Iñaki Urdangarin saldrá dos fines de semana al mes (en una vivienda de la que tendrá que informar previamente) después de que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Valladolid le aplicara el principio de flexibilidad y le mantuviera el segundo grado. El juez estima así parcialmente el recurso del marido de la infanta Cristina de Borbón, con la oposición de la Fiscalía.
Urdangarin había solicitado poder desplazarse a Ginebra “de manera excepcional” y durante alguna de las salidas de fin de semana debido a que es donde viven la infanta y sus hijos. El juez deniega esta petición y le recuerda que está cumpliendo una pena privativa de libertad, lo que le impide salir del país.
La decisión del juez no es en firme, así que si la Fiscalía recurriera la decisión final la tomaría la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca, institución que condenó a Urdangarin a cinco años y diez meses de prisión por el 'caso Nóos', proceso en el que se le consideró culpable de delitos de prevaricación continuada y malversación (ambos en concurso), tráfico de influencias, fraude a la Administración y dos delitos fiscales.
El juez insiste en que el Urdangarin no eligió estar aislado a pesar de que escogió personalmente la prisión de Brieva (Ávila), cuyo módulo masculino estaba vacío, según denunció entonces la Fiscalía. “Los internos no tienen el derecho a elegir centro de cumplimiento”, señala el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, que agrega que Urdangarin está en Brieva “por razones de seguridad”.
El magistrado considera que este aislamiento ha sido “impuesto por la Administración y por razones de seguridad y para preservar la vida e integridad del penado. Se reafirma así en las razones que ya expuso para permitirle hacer voluntariado en Pozuelo de Alarcón (Madrid). El pasado enero, Urdangarin recibió un permiso para acudir al Hogar Don Orione tres días a la semana. La educadora y un informe solicitado por el Juzgado coincidieron: esta actividad resulta ”beneficiosa para su propio desarrollo personal“.
Además, el Juzgado explica que este aislamiento no se corresponde con el segundo grado de Urdangarin, que no ha ido acompañado de ninguna medida para evitar la “desocialización de la pena”, “a diferencia de lo que ha hecho [la Administración] en otros casos”. “Ha tenido que ser la actuación de este Juzgado [de Vigilancia Penitenciaria], ratificado por la Audiencia Provincial, la que, parcialmente, ha tenido que suplir la carencia”, reprocha, después de que la prisión de Ávila no haya desarrollado ningún programa específico en los veinte meses que Urdangarin lleva en la cárcel.
El juez justifica que se aplique a Urdangarin beneficios del tercer grado (como los dos fines de semana al mes) por la “excepcionalidad” del aislamiento que vive Urdangarin y la “necesidad de aplicar un programa específico de tratamiento que de otra forma no pueda ser ejecutado, en este caso evitar el aislamiento”.
El magistrado considera que la forma de vida de Urdangarin adolece de “elementales carencias” puesto que está en aislamiento “salvo las 24 horas semanales” de voluntariado y unos minutos para comunicarse con el exterior. En total, calcula el Juzgado, el marido de la infanta Cristina está en aislamiento 144 horas a la semana, “algo que no es normal en el siglo XXI, aunque sí lo era en el siglo XVIII”.