La Audiencia de Valladolid ha dictado sentencia absolutoria en el caso del masajista que había sido acusado de un delito de abusos sexuales sobre una clienta a la que, según ésta, durante una sesión en junio de 2021 le sobó los glúteos y pechos y le pellizcó los pezones.
El ahora absuelto se exponía a una condena de entre un año y un año y medio de cárcel, tal y como habían solicitado, respectivamente, las acusaciones pública y particular, parte esta última que también había pedido inhabilitación para el ejercicio de la profesión durante un año y medio y el pago de una indemnización a la denunciante de 50.000 euros.
Sin embargo, el tribunal sentenciador, la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia de Valladolid, ha optado finalmente por la absolución, tal y como había solicitado la defensa del encausado, que había atribuido la denuncia a una “recreación mental” de la joven, posibilidad que había dejado abierta el psicólogo que trató a la denunciante y que ya la venía asistiendo con anterioridad al episodio objeto de enjuiciamiento.
“Los hechos no hay que discutirlos sino probarlos, aquí impera el principio de presunción de inocencia. Estamos hablando de un profesional con más de 25 años de ejercicio que ha sido metido en un procedimiento incomprensible”, concluyó el defensor al exponer su informe final en su intento de lograr la absolución de su patrocinado, como así ha ocurrido finalmente.
Durante el juicio, encausado, M.A.M.F, se declaró inocente e insistió en que el masaje dado a la denunciante se desarrolló con absoluta normalidad, en idénticas circunstancias a las de otros muchos a lo largo de sus más de dos décadas de ejercicio profesional.
El masajista explicó que el 20 de junio de 2021 el centro en el que trabajaba recibió la visita de la denunciante y de su madre para someterse ambas a un masaje de relajación y que él se hizo cargo de la joven y una compañera de la progenitora debido a que la hija dijo ser un tanto friolera y eligió una salita más cálida en la que se encontraba él.
La versión de la denunciante, de unos 35 años, ha sido muy distinta por cuanto asegura que el masaje relajante con el que le obsequió su madre aquel día la dejó en “shock” y se convirtió en una auténtica pesadilla, que, según refiere, ya se inició cuando al inicio de la sesión pidió un vaso de agua y tuvo que tomarla con los pechos al aire delante del acusado.
Pero además, ha sostenido que prefirió quedarse con las braguitas y, para su sorpresa, cuando estaba boca abajo en la camilla se vio privada de ellas por iniciativa del masajista. Tras los abusos que denuncia la víctima, asegura que le dio un beso en la frente.
“Me preguntó si todo había ido bien y yo le dije que sí porque estaba un poco en shock. Lo único que quería era salir de allí. Durante el masaje estuve paralizada porque aquello me pilló por sorpresa. Siento que abusó de mi confianza, que no me respetó, me sentí invadida”, ha recordado la mujer a modo de justificación de por qué no puso fin a la sesión y permaneció impasible, en silencio, durante las dos horas en las que se prolongó su supuesta pesadilla.
Fue a la salida del centro cuando se dio un paseo en solitario para recapitular y analizar si lo vivido era algo normal, en el marco de un “masaje energético”, o bien lo que ella había sentido estaba tipificado en el Código Penal como un delito de abusos. Se decantó por esta última opción tras consultar con amigos y su novio y decidió presentar la correspondiente denuncia.