La Justicia condena a Castilla y León por diagnosticar tarde el cáncer de colon que mató a Sonia Sáinz-Maza, que falleció en agosto de 2020 tras el confinamiento y las medidas de contención del virus en los centros de salud, que restringieron su actividad presencial.
Sonia Sainz-Maza —cuya familia ha peleado por mantener la asistencia presencial en los centros de salud— falleció tras diez meses sin diagnosticarse el cáncer que padecía ya en octubre de 2019. La Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) estima parcialmente el recurso de la familia y considera que existió un retraso o error de diagnóstico, pero no ve negligencias continuadas o mala praxis médica. “No se utilizaron los medios diagnósticos adecuados y disponibles que hubieran permitido diagnosticar a tiempo el cáncer colorrectal que sufría”, afirma el Alto Tribunal.
El Juzgado reconoce el derecho de los familiares a ser indemnizados con 150.000 euros: 67.500 para su marido, 30.000 para cada uno de sus progenitores y 11.250 euros para cada una de sus hermanas. La familia había reclamado 200.000 euros de indemnización.
La Junta de Castilla y León (entonces dirigía Ciudadanos la cartera) ordenó una investigación reservada para determinar la posible existencia o no de indicios suficientes determinantes de la apertura de un procedimiento de responsabilidad, pero consideró que no existían indicios de incumplimiento o infracción de los profesionales.
Las diligencias judiciales se archivaron en abril de 2021, pero en agosto de 2021 la familia reclamó la responsabilidad patrimonial por los daños y perjuicios ocasionados por el servicio sanitario ante un diagnóstico erróneo, reiteradamente postergado y tardío. Como la Administración pública no respondió a su reclamación, la familia interpuso un recurso ante la Justicia.
Meses de dolores y llamadas a los sanitarios
Sonia Sainz-Maza, trabajadora en una residencia de ancianos, vivía en Espinosa de Los Monteros (Burgos). En octubre de 2019 fue diagnosticada de una anemia ferropénica, pero su facultativo de referencia solo le dio un suplemento de hierro: ni le hizo un seguimiento ni hubo un estudio diagnóstico completo.
“Debió haberse buscado el origen o causa de esa anemia, para lo que hubiera bastado con una simple prueba de detección de test de sangre oculta en heces (SOH), o al menos haber efectuado un control posterior a las 6-10 semanas o incluso algo más tarde, para valorar si el tratamiento supletorio de hierro había resuelto la anemia”, plantea una de las médicas que trabajó en el caso. Según el TSJ, existían “indicios objetivos para entender que en esa fecha el cáncer estaba en fase 'localizado' (no propagado fuera del colon o del recto), lo que tiene una tasa de supervivencia superior al 80%.
No hubo seguimiento “ni en ese momento, ni posteriormente en ninguna de las asistencias habidas, ni de forma presencial, ni por vía telefónica”. Entre finales de 2019 y julio de 2020 —pandemia de por medio—, Sonia Sainz-Maza no consiguió que le hicieran más analíticas ni pruebas a pesar de sus constantes llamadas —muchas no atendidas por el colapso que sufrió la Atención Primaria— por los dolores que sufría.
De hecho, a mediados de abril tuvo una consulta: el médico asegura que fue presencial, mientras que los familiares dicen que fue telefónica. En cualquier caso —zanja el juzgado— no se le hizo ninguna prueba diagnóstica, aunque sí reconoce que el dolor lumbar no es un síntoma habitual en el cáncer colorrectal.
Además de en Atención Primaria, Sonia Sainz-Maza pasó por Traumatología, Rehabilitación, Urgencias y el Hospital de Cruces. Hasta julio, la diagnosticaron una lumbalgia no traumática —que atribuyeron a los esfuerzos asociados con su puesto de trabajo—, lumbociatalgia (por lo que le dieron la baja laboral) y tendinitis. De hecho, en el Hospital de Cruces el 20 de junio le recriminaron haber acudido en período de pandemia y la mandaron a casa. En la radiografía que le practicaron en mayo de 2020 en la columna lumbar no se vieron alteraciones significativas.
Fue el 9 de julio cuando consiguió que le hicieran otra analítica en el centro de salud, donde sufrió un cuadro de hipotensión. Sonia padecía un cáncer de colon que solo fue diagnosticado a mediados de julio, cuando decidieron iniciar el tratamiento. Falleció el 13 de agosto de 2020.
Sonia Sainz-Maza, post menopáusica, no tenía factores de riesgo de padecer un cáncer colorrectal y tenía una edad inferior a la mínima para entrar en el cribado de sangre oculta en heces. El Juzgado recuerda que en las mujeres se comete “con frecuencia” el error de atribuir la anemia a los sangrados menstruales, algo que además no podía ser porque