Fuente de Oliva, el pueblo leonés sin carretera que querría votar en Galicia y no en Castilla y León

12 de febrero de 2022 22:22 h

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Juan Vicente Herrera era todavía presidente de la Junta de Castilla y León. Llegó a Fuente de Oliva (Balboa) por una pista pensando que habría otra conexión por carretera. “Está usted en el límite de sus dominios”, le dio la bienvenida el entonces pedáneo de esta localidad berciana a un palmo de la frontera con Lugo tan poco acostumbrada a ese tipo de visitas que estaba desentrenada en los códigos de la política. “Éramos tan tontos que ni si quiera le pedimos nada hasta que él se ofreció”, confiesa aquel 'cicerone', Pepe Núñez. Los vecinos le solicitaron asfaltar los tres kilómetros que le separan del siguiente pueblo habitado. Herrera se ofreció a mediar. “No hace falta hoy, pero no se olvide”, le disculparon. “Y se debió de olvidar”, ríe Núñez con una retranca más propia de Pedrafita do Cebreiro que de Valladolid.

Como les falta asfalto pero les sobra sentido del humor, los vecinos de Fuente de Oliva colgaron hace años un cartel en el ecuador de esa pista. “Sigue, que vas bien”, reza el letrero. Y este aviso colgado de un árbol contrasta con las farolas de las ciudades adornadas con caras de candidatos, siglas y logotipos de partido y lemas de campaña, que pasa de largo por una localidad ajena a mítines incluso en estas elecciones autonómicas en las que las formaciones se están trabajando el voto rural a base de multiplicar las visitas a explotaciones ganaderas fundamentalmente. Pero es que en Fuente de Oliva, que se deshabita en los meses más duros del invierno y cuenta sus vecinos empadronados con los dedos de una mano, ya no hay ni vacas. Y sus habitantes querrían votar en Galicia.

Pepe Núñez, algo así como la 'wikipedia' de esta coqueta localidad del Bierzo Oeste en la que nació y creció, todavía recuerda los tiempos en lo que alrededor de una treinta de habitantes podían vivir de la ganadería y una agricultura variada. “Menos vino se daba de todo”, cuenta sin dejar de reconocer que el “aislamiento” de un pueblo que nunca tuvo conexión por carretera fue provocando el éxodo. Él trabajó luego en la mina. Y así fue como buena parte de los lugareños de Fuente de Oliva acabaron por trasladar su residencia al Bierzo Bajo. Ahora, en días soleados como los pasados y ya a falta de obligaciones laborales, aprovechan siempre que pueden para volver a sus orígenes. En el caso de que llueva o nieve, con una pista ya muy deteriorada tras más de treinta años, corren el riesgo de quedar incomunicados.

Como se sienten abandonados en Castilla y León, a finales de 2020 dieron un paso que los llevó a la portada de los medios de comunicación. Habían solicitado una subvención para rehabilitar el hórreo al ILC (Instituto Leonés de Cultura) de la Diputación de León. La ayuda fue, en primera instancia, denegada. “Y eso fue la gota que colmó el vaso”, señala el pedáneo actual, Fernando Cerezales. Ya más entrenado en los códigos de la política actual, planteó un movimiento que tiene parte de medida de presión y parte de toque sentimental en una población que siente, piensa y hablar en gallego: solicitar su pase al municipio lucense de Cervantes. La Xunta mostró su “simpatía” por la solicitud. La Junta fue la última en pronunciarse, y lo hizo apelando a la ley. “Encima nos echaron una bronquísima”, lamenta Núñez.

“No pedimos una carretera de doble carril, sino que se asfalte la pista”

Fuente de Oliva reivindica el asfaltado de esos tres kilómetros de pista que le comunicarían con Castañeiras y el Portelo, las tres localidades que componen una Junta Vecinal de 11 habitantes censados, que este domingo están llamados a las urnas en la cabecera municipal, Balboa. Se trataría de una inversión minúscula en comparación con grandes infraestructuras como los viaductos de la Nacional VI y la A-6 que pueden otearse en el horizonte. El caso es que, tras aquella visita de Herrera y en otra ocasión, varios topógrafos aparecieron por la zona sin ningún resultado palpable. La Diputación reaccionó hace un año a la solicitud. Y ha planteado la elaboración de un estudio de impacto ambiental que los vecinos temen que no sirva más que para alargar la espera. “Pero no pedimos una carretera con doble carril, sino algo más simple: que se asfalte la pista”, apunta el pedáneo actual, dispuesto incluso a echar una capa de zahorra cuando pase el invierno como solución provisional.

Y es que los vecinos de Fuente de Oliva están acostumbrados a sacarse ellos mismos las castañas del fuego. Así ocurrió cuando a finales de los años sesenta trasladaron en carros los postes de la luz. Fue en 1990 cuando la Diputación de León, con la mediación del desaparecido exalcalde de Camponaraya y entonces diputado provincial Antonio Canedo, habilitó la pista actual, que se ha ido deteriorando hasta el punto de que en los meses de peor clima sólo resulta aconsejable acceder a través de un todoterreno. De hecho, había visitantes que daban la vuelta a mitad de camino hasta que se puso el cartel 'Sigue, que vas bien'. “Pero hubo gente que llegó aquí llorando”, ilustra Asunción Bardasco, al recordar los tiempos en los que hasta dos casas de turismo rural ofrecían quince habitaciones como alojamiento.

