Cáritas detecta un aumento de la exclusión del 54% desde 2018 en Castilla y León y alerta de la cercanía de “una nueva crisis”

Europa Press

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El informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en Castilla y León de la Fundación Foessa realizado para analizar la incidencia de la pandemia en el sector más desfavorecido de la población revela que 426.000 personas de la comunidad se encuentran en exclusión social y, de ellas 226.000 en situación 'severa', lo que indica un crecimiento del 54 por ciento con respecto a los datos de 2018.

Así lo señala este estudio que se ha presentado este miércoles en Valladolid en un acto que ha tenido lugar en el Palacio de Congresos Conde Ansúrez y en el que han intervenido el obispo de la diócesis de Astorga y obispo acompañante de Cáritas Española, Jesús Fernández González; el presidente de Cáritas Autonómica de Castilla y León, Antonio Jesús Martín de Lera; y el miembro del Equipo de Estudios de Cáritas Española y del Comité técnico de la Fundación FOESSA Thomas Ubrich.

Esta entidad decidió realizar un informe “intermedio” debido al impacto que tuvieron las primeras fases de la pandemia en la sociedad española y la crisis social y económica que se generó, con el fin de evaluar el impacto de ésta.

Pero además ahora, como ha explicado Antonio Jesús Martín de Lera la situación internacional por la guerra en Ucrania y la escalada de los precios de suministros y de los alimentos “y todo lo que supone para todo el resto de situaciones económicas”, lo que lleva a la sociedad española “a las puertas de una nueva crisis seria” en un plazo de “menos de un mes”.

El informe de Foessa indica que uno de cada seis habitantes de la comunidad (18 por ciento), lo que supone un total de 426.000 personas está en situación de exclusión. El informe refleja, además, un crecimiento de un 54 por ciento entre las personas más frágiles, las que se encuentran en situación de exclusión severa, que ya representan a más de la mitad de las personas presentes en el espacio de la exclusión social (225.000).

Más de 64.000 personas conforman en Castilla y León la denominada “sociedad expulsada”, la situación “más crítica” de personas que no cuentan con elementos subsanadores.

Así, Thomas Ubrich ha reflexionado sobre la situación social y económica y la ha comparado con el hundimiento del Titanic, ya que el “barco” --la sociedad-- ha chocado con un “iceberg posible pero inesperado” --la pandemia del COVID-19--.

“Todos viajamos en el mismo barco, el golpe nos ha fastidiado el viaje pero no a todos nos ha afectado en las mismas dimensiones”, ha explicado Ubrich, que ha continuado su comparación y ha señalado que en el Titanic las personas que viajaban en primera clase disponían de botes salvavidas, pero los que iban en “tercera”, no y “muchos se ahogaron”.

Así, en un sentido en el que también se ha pronunciado Martín de Lera, una sucesión de crisis como las que se han dado en la sociedad española desde la de 2008-2013 hasta la actual provoca que durante lo más duro incremente notablemente el número de personas que se encuentran en el “agujero social” de la exclusión, pero en la época de bonanza esas situaciones “no desaparecen” porque no salen todos, “ni siquiera todos los que han caído más recientemente”.

Por todo ello, la crisis de la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto un fuerte incremento de la pobreza a nivel mundial, ya que ha empeorado las condiciones de vida de las personas que se encontraban en riesgo de exclusión antes de 2020 y ha impedido que salieran de ello las que ya estaban en situación desfavorecida.

Con todo ello, actualmente los niveles de pobreza monetaria son “altos y persistentes” en Castilla y León, y la tasa de riesgo de pobreza afecta ya a 360.000 personas.

El informe indica que pese a que el panorama en Castilla y León es “ligeramente menos negativo” que en el conjunto de España, la crisis sanitaria ha afectado a muchos hogares en la Comunidad, lo que ha reducido “notablemente su espacio de integración plena”. Así, si en 2018, seis de cada diez hogares en Castilla y León se encontraban en esta situación de integración plena, ahora menos de la mitad de los hogares (49,7) participan con total normalidad en la sociedad.

En cuanto a la evolución, FOESSA constata un crecimiento de la exclusión en el eje económico, donde ha subido un 58 por ciento, frente al 38 por ciento del conjunto de España. Sin embargo, el mayor crecimiento se produce en el eje relacional, donde las situaciones de exclusión se han duplicado al pasar de un 4,4 a un 9 por ciento.

Las brechas de la exclusión

Todas estas carencias tienen un impacto “desigual” sobre las personas, y como ha advertido Ubrich, se complica más la situación en función del género y de la nacionalidad. La crisis de la Covid-19 feminiza aun más el espacio de exclusión en Castilla y León, pues la exclusión en hogares encabezados por féminas ha pasado del 17 al 25 por ciento en 2021, en el mismo periodo en el que entre los hombres pasaron del 12 al 15 por ciento.

El país de origen también constituye un rasgo diferencial en el caso de las brechas de exclusión, pues más de la mitad de los hogares encabezados por una persona de origen extranjero se encuentran en situación de exclusión, esto significa que es 3,5 veces mayor que en los hogares encabezados por alguien de nacionalidad española, lo que dibuja una nueva línea de profundidad en la sociedad fracturada.

Una tercera brecha se abre en la sociedad castellanoleonesa por el incremento de la tasa de exclusión entre las personas más jóvenes, pues uno de cada cuatro jóvenes menores de 30 años está afectado por procesos de exclusión social, algo que les “impide dibujar proyectos de vida para dar el salto a la vida adulta”, sin empleo o con trabajos precarios “que imposibilitan la emancipación, el sustento de una vida independiente o la creación de una familia”.

Apagón digital

Las medidas de distanciamiento social durante la pandemia, han traído un nuevo elemento de desigualdad como la brecha digital, que se evidencia con la ausencia de dispositivos, de conexión o de habilidades para el manejo de Internet. Esta situación afecta ya a tres de cada diez hogares en Castilla y León (31 por ciento), y se incrementa hasta el 42 por ciento en el caso de los hogares que están en situación de exclusión severa.

Este apagón digital conlleva “pérdida de oportunidades laborales, formativas, de relaciones o de acceso a derechos como ayudas y prestaciones sociales y que nuevamente afecta a quien más necesita de esas oportunidades”. La población en situación de exclusión pierde seis veces más oportunidades por apagón digital que la población integrada.

Empleo

El empleo durante esta crisis se ha caracterizado por la precariedad, que se ha duplicado y alcanza a más de 79.000 hogares (un 11% del total) que dependen económicamente de una persona que sufre inestabilidad laboral grave.

Esta inestabilidad laboral grave genera pobreza económica pero también frustración, laboral y personal, y tiene efectos a nivel psicológico y emocional. Foessa constata, además, un aumento de las barreras para acceder al trabajo a una parte de las personas desempleadas, lo que genera una peligrosa tendencia a la cronificación de la situación de desempleo.

En el ámbito de la vivienda, el principal problema surge ante la dificultad en el pago da la misma. La combinación entre altos precios y bajos o inestables ingresos hacen que algo más de 120 mil familias, una vez realizado el pago del alquiler o la hipoteca, queden en situación de pobreza severa.

Con todo ello, Ubrich ha reclamado intensificar los mecanismos de ayuda a este sector de la población y ha negado rotundamente el mensaje de la “pasividad” de estas personas y de que las prestaciones sociales desincentivan la actitud activa en la búsqueda de medios para salir de la exclusión.