La caza, la excepción continua en la escalada de restricciones de Castilla y León

Carlos J. Domínguez

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Un número creciente, cada día más, de restricciones de todo tipo están siendo implementadas de manera constante por la Junta de Castilla y León para intentar atajar un ascenso inédito y muy preocupante en la tercera ola de infección de coronavirus en la Comunidad.

El último sector afectado esta semana, además de toda la hostelería cerrada en interior y la clausura de los centros comerciales, ha sido el de la cultura, incluso de espectáculos que pudieran ofrecerse al aire libre. Al menos, la Junta ha decidido cerrar todos sus centros culturales y turísticos, instando a ayuntamientos y promotores privados que hagan lo mismo, cosa que muchos han hecho.

Otras medidas como el cierre perimetral por provincias, mucho más estrecho, amén del toque de queda instaurado con polémica a partir de las ocho de la tarde, comprometen la mayor parte de las actividades. Ocurre así con el deporte, que en Castilla y León está prohibido en todas sus expresiones, tanto en interior como en exterior, con la única salvedad de las más elevadas competiciones nacionales, léase, de fútbol.

Un ejemplo, recientemente aclarado por la propia Consejería de Cultura y Turismo: incluso las competiciones de carácter autonómico están prácticamente desactivadas, ya que de jugarse algún partido tendría que ser sólo con jugadores de una misma provincia. Porque se impone la restricción de movilidad interprovincial.

Pero, ¿qué pasa con la caza? Que aunque la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta defienda públicamente que le afectan las restricciones y “no está exenta y, por tanto, debe sujetarse a la limitación del horario nocturno y del cierre perimetral”, lo cierto es que las excepciones siguen permitiendo esta actividad. Incluso más allá de las ocho de la tarde, hora actual del toque de queda para el resto de la población en general.

Pero aún más: deja margen legal para que un cazador de una provincia de la Comunidad pueda acudir a otra provincia para practicar este deporte. Incluso podría acudir a un coto de Castilla y de León un cazador, siempre que tenga licencia en él y a pesar de que proceda de otra Comunidad autónoma, como ejemplo Madrid.

Las especies permitidas por sus “daños”

Esta permisividad, prácticamente exclusiva para la actividad cinegética, tiene algunos condicionantes. Por ejemplo, que no se deja cazar todas las especies. Medio Ambiente admite legalmente desde el pasado mes de octubre la realización de modalidades de caza de especies cinegéticas causantes de supuestos daños, cuyas poblaciones por lo tanto han de reducirse. Se trata de jabalí, conejo, ciervo y corzo.

Y respecto al primero de ellos, el jabalí, la Consejería que dirige el leonés Juan Carlos Suárez-Quiñones, permite a los beneficiarios de la medida saltarse, además, el toque de queda, antes a las diez de la noche y ahora a las ocho de la tarde. Lo permite porque hay modalidades de caza de esperas o aguardos que son nocturnos.

En caso de que las autoridades den el alto a personas que crucen la frontera provincial o se salten la restricción horaria, que afecta a todos los ciudadanos excepto a quienes esgriman motivos laborales o actividades esenciales, la Junta facilita a los cazadores la herramienta para justificar la libertad de la que pueden disfrutar: basta con acreditarse con una autorización expedida por el responsable del terreno cinegético al que se acude.

La web de la Consejería incluye un modelo básico. Y en las Reservas Regionales de Caza de Castilla y León, que coinciden con espacios protegidos, deberá ser la dirección de los mismos el que expida el 'salvoconducto'.

El polémico precedente que duró unas horas en marzo

La 'bula cinegética' no es nueva. Y no ha dejado de dar algunos disgustos a la Junta por su permisividad. Ya en el mes de marzo, en concreto el 18 del mismo mes en el que se aplicó el confinamiento domiciliario de toda la población para atajar la transmisión del coronavirus, la Consejería dictó una polémica resolución permitiendo cazar las mismas cuatro especies, además en grupos de hasta cuatro cazadores.

Para ello, emitió un informe oficial en el que lo justificaba, como ahora, basándose en la necesidad de labores de control de población de jabalíes, conejos, ciervos y corzos para proteger a las explotaciones agrarias “frente a agentes nocivos”, es decir, estos animales. elDiario.es Castilla y León lo publicó íntegramente en primicia, tras lo cual se formó un considerable revuelo, incluso nacional.

La polémica forzó a la Consejería a dar marcha atrás en cuestión de apenas unas pocas horas, rectificando su propia decisión y así prohibiendo de manera total toda actividad de caza durante el estado de alarma. Hasta que a finales de octubre buscó la norma que ahora sigue en vigor, que se ha aplicado durante meses y que previsiblemente seguirá.

También Andalucía... y Vox pidiendo ampliación nacional

Se trata de una situación que tan sólo ocurre también en Andalucía, donde las excepciones a los cierres perimetrales son tanto la caza como el esquí en Sierra Nevada.

En este sentido, cabe que recordar que lo que la Junta de Castilla y León permite desde hace meses, aunque las restricciones se constriñan cada vez más a la práctica total de los colectivos, no es otra cosa que lo que exige el partido de extrema derecha Vox en toda España.

Hasta tal punto que su único representante en las Cortes autonómicas ya exigió que el Gobierno diera una moratoria total a todos los cazadores del territorio nacional, independientemente de la situación de la pandemia, esgrimiendo igualmente motivos de control poblacional.