La falta de conexión lastró varias iniciativas

La falta de una comunicación en condiciones acabó por lastrar iniciativas como la implantación de un observatorio astronómico (“aquí el cielo es muy limpio, pero la pista descalibraba los aparatos”, explica Cerezales) y una especie de reserva de caballos maltratados (“se perdió porque coincidió con una nevada brutal”, apostilla el pedáneo). Ahora las esperanzas están puestas en la rehabilitación de un edificio como escuela de idiomas, un proyecto liderado por una gallega de Valdeorras (Ourense), Elena Fernández, y un inglés, Andy Lever. “Estuvimos uno o dos años mirando casas por el Bierzo y Valdeorras. Vimos de casualidad una en Fuente de Oliva. Y nos encantó. Nos gustó también la tranquilidad”, cuenta ella, mientras él se sorprende por una “dejadez” con los pueblos que asegura que no existe en Inglaterra.

En una encrucijada de fronteras, entre valles y montañas que marcan los límites entre provincias y comunidades autónomas, se palpan las diferencias. “Hace cuarenta o cincuenta años estaba mejor la zona de León que la de Galicia. Pero ahora la parte de Galicia parece otro mundo”, contrasta Pepe Núñez, que fue pedáneo durante un par de décadas. “Hay mucha diferencia. El Gobierno gallego tiene más concepto de lo rural. Y somos más parecidos. En Valladolid hay una agricultura extensiva que no es extrapolable a Fuente de Oliva”, abunda Fernando Cerezales, que tomó el relevo en 2015 y se mantiene en el cargo en una junta vecinal en el que el auténtico 'concejo abierto' es un grupo de whatsapp. Nacida en Castañeiras, en esa misma jurisdicción, Asunción Bardasco despacha la cuestión de manera más simple: “Ir a Galicia sería volver a mi niñez. Yo no sabía dónde estaba la raya”.

El caso es que la solicitud del pase a Galicia en noviembre de 2020 puso al pueblo en el mapa de 'google', cuyas primeras referencias hasta esa fecha remitían a una marca de aceite. Fuente de Oliva fue durante unos días objeto de polémica política con declaraciones y réplicas. Volvió hace unos días al candelero con la iniciativa del actual pedáneo para mantener un encuentro con los alcaldes de Balboa, Juan José López (PP), y Benigno Gómez (PSOE), aplazado primero por la sexta ola del coronavirus y ahora por una campaña electoral que vuelve a pasar de largo por la localidad. Cerezales, que en 2019 se presentó a la pedanía por Municipalistas por el Cambio, confiaba en que algún partido en la oposición se acordara de la cuestión. Cree que habría sido incluso un movimiento hábil por parte del candidato socialista, Luis Tudanca. “Podría 'vender' que el PSOE es el que se está implicando a través de la Diputación”, añade, convencido de que Alfonso Fernández Mañueco y el presidente d ela Xunta, Alberto Núñez Feijóo, hablaron en privado de Fuente de Oliva durante el mitin que ambos protagonizaron en Ponferrada.

Sin embargo, la falta de referencias públicas durante una campaña volcada en el medio rural y la despoblación no ha hecho sino confirmar el desencanto en la localidad, consciente de la falta de interés por apenas sumar cinco votantes. Con la España Vaciada en el centro del debate, el actual pedáneo considera que “hace falta mucha pedagogía” incluso sin ahorrar la autocrítica: “Habría que involucrarse y no sólo hacerse selfies”. “No hace falta estudiar ni ser muy listos para saber por qué los pueblos se vacían: primero hacen falta comunicaciones; y después industria”, resume su antecesor, que de niño iba a la 'universidad' a Villanueva de Castañeiras por un sendero. “Así hacíamos gimnasia antes de llegar a clase”, bromea.

“Lo primero son las comunicaciones. Y lo segundo es fijar población femenina. Y nuestro espejo es Galicia. Allí hay asfalto hasta la puerta de cada casa”, abunda Cerezales. Consciente de la dificultad de canalizar una propuesta que “obligaría a cambiar la Constitución”, planteará al menos poder recibir atención sanitaria en Pedrafita do Cebreiro, que cuenta con centro de salud. La falta de carretera está complicando y encareciendo los costes del transporte de material para la escuela de idiomas de Elena y Andy, que luego tendrían que contar con fibra óptica para dar clases online, otra típica promesa electoral en una campaña que no llega a la esquina noroeste de Castilla y León. “Somos insignificantes para ellos. Somos un puñado, pero salimos un poco rebeldes”, dicen unos vecinos dispuestos a convertir Fuente de Oliva en 'Fuenteovejuna'.