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El PSOE de Castilla y León prepara una moción de censura para acabar con Mañueco e Igea y busca a cuatro 'rebeldes' en las filas de Ciudadanos

El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, durante una reunión con el secretario general del PSOE regional, Luis Tudanca.

Laura Cornejo

23 de febrero de 2021 22:45 h

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“Puede ser en un mes, en dos o en ocho, pero habrá moción de censura”. En el PSOE de Castilla y León tienen claro el qué y desde hace meses trabajan en el cómo. Con 35 procuradores en el parlamento autonómico, los socialistas, con Luis Tudanca al frente, constituyen el partido mayoritario, el más votado en las elecciones de 2019, pero no gobierna. El pacto PP (29 procuradores) y Ciudadanos (12) hizo posible con el número justo de escaños (41) el gobierno de coalición. La división interna en el partido de Inés Arrimadas puede acabar con él. Que los números cuadren depende de que el PSOE consiga que a los votos de sus 35 procuradores se sumen 6 más. Los de los dos diputados de Podemos prácticamente se dan por hecho, pero hay otros dos en el Grupo Mixto que no son descartables, por un lado el de Unión del Pueblo Leonés (UPL) y por otro el de Por Ávila, partido escindido del PP, si bien este último es más complicado. En un caso u otro se necesitarían entre dos y cuatro 'deserciones' en las filas de Ciudadanos. Que un diputado apoye una moción de censura en contra de su propio partido es poco frecuente, pero no es imposible si ese partido está en caída libre. Los resultados de las elecciones catalanas han confirmado lo que hace dos años auguraron las generales.

El pasado sábado, según pudo saber elDiario.es, la secretaria de Organización del PSOECyL, Ana Sánchez, citaba para primera hora del lunes a todos los secretarios provinciales. El objetivo era la puesta en común de la información que se va recabando sobre la situación interna de Ciudadanos y determinar así quiénes podrían apoyar una moción de censura.

Una tormenta casi perfecta

Este mismo movimiento está en estudio en otras comunidades, pero es en Castilla y León donde se dan las condiciones para una tormenta casi perfecta: la gestión errática de la pandemia en la Comunidad ha provocado que en esta tercera ola fuese la segunda en incidencia. Mientras, la hostelería y en general el colectivo de los autónomos no aguantan ni una restricción más y se manifiestan semanalmente para pedir la dimisión del presidente, Alfonso Fernández Mañueco, y del vicepresidente, Francisco Igea. Además, están los dos autos del Tribunal Supremo que suspenden cautelarmente dos decisiones que Fernández Mañueco, tomó como autoridad delegada vulnerando derechos fundamentales. Durante 31 días los ciudadanos han estado bajo un toque de queda adelantado a las 20 horas de manera ilegal, puesto que el presidente de la Junta, según el Supremo, carecía de competencia para ello, y durante algo más de un mes, los fieles que acudían a las iglesias no podían pasar de 25, independientemente del tamaño que tuviese el templo.

La ecuación se completa con un detalle más: ni Fernández Mañueco, ni el vicepresidente, Francisco Igea, son apreciados por los presidentes de sus respectivos partidos y en ambos grupos parlamentarios crece el descontento, especialmente en Ciudadanos. Este es el momento de significarse políticamente. La enemistad entre Igea y Arrimadas, y la resistencia de esta última a que su partido acabe absorbido por el PP, podría abrir la puerta a algún tipo de acuerdo con los socialistas. De hecho, horas después de que Ana Sánchez asegurase en una rueda de prensa que el PSOE no descarta una moción de censura, un cargo orgánico y político y de Ciudadanos contactaba con el líder socialista, Luis Tudanca.

Tanto Igea como el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, Raúl de la Hoz han intentado restar importancia a las palabras de Sánchez. Ambos dijeron, entre otras cosas, que durante una pandemia no es adecuado presentar una moción de censura. Hacían estas declaraciones el lunes por la tarde, cuando ambos partidos, con el apoyo de exconcejales de Vox, habían consumado una moción de censura que arrebató al PSOE la alcaldía de Zaratán, un pueblo del alfoz de Valladolid. A lo largo de toda la pandemia, han actuado así en una docena de ayuntamientos de Castilla y León. “En el momento en el que De la Hoz se apresura a hacer declaraciones sobre nuestra posible moción de censura, le da carta de naturaleza, se han puesto nerviosos”, comentan fuentes del PSOE.

Desde el partido han precisado que aunque algún contacto puede haber con el Grupo Parlamentario Ciudadanos, prefieren funcionar “como una tela de araña” a la hora de recabar apoyos. “En Ciudadanos a nivel nacional hay dos facciones muy definidas, por un lado la de Arrimadas, que se niega a que su partido desaparezca en manos del PP porque quiere mantener la marca, y la del antiguo presidente, Albert Rivera, que parece que trabaja a destajo justo para eso”. En Castilla y León la división viene marcada por el rechazo a Igea, que carece de apoyos en su grupo parlamentario y por las directrices que marca el PP en Ciudadanos a través de su portavoz. Sumadas ambas circunstancias, la nacional y la autonómica, hay una conclusión clara: a Ciudadanos le empieza a cansar el PP y no se resigna a la irrelevancia. De las conversaciones que se han iniciado dependerá lo que ocurra en “un mes, dos, u ocho”.

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