La Audiencia de Valladolid ha decidido recortar en un año, pasando de cinco y medio de cárcel a cuatro años y medio, la condena global al joven de 23 años, J.L.C, que se reconoció autor de abusos sexuales sobre un menor de 14 del que, además, obtuvo material pornográfico que éste le mandó con su teléfono móvil en el que mostraba sus genitales.
Se trata de un nuevo efecto derivado de la aplicación de la polémica Ley de Garantía de la Integridad y Libertad Sexual, más conocida como 'Ley del Sí es Sí', que ha llevado ahora a la Sección Cuarta de lo Penal a establecer una rebaja a uno de los tres delitos cometidos por el joven, en concreto al de abuso sexual con acceso carnal sobre menor de 16 años, que pasa de cuatro a tres años de prisión, según la información del Gabinete de Prensa del Tribunal Superior de Justicia recogida por Europa Press.
El pedófilo aceptó en su día un total de cinco años y medio de prisión como autor de un delito de obtención de material pornográfico, otro de abuso sexual con acceso carnal y un tercero de abuso sexual, en los tres casos con la agravante de haber sido cometidos sobre un menor de 16 años.
En tribunal impuso también en su momento al condenado la prohibición global de comunicar con la víctima o aproximarse a ella a menos de 300 metros por espacio de once años, otros más de ocho años de inhabilitación total para el ejercicio de profesión y oficio, sea o no retribuido, que implique contacto regular y directo con menores y la obligación de someterse a un curso de educación sexual.
En cuanto a la responsabilidad civil, el condenado habrá de indemnizar a la víctima, por daños morales, en la cantidad de 9.000 euros.
Amistad vía Pokémon
Los hechos tuvieron por escenario un pueblo de Valladolid y se remontan a la primera mitad de 2017, cuando J.L.C. conoció a su víctima, un menor de 14, cuando ambos jugaban por la calle al 'Pokémon', de forma que intercambiaron sus números de teléfono móvil y comenzaron a mantener conversaciones por whatsapp.
No fue hasta el 12 de agosto de aquel año cuando el condenado, mediante mensajes telefónicos y en el contexto de un juego de apuestas, convenció al menor para que, vía telefónica, le enviara fotografías en las que mostraba sus partes íntimas. También le convenció para que le visitara en el hospital, donde por aquellas fechas se encontraba ingresado.
Fue en dicho centro sanitario donde J.L.C. entre esa fecha y el 24 de agosto el menor se acercó para visitar a su amigo y allí, una vez a solas, el condenado convenció a la víctima para que le dejara practicarle sexo oral.
Con posterioridad, J.L.C. siguió presionando al menor para que le enviara nuevas fotografías o vídeos de contenido sexual, hasta lograr que el 4 de noviembre le remitiera una grabación en la que salía en paños menores.
A la lista de delitos probados se suma también el episodio que tuvo lugar el 10 de diciembre, cuando el condenado y el menor se hallaban en un parque del pueblo y el primero sujetó por sorpresa al segundo por detrás y le agarró los genitales.