Galicia y León pugnan por el topónimo de los Ancares, el nombre de la tierra de las pallozas

Antonio Vega / Elisabet Alba

5 de febrero de 2021 22:15 h

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Ancares es un río, un puerto de montaña, una sierra y una denominación que comparten dos comarcas en la frontera entre Galicia y la provincia de León. Ahora, este topónimo enfrenta a ambos territorios tras la disputa abierta por el ayuntamiento leonés de Candín por querer llamarse 'Ancares'. Un conflicto administrativo por un nombre entre dos de las comarcas más despobladas de ambas geografías e identificadas conjuntamente por las siempre llamativas pallozas 'teitadas' de paja.

El consistorio leonés abrió las hostilidades el pasado 16 de diciembre al aprobar en un pleno municipal que quería pasar a denominarse 'Ayuntamiento de Ancares', e iniciar el procedimiento administrativo para cambiarse de nombre. El pasado 30 de diciembre se abrió el plazo de 30 días para que aquellos interesados aleguen contra el nuevo nombre y comenzó la disputa con los municipios vecinos de Galicia, pertenecientes a la comarca de 'Os Ancares'.

El municipio de Candín alega fundamentalmente razones históricas para adoptar su nuevo nombre. Entre ellas, que el conocido antiguamente como Real Valle de Ancares está en su territorio, lugar del nacimiento del río que también lleva el topónimo. Pero en la parte gallega de 'Os Ancares' no están de acuerdo y la Diputación de Lugo y los seis ayuntamientos de la comarca del mismo nombre  -Baralla, Becerreá, As Nogais, Pedrafita do Cebreiro, Navia de Suarna y Cervantes- apuran el plazo para presentar sus alegaciones, que expira a mediados de la semana que viene.

La Diputación de Lugo ha aprobado este pasado viernes en Consejo de Gobierno ponerse enfrente del municipio leonés para tratar de que no se 'apropie' del nombre de la comarca que incluye también otras administraciones locales de la provincia de León. La línea argumental que defiende la institución lucense se basa en seis puntos, que apoyan con tres informes técnicos de los servicios jurídicos, económicos y técnicos, el servicio de medio ambiente y el servicio histórico.

El cambio de nombre del municipio de Candín “vulnera la legislación reguladora de denominación del municipio”, aseguran. Según el artículo 24.1 de la Ley 1/1998 del Régimen Local de Castilla y León establece que: “La denominación de los municipios habrá de ser en lengua castellana, respetándose las denominaciones existentes a la entrada en vigor de esta Ley, sin que pueda ser coincidente o producir confusiones con otras del territorio del Estado”. El uso y amplitud del término 'Ancares' es el nudo gordiano para resolver esta disputa.

El presidente lucense, el socialista José Tomé Roca, negó el supuesto fundamento histórico leonés aduciendo que “existe abundante documentación histórica que acredita el uso del topónimo Ancares para referirse a la sierra montañosa por lo menos desde el año 572”. Para la administración provincial lucense, Ancares es “una realidad territorial mucho más amplia que un único municipio, puesto que da nombre a una comarca”, es “una realidad social, cultural, medioambiental y etnográfica que comparte rasgos, retos y oportunidades” y que “además, está reconocida organismos a nivel autonómico, nacional e internacional como la Unesco”.

Por todo ello, entiende que el cambio de nombre “lesiona gravemente los intereses de la provincia de Lugo y del conjunto de la comarca de los Ancares”. Así que piden al Consistorio de Candín que, o bien que se retracte y archive el expediente del cambio de nombre o que lo modifique para llamarse 'Candín de Ancares', pero en ningún caso permitirán que se llame Ancares a secas. “Limitar el nombre de Ancares solo al municipio de Candín supone una pérdida de oportunidades para el desarrollo social y económico del resto”, aseveró 

El procedimiento de cambio de nombre

La decisión final del posible cambio de nombre de Candín a Ancares recaerá sobre el gobierno autonómico de Castilla y León, en manos del Partido Popular y Ciudadanos. Cabe recordar que el alcalde de Candín, José Antonio Cachón, lo es con mayoría absoluta por el PP. En seis meses desde que se inició el procedimiento, el pasado mes de diciembre, tendrá que estar resuelto el expediente en un sentido favorable o negativo.

Tras recibir las alegaciones el ayuntamiento de Candín debe responder a las mismas y remitir el expediente a la Diputación de León, que tiene que emitir informe preceptivo, y a la Junta de Castilla y León, que tomará la decisión final. Además, según la ley de régimen local de Castilla y León, tendrá que haber informe, según proceda, de la Real Sociedad Geográfica o de la Real Academia de la Historia y “y de las Universidades de la Comunidad o de otras instituciones que se consideren oportunas”.

El cambio de nombre de Candín a Ancares se enfrenta a un problema principal, que es que el nombre no se podrá poner “sin que pueda ser coincidente o producir confusiones con otras del territorio del Estado”, según la Ley de régimen Local de castilla y León, y que “no se autorizará cambio de nombre cuando el propuesto sea idéntico a otro existente o pueda producir confusiones en la organización de los servicios públicos”, según el decreto de población y demarcación territorial de las entidades locales. Y aquí es donde está el meollo de la pretensión de Candín de llamarse 'Ancares', en la exclusividad que pretende del término y su colusión con otras denominaciones idénticas. La idea leonesa colisiona de lleno con los intereses gallegos.

Tanto León como Galicia comparten denominación en sus respectivas Reservas Nacionales de Caza, originadas durante el franquismo y luego gestionadas por las comunidades autónomas. Además, desde el año 2006 hay dos reconocimientos de la Unesco como Reserva de la Biosfera a ambos lados de la frontera galaico-leonesa, la de los Ancares Lucenses (y Montes de Cervantes, Navia y Becerreá) y la de los Ancares Leoneses. 

Pero lo que abarcan en realidad ambos territorios llamados 'Ancares' no es igual ni siquiera en ambos territorios. Por ejemplo la Xunta de Galicia reconoce la comarca de 'Os Ancares' como una de las existentes en su territorio, pero integrada por 6 municipios: Baralla, Becerreá, As Nogais, Pedrafita do Cebreiro, Navia de Suarna y Cervantes. En cambio su Reserva de la Biosfera de Os Ancares Lucenses solo agrupa a 3 de los municipios: Navia de Suarna, Cervantes y Becerreá.

En León tampoco hay acuerdo sobre qué abarca exactamente la denominación 'Ancares'. Por un lado, su Reserva de Caza agrupa cinco ayuntamientos: Balboa, Candín, Peranzanes, Vega de Espinareda y Villafranca del Bierzo. Pero la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses solo incluye los municipios de Candín, Peranzanes, Vega de Espinareda y Villafranca del Bierzo. Políticamente todos los municipios leoneses de esta zona se integran en la única comarca oficial de todo Castilla y León, conformada en el Consejo Comarcal del Bierzo.

En el año 1991 la Junta de Castilla y León ideó aprobar como forma de protección para la zona el 'Espacio Natural de la Sierra de Ancares', que abarcaba todos estos municipios e incluso vecinos del Alto Sil y Laciana, aunque nunca lo ejecutó formalmente y desistió en el año 2018 de hacerlo.

Estudiosos de la zona aseguran que el nombre original de 'Ancares' pertenece al valle del mismo nombre en el municipio de Candín y atribuyen la extensión de la denominación de 'Los Ancares' (Os Ancares en gallego) al primer tercio del siglo XX, cuando ocurrió la explotación masiva del robledal en ambos flancos de la sierra, para fabricar traviesas de ferrocarril. Allí, en el concello lucense de Cervantes, tuvo la base de operaciones una empresa gallega que sus propietarios bautizaron como 'Compañía Vila Riestra de Los Ancares', extendiendo la denominación por todo el cordal que separa Galicia, León y Asturias. 

La disputa entre Lugo y León por el término Ancares es un capítulo más de las eterna batallas territoriales de esta geografía, que van desde la recurrente disputa por la comarca del Bierzo, con un nuevo capítulo reciente tildado por la Junta de Castilla y León de “afán imperial típico del nacionalismo”, a la aspiración de una aldea leonesa de pasar a un municipio leonés a uno lucense por sentirse 'olvidada'.

En seis meses la disputa por el topónimo deberá quedar resuelta en una batalla que demuestra la importancia de llamarse 'Ancares'.