Clases con las ventanas abiertas en mitad de la ola de frío: la vuelta al cole tras las navidades en Castilla y León

El paso de la borrasca Filomena y de la ola de frío prevista para estos días ha coincidido con el retorno de los estudiantes castellanos y leoneses a los colegios después de las vacaciones de navidad y en medio de la tercera ola de la pandemia de la COVID-19. El protocolo de la Junta de Castilla y León para los centros educativos es que las ventanas de las aulas deben abrirse entre diez y quince minutos antes de que terminen las clases para ventilar. Pero las gélidas temperaturas que hay previstas para estos días en toda la comunidad preocupan a los padres, alumnos, profesores y sindicatos.

Para combatir el frío, los estudiantes tienen que ponerse varias capas de ropa: calcetines de nieve, mallas, camisetas térmicas... La madre de Hugo y Alma, dos alumnos de siete y diez años de un colegio concertado de Valladolid, cuenta que este lunes, el primer día del segundo trimestre, sus hijos volvieron a casa quejándose del frío que han pasado. “Si calentar estos centros tan grandes ya es muy difícil de un fin de semana al lunes, imagínate tres semanas cerrados y con temperaturas tan bajas”, señala. Su hijo Hugo, que durante los meses de otoño no se ha quejado ni una sola vez dice que ha pasado frío, a pesar de llevar pantalones térmicos y calcetines de nieve. Alma, su hermana, dice que ha sido “horrible”, sobre todo desde segunda hora.

La situación varía mucho de instituto a instituto y de provincia a provincia. También en Valladolid, Laura y sus compañeros de bachillerato de un instituto público de la capital han pasado frío en el primer día de clase en pleno invierno invierno. En su aula solo han puesto la calefacción hasta cuarta hora y durante dos clases han tenido que tener una ventana abierta. “He estado con guantes y abrigo y con la bufanda puesta. Frío sí que hacía, pero me lo esperaba peor”, cuenta. Eso en el interior, porque fuera de muchos colegios e institutos, los servicios de limpieza no han podido retirar toda la nieve que poco a poco va convirtiéndose en hielo, lo que dificulta el trabajo de los operarios municipales.

Marta tiene tres hijos, una en sexto de primaria y otros dos en en el instituto. La niña va a clase en Riello, un pueblo de la Montaña occidental leonesa, y los dos chicos a un centro de la ciudad de León. Paradojas de la gestión, sus hijos mayores volvieron a casa congelados a pesar de estar en la ciudad y la pequeña volvió “asfixiada de calor”. Marta cree que en los ayuntamientos pequeños, donde la gestión de los edificios suele depender de los ayuntamientos, han tenido la calefacción encendida todo el fin de semana. “Pasan hasta calor”, resume. “Es curioso que a los de los pueblitos les tienen muy bien cuidados. Al final en estos pueblos la vida con nieve es lo normal, estos días la temperatura bajó a quince bajo cero” cuenta esta madre.

El secretario regional de Negociación de CSIF Enseñanza, Mariano González, explica a elDiario.es que desde el sindicato llevan meses reclamando al Gobierno autonómico una mejora de los protocolos de ventilación y que adquiriese filtros de aire para evitar la ventilación natural con temperaturas bajo cero. “¿Cómo van a abrir en Villablino (León) cuando hay una temperatura de -15º?”, se pregunta. Para González, aunque la llegada de una borrasca como Filomena si podía ser imprevisible, “no hace falta ser adivino para saber que en invierno hace frío en Castilla y León”. Varios sindicatos de la Comunidad han pedido que se adquieran purificadores de aire, para evitar que las ventanas tengan que estar abiertas tanto tiempo.

Desde CSIF critican que el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, anunciase la compra de medidores de CO2 la semana pasada, pero que no explicase cuántos se comprarán y cuándo llegarán a los centros: “Lo soltó pero no nos informó de nada”. Hace unas semanas Izquierda Unida y Podemos pidieron a una partida presupuestaria para instalar filtros HEPA y medidores de CO2 en las aulas. La consejera de Educación, Rocío Lucas, desechó la idea de adquirir estos purificadores de aire porque podían dar “falsa sensación de seguridad”.