Así es la 'pared' de contagios en Castilla y León: 26.500 enfermos de COVID desde el 1 de enero

Alba Camazón

21 de enero de 2021 06:00 h

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“Más que una pendiente, es una auténtica vertical. Es casi una pared”. Así hablaba la consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, de la curva de contagios registrada en la comunidad en los últimos días. Salvo el fin de semana, se han notificado más de 2.000 casos diarios de COVID-19 en los últimos siete días. Desde que comenzó el año, Castilla y León contabiliza 26.500 contagiados de una enfermedad que tiene una tasa de letalidad de 3,5%. Es decir, por cada mil contagiados, fallecen 35 personas.

En poco se parecen la segunda y la tercera ola. Las reuniones familiares y de amigos durante las fiestas navideñas y una mayor contagiosidad de algunas cepas de coronavirus ha provocado un ascenso “vertiginoso” de los casos, que ya ha comenzado a pasar factura a los hospitales de la Comunidad.

El gráfico que abre esta información y sus equivalentes por provincias muestran la tendencia de los casos confirmados diariamente -un 'promedio' que compensa el efecto 'fin de semana'- y los pacientes de COVID-19 hospitalizados en planta y en la unidad de cuidados intensivos. La incidencia acumulada está ya en 1.048 casos por cada 100.000 habitantes y se ha triplicado con respecto al 6 de enero.

La provincia de Segovia lleva ocho días por encima de los 1.000 casos confirmados por cada 100.000 habitantes, y Ávila y Palencia llevan cinco días con la incidencia tan elevada. Valladolid lleva tres días por encima de los mil casos y, aunque Burgos es la provincia de Castilla y León que menos mal está, su incidencia lleva once días subiendo.

De momento se mantiene la actividad quirúrgica programada, pero la consejera ya advirtió el martes de que, si la tendencia continúa así, se tendrá que operar solo a los pacientes críticos o los de máxima prioridad, como los pacientes oncológicos, por ejemplo. De los 160 quirófanos habituales de todo Castilla y León, están funcionando 120, más o menos. Esto significa que las UCI cada vez están más extendidas y están obligando a reorganizar la cirugía programada por la alta ocupación de pacientes de COVID. Según los datos de Transparencia, hay 328 pacientes en la UCI, de los cuales 191 tienen coronavirus; y 1.289 pacientes con COVID están en planta. Uno de cada cuatro hospitalizados en Castilla y León tiene COVID-19. Hace solo diez días, estas cifras se reducían a la mitad, con 514 hospitalizados en planta.

De hecho, Sanidad está valorando la viabilidad de abrir más puestos en el hospital de pandemias ubicado en Valladolid, el antiguo Río Hortega que ahora se ha renombrado como 'edificio Rondilla'. Esta decisión dependerá de la reorganización de efectivos sanitarios, puesto que las bolsas de trabajadores están vacías.

Incidencia acumulada

Los municipios que más incidencia acumulada tienen son Guijuelo (Salamanca) y Valdestillas (Valladolid), con 6.337 y 5.964 casos por cada 100.000 habitantes (14 días), respectivamente. Sin embargo, hay que tener en cuenta la trazabilidad de los casos. Una alta incidencia de casos en municipios pequeños puede estar distorsionada debido a brotes que impliquen a muchas personas pero que estén 'controlados' y con una alta trazabilidad, como en el caso de Carbonero el Mayor, un pequeño municipio segoviano con un brote controlado, pero una incidencia disparada. Castilla y León publica la incidencia en los municipios de más de mil habitantes, pero aún un pequeño brote puede subir las estadísticas.

Sin embargo, en algunas localidades como Tordesillas, que no llega a los 10.000 habitantes, la incidencia es muy elevada y la trazabilidad, muy baja. Esto ha obligado a Sanidad ha realizar cribados masivos, en los que han dado positivos 105 vallisoletanos de esa zona básica de salud. Se realizaron 2.860 test, por lo que el porcentaje de positividad es del 3,6% solo en esos dos días, con población asintomática. En la siguiente tabla, aparece el ranking de los municipios con mayor incidencia.

Restricciones en Castilla y León

Ante esta situación, la Junta de Castilla y León ha implantado restricciones en las últimas semanas, aunque al principio solo se tomaron en Ávila, Segovia y Palencia. El 10 de enero se cerró el interior de la hostelería, los gimnasios, los centros comerciales y grandes superficies comerciales en estas tres provincias. Además, la Junta anunció el cierre perimetral de la Comunidad el tiempo que dure el estado de alarma, en principio, hasta mayo.

Días más tarde, estas limitaciones se extendieron al resto de provincias de Castilla y León: el 13 de enero. Dos días más tarde, la Junta decidió ganar tiempo a la política nacional y adelantó el toque de queda a las 20.00 horas -desde el 24 de octubre, el límite estaba en las 22 horas-. Además, se limitaron las reuniones a un máximo de cuatro personas -no convivientes-, se blindaron las provincias para evitar la movilidad y se restringieron los grupos en lugares de culto a un máximo de un tercio de su capacidad, hasta 25 personas.

Todas estas medidas quedaron casi olvidadas y todos los focos se pusieron en el toque de queda adelantado. Otras autonomías solicitaron al Gobierno central poder poner el toque de queda a las 21 o a las 20 horas, pero Castilla y León llevó la ley “al límite”. Mañueco e Igea entienden que el artículo 5 de la ley del estado de alarma habla de 'limitación en horario nocturno', que es desde el ocaso hasta el alba. A pesar de que el Gobierno advirtió que esta posibilidad “no cabía” en la ley, Castilla y León mantuvo su posición y ahora es de obligado cumplimiento. El Tribunal Supremo deberá decidir qué pasa, puesto que el Gobierno recurrió este adelanto a pesar de que ahora se muestra más favorable a negociarlo con las comunidades autónomas.