La plataforma Santovenia Unida, formada por vecinos del municipio vallisoletano, paró ayer una nueva okupación en una vivienda situada en la calle Fuente Pioja y en la que tuvo que intervenir la Guardia Civil.
Los hechos comenzaron sobre las 18.00 horas del viernes, según informan portavoces del movimiento vecinal, cuando los anteriores inquilinos, “también okupas”, salieron de la vivienda después de haber sacado todos sus enseres en los últimos días.
Un movimiento del que se percataron los vecinos del inmueble y que pusieron en conocimiento de los propietarios de la vivienda que, según señalan, pertenece a una entidad bancaria. “A pesar de los reiterados avisos que les hicimos, no obtuvimos más que palabras”, lamentan.
Media hora después, sobre las 18.30 horas, llegaron a este domicilio tres personas que okuparon la casa. Fue entonces cuando los vecinos comenzaron a juntarse en la puerta de la vivienda hasta que a las 23 horas llegaron “varias patrullas” de la Guardia Civil tras la llamada de los ciudadanos que intentaban poner freno a la situación.
Tras varias conversaciones entre Guardia Civil y las tres personas que iban a okupar el inmueble, un vehículo particular vino a recogerles y abandonaron el lugar. Los agentes del Instituto Armado desplazados a Santovenia de Pisuerga precintaron la vivienda que llevaba “más de año y medio okupada”.
Es la segunda vez que el movimiento vecinal impide la okupación de una vivienda en menos de un mes. El pasado 16 de mayo hicieron lo propio en un inmueble de la calle Vado. La acción de varios ciudadanos impidió la entrada a un inmueble y que también precisó de la intervención de la Benemérita que precintó el edificio.
“Santovenia Unida”
Precisamente, ese fue el germen de la plataforma Santovenia Unida que, desde entonces, se está movilizando para poner freno a la okupación en el municipio que, según los datos de la Subdelegación del Gobierno, aglutina el 62 por ciento de estas viviendas en la provincia.
En este sentido, el pasado martes 9 de junio, cerca de 200 personas se manifestaron en las inmediaciones del parque El Remuel comenzando así una serie de protestas que se extenderán, al menos, dos semanas más con caceroladas los martes y los jueves que recorrerán las viviendas que están okupadas, un total de 26.
Una acción con la que pretenden “visibilizar” un problema que, a juicio de los vecinos, deriva en “inseguridad” en el propio municipio.