El Puente Colgante de Valladolid, inaugurado en 1865 como el primer ejemplo de arquitectura del hierro en España, será declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento por su singularidad histórica y arquitectónica.
El Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) publica este jueves la incoación del expediente que desembocará en la declaración como monumento del Puente Colgante, el segundo que tuvo Valladolid después del histórico Puente Mayor, han informado fuentes de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Cultura y Turismo.
Más allá de esta declaración, el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ha llamado la atención sobre la necesidad de “cuidar de una manera adecuada un bien patrimonial tan importante como es el Puente Colgante”, cuya responsabilidad excede de las competencias municipales, ha declarado a los periodistas.
“Habrá que estar siempre atentos a la capacidad para mantener el uso adecuado del mismo en las condiciones óptimas que permitan su adecuada conservación”, ha añadido acerca del tráfico rodado que a diario soporta esta infraestructura.
Preguntado por si esta futura declaración motivará la suspensión del tráfico por el Puente Colgante, el alcalde no se ha planteado aún “si se eliminará o no”, sino que serán las condiciones del mismo “las que irán marcando una decisión en uno u otro sentido... tiempo habrá de ir analizando cómo responde para tomar las medidas oportunas, vamos a ver cómo evoluciona”, ha subrayado.
La llegada del ferrocarril a Valladolid en 1864, a una ciudad de incipiente industrialización vinculada a la industria harinera, motivó la necesidad de un nuevo puente que salvara el cauce del río Pisuerga y facilitara las comunicaciones y el transporte por carretera.
Las obras comenzaron en 1852, en principio proyectadas como un puente colgante que posteriormente se desestimó por uno de arco atirantado, con una estructura en hierro forjado y apoyos laterales en sillería, bajo la supervisión del arquitecto Lucio del Valle.
Las piezas fueron fundidas en Birmingham (Reino Unido), según consta en la inscripción fundida a la entrada, y enviadas a Valladolid a través de los puertos de Santander y Bilbao. El montaje comenzó en 1864 y la inauguración se produjo el 20 de abril de 1865, un año después de la llegada del ferrocarril desde Madrid.
El coste aproximado fue de un millón de reales y el puente continúa operativo después de 165 años con un único vano de cerca de 70 metros de luz, una plataforma de 75 y una anchura de siete metros.