El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León pone fin al proyecto de un poblado cristiano para mil personas en Burgohondo (Ávila), en la sierra de Gredos. La Iglesia de Pobres y Humildes en Profecía de Esperanza pretendía construir un complejo de unos 40 edificios con una superficie edificada de 14.000 metros cuadrados sobre una finca de 32 hectáreas.
Los promotores cristianos querían edificar un 'pueblo' (con un conjunto de moradas y albergues, espacios de uso temporal dedicados al retiro espiritual) y una Asamblea (lugar de reunión y estudio de la Iglesia, una biblioteca y espacios de estudio en grupo o individuales). En sus proximidades, “insertado entre las rocas, que forman la espina dorsal de la montaña”, se ubicaría la Iglesia. Y en el centro del monte se pretendía construir el espacio de la Comunidad orante, “un lugar dedicado exclusivamente a la oración cuenta con un pequeño oratorio y algunas estancias de acogida temporal”. Junto al actual pueblo de Burgohondo, estaría situada la Obra Social, que contaría con un centro de día. Todo esto se pretendía edificar en suelo rústico con protección natural, algo que rechaza la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJCyL.
La Iglesia de Pobres y Humildes en Profecía de Esperanza iba a levantar hasta 40 edificaciones, de ellas 28 edificaciones destinadas a moradas, 3 destinadas a albergues, más estudios, familias, un edificio de comunidad itinerante, un edificio comunidad orante, un comedor, un taller, una asamblea, una iglesia y un centro para obra social. “Ese cumulo tan elevado de edificaciones –hasta 40– hace difícil pensar y creer que se pueda dar cumplimiento al carácter aislado de las construcciones”, aseveran los magistrados de la Sala.
La sentencia, a la que ha tenido acceso elDiario.es, admite el recurso de Ecologistas en Acción y asegura que se pretendía levantar “un amplio y extenso complejo dotacional, con nueva urbanización y nueva edificación en suelo rústico con protección natural”. “Es mucho más económico para el promotor hacerlo en suelo rústico y más aún sin sujeción a los deberes urbanísticos exigidos en la gestión del suelo urbanizable y del suelo urbano y sin hacer partícipe a la comunidad de las plusvalías que genera esa actividad urbanística”, señala la sentencia, contra la que cabe recurso.
Moradas, albergues, piscina y gimnasio
Según la Declaración de Impacto Ambiental, el poblado se organizaría en 'cinco islas' y una 'isla' especial, constituida por la comunidad itinerante, el comedor y las cocinas. La primera isla contaría con 20 moradas, 1 albergue (con 30 camas y sala de estudio) y dos salas de reuniones con sus correspondiente cocina. La segunda tendría 19 moradas, un albergue (con 30 camas, piscina y gimnasio), un albergue para estudios y una sala de reuniones. La tercera tendría 24 moradas, un albergue para 12 familias y dos salas de reuniones. La cuarta 'isla' tendría 18 moradas, 1 albergue (con una planta dedicada a la música, fonoteca y salas de práctica) y dos salas de reuniones. La quinta 'isla' tendría 24 moradas y tres salas de reuniones.
Esas 'moradas' son “estancias dedicadas específicamente a la reflexión y la interioridad” e integraban una pequeña habitación con un baño y un patio. Las agrupaciones de 3, 4 o 5 moradas constituyen pequeños edificios de una planta. Los edificios del poblado iban a ser construidos con tierra y materiales recogidos en el mismo valle y la iglesia se realizaría con hormigón.
Objetivos del complejo
El objetivo de este complejo de la Iglesia de Pobres y Humildes en Profecía de Esperanza era la “profundización humana y espiritual, socioculturales, educativas y artísticas” en un espacio natural “que garantice el silencio, la intimidad, la contemplación de la belleza y majestuosidad de las Sierras (Gredos y Paramera) que rodean este pequeño monte”.
