El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), tiene un plan para aquellas personas preocupadas por el clima: “realizar trabajos de prevención de incendios en los montes de Castilla y León. Hay miles de hectáreas por limpiar”. El mismo representante público que ha aparecido en mocasines tras los fuegos que han calcinado Zamora o Burgos, recomienda “apuntarse” a estos trabajos.
Todo ello a raíz de un vídeo colgado con el diario Público en el que varias jóvenes afirman tener 'ecoansiedad', es decir, les angustia los impactos causados por el cambio climático y no poder afrontar un problema tan grande. Una de las chicas que aparece en las imágenes afirma que se agobia cuando hace calor en verano por los incendios ya que vive en una zona de riesgo.
Los dedos no le han temblado al vicepresidente para hacer sorna de esta opinión y ha reaccionado afirmando que no tiene “pruebas pero tampoco dudas,” de que “después de unos meses trabajando, se te pasa la ecoansiedad. Y la tontería, también”. 'Consejos vendo y para mí no tengo', que dice el refrán.
83.000 hectáreas quemadas en Castilla y León
El vicepresidente ha publicado este mensaje en una situación crítica para Castilla y León. Desde junio se han calcinado más de 83.000 hectáreas en Castilla y León y es la autonomía más afectada por el fuego, con Zamora a la cabeza con dos grandes incendios que se han llevado por delante dos vidas humanas, una docena de heridos y más de 60.000 hectáreas afectadas.
Con esta frivolidad de García-Gallardo no solo parece no mostrar sensibilidad con las personas afectadas por el fuego, ni con los trabajadores que desempeñan su labor en los montes de esta autonomía. Esta declaración se suma a otras poco acertadas del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, quién aseguró que “quieren quemar” la Comunidad y que hay “intencionalidad política”. Su consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, culpó a los ecologistas y a sus “modas”.
Estas palabras tapan una realidad: la gestión es manifiestamente peor que la de otras comunidades. Por poner en contexto: el pasado año, la partida presupuestaria del operativo contra los incendios forestales en Castilla y León fue de 64,86 millones para 5,1 millones de hectáreas, lo que supone 13 euros por hectárea. En la vecina Castilla-La Mancha, con 3,5 millones de hectáreas forestales, el presupuesto fue de 95,2 millones, 27 euros por hectárea, un poco más del doble de lo que gastó Castilla y León.
La carencia presupuestaria se refleja en los medios aéreos que tiene para atajar los fuegos. Castilla y León cuenta con 23 medios aéreos, a los que se suman 10 del Gobierno. Si se compara con Andalucía, con una superficie de 4,4 millones de hectáreas, estos tienen 36 medios aéreos, más 5 ofrecidos por el Estado.
Además, la Junta cuenta con el mismo plan de incendios de 1999, lo que le hace que no recoja los nuevos avances en gestión de incendios. La precariedad laboral también está instalada en las contrataciones de personal. La mayoría de esos contratos tienen entre 3 y 6 meses de duración, llegando excepcionalmente a los 9 meses.
Pero es que hay más. La Junta tiene deficiencias de gestión: no hay una autoridad regional central que coordine el conjunto de los episodios en todo el territorio. Son los Delegados Territoriales los encargados de declarar situaciones operativas de nivel 2 (interés autonómico), lo que provoca una gran descoordinación interna. Además, hay un cambio continuo en los directores de extinción en cada incendio –cada 12 horas– lo que dificulta la continuidad de la gestión de cada emergencia. Esa falta de coordinación interna tiene efectos también externos en forma de distorsiones en la información que se facilita al Sistema Nacional de Protección Civil. No se informa con la regularidad y la exactitud necesarias para ordenar mínimamente los recursos de apoyo.
Asimismo, Castilla y León no dispone de un sistema de radiocomunicación TeTrA para los operativos de extinción que evite zonas de sombra, una dificultad añadida para los bomberos forestales, a la que se une la baja calidad del avituallamiento a los retenes y de la que se han quejado repetidamente a través de las redes sociales –ante el desprecio de la Junta–: poca agua y bocadillos casi sin relleno que han hecho que el conocido chef José Andrés aterrizase en Zamora con su ONG 'World Central Kitchen' para alimentar a los bomberos.