La Fundación Castilla y León, dependiente de las Cortes y en manos de Vox vive un momento de ruptura con la salida del PSOE por estar “blanqueando el fascismo” y “difundiendo la ideología de extrema derecha” y de CCOO que también ha anunciado este viernes que la abandona para no estar “en un sitio fascista” a la vez que ha exigido la disolución de este organismo para la creación de una nueva fundación de carácter privado y “plural”. Sin embargo, desde la Junta de Castilla y León eluden pronunciarse sobre la debacle.
La razón que ha dado el portavoz del gobierno autonómico, Carlos Fernández Carriedo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, es que la fundación depende de las Cortes autonómicas y, por lo tanto, del poder legislativo y no de la Junta. Carriedo ha insistido en la separación de “los tres poderes” para no fijar una posición del gobierno ante las reacciones que ha generado el uso que hace su socio de gobierno de la fundación, a pesar de que la pasada semana anunció la creación de otra fundación, esta dependiente de la Junta, con fines muy similares a la de las Cortes.
“Los grupos tienen su ámbito y es el Parlamento y la Junta el suyo, que es la labor ejecutiva”, ha motivado el portavoz. Respecto a la nueva fundación, que se ha creado sin buscar el consenso con los grupos de la oposición, Carriedo asegura que podrán colaborar en los actos que conmemorarán el 800 aniversario de la unión de los Reinos de León y de Castilla en 2030, uno de sus objetivos. Lo que tampoco ha aclarado Carriedo es si la Fundación Castilla y León colaborará también en ese aniversario, porque “es algo que hay que preguntar a las Cortes” y no a la Junta.