“El proyecto ofrece un espacio donde cada cual pueda encontrar la respuesta que necesita. Un espacio de paz, un ámbito de encuentro en armonía con el entorno. Un conjunto pensado para que la tensión no tenga cabida y para que cada persona en su individualidad sea cual sea su situación o sus creencias, se encuentre así misma, individualmente, en grupo o en familia”, indica el proyecto, al que se hace referencia en la sentencia.
Los promotores defendían que estas obras llevarían ingresos al Ayuntamiento de Burgohondo, empleo y mayor consumo en la zona, además de: “atención a la tercera edad, actividades culturales, actividades con familias, actividades formativas y actividades relacionadas con la salud y la ecología”.
La Iglesia de Pobres y Humildes en Profecía de Esperanza asegura en su página web que proclama “la existencia en la libertad de ser creyentes por afirmación del Único”. “Confiada y tenazmente queremos escuchar el gemido y la palabra en los que existen personas, situaciones y pueblos, así como la creación entera, en anhelo de desplegarse en la libertad de los hijos de Dios”, explican.
Sobre este fallido proyecto de Burgohondo, esta iglesia señala que espera crear “un espacio de interioridad, encuentro e integración de búsquedas y alternativas de humanidad y futuro” en Gredos,, en la que proyectaba “un arquitectura tensa, vigorosa e íntima”.
Este complejo pretendía surgir “como presencia permanente de la iglesia en acogida y gratuidad, generadoras de vida y esperanza” y esperaban que propiciara “la profundidad, el encuentro y el diálogo con la hondura de lo real en la intimidad y en el misterio santo de Dios y de la persona; así como la celebración y fiesta de ser gracia, iglesia y esperanza gozosa de cuanto existe, gime y canta”.
“Transformación urbanística”
A ojos del magistrado, la Iglesia de Pobres y Humildes en Profecía de Esperanza esperaba “claramente” realizar una “transformación urbanística” que “no respeta la naturaleza y condición del suelo rústico con protección natural” y que, además no se ajusta a la normativa urbanística, “sobre todo porque no se garantiza el carácter aislado de las edificaciones y no se garantiza el mantenimiento de la naturaleza rústica de los terrenos un entorno con alto valor medioambiental y con un paisaje con alta significación natural”.
Otro aspecto que destaca el TSJ es el abastecimiento de agua potable para este complejo turístico–religioso, puesto que actualmente la comarca del alto Alberche –a la que pertenece Burgohondo– tiene problemas de abastecimiento por carecer de infraestructuras y porque las aguas residuales del complejo seguirían vertiendo a las Riberas del río Alberche y afluentes, junto a las del municipio, que cuenta con unos 1.225 habitantes. Los jueces rechazan también que no se haya valorado qué repercusiones tendría este complejo en las redes de servicio e infraestructuras actuales ni en el proyecto ni en la Declaración de Impacto Ambiental (DIA). “Los promotores del proyecto se van a servir de las infraestructuras municipales para dotar de determinados servicios urbanísticos al complejo”, afea el TSJ.
En 2011, la Iglesia de Pobres y Humildes en Profecía de Esperanza solicitó licencia de obra, licencia ambiental y autorización de uso excepcional en suelo rústico para un centro religioso, cultural y de obra social. El Boletín Oficial de Castilla y León (Bocyl) publicó en 2013 la resolución favorable de la evaluación de impacto ambiental del proyecto, algo contra lo que se opuso Ecologistas en Acción. Esta organización presentó un recurso contra la Resolución de la Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo de Ávila que autorizaba este uso. La Comisión desestimó el recurso por silencio administrativo y Ecologistas acudió al Juzgado de lo Contencioso– Administrativo de Ávila, que desestimó también el recurso. Ante esta situación, Ecologistas en Acción recurrió ante el TSJ, que ahora le da la razón parcialmente.
“Esta sentencia pone de manifiesto el importante papel que juegan las asociaciones ecologistas en la protección del medio ambiente, pero también en la protección de los intereses públicos urbanísticos que ni la Junta de Castilla y León ni el Ayuntamiento de Burgohondo han sabido defender”, subraya el portavoz de Ecologistas en Acción de Ávila, Julio Vías.