinanciado la deuda en dos ocasiones. En ningún momento, a pesar de la crítica situación, se redujo el sueldo de sus directivos.
La salida de García, que no se ha comunicado al Comité Ejecutivo, se abordará en el Pleno de la Cámara que se ha convocado este viernes. En el orden del día, remitido este miércoles, figura el “posible cese del director general”. Fuentes cercanas aseguran que en este momento se está negociando las condiciones de su despido para convertirlo en una salida pactada. García llevaba 8 años en el cargo y cobraba un sueldo superior a los 100.000 euros. La indemnización, dada la situación financiera de la Cámara, es complicada.
El “cese” de García se une a la del director de Comunicación, que dejó la institución hace unas semanas para incorporarse a otra empresa. Una salida digna que aparentemente ha librado a la Cámara de la indemnización por despido.