El Partido Popular pretende ahora gobernar en solitario aunque los 31 escaños conseguidos le dejan muy lejos de la mayoría absoluta y necesitaría a Vox, con 13, para alcanzarla. En su argumentario presume de haber ganado las elecciones y desbancado al “sanchismo” y de “un cambio de ciclo imparable”.
Con tan sólo tres escaños de diferencia con el PSOE, el partido de Casado considera que la convocatoria electoral “no solo ha servido para romper la conjura para una nueva moción de censura sino que Castilla y León ha dado un no rotundo a Sánchez y a sus habituales compañeros de viaje, todos ellos los grandes fracasados”. Para justificarlo, afirma que ha conseguido “más votos que PSOE, UP y Cs juntos” por lo que el “el mensaje ha sido claro: vale ya de mociones y elecciones y dejen gobernar al ganador con estabilidad y de acuerdo a su proyecto”.
La conclusión que extrae es que “Castilla y León necesita un gobierno del PP sin ataduras” y que lo han dicho los ciudadanos “a través de las urnas”, por lo que “tras abrir un proceso de diálogo, Fernández Mañueco pretende gobernar cumpliendo el programa, las ideas y el proyecto del PP refrendado por la mayoría de los ciudadanos de la comunidad”. El partido de Pablo Casado cambia de idea respecto a 2019, cuando el PSOE, ganador con 35 escaños, no tuvo la opción de gobernar ya que Ciudadanos, que en ese momento era un partido llave en varias autonomías, escogió al PP como “socio preferente”.
Además, presume de una victoria “a pesar del sinfín de ataques del Ejecutivo y con su enorme maquinaria partidista y de propaganda” contra el PP: “Ahí queda el CIS de Tezanos, el sectarismo con los Fondos europeos o los Consejos de Ministros convertidos en mítines en plena campaña. Hemos resistido todos sus torpedos y el PP ha ganado las elecciones constatándose que el cambio de ciclo en España es imparable”, dice a pesar de haber conseguido los peores resultados de su historia en Castilla y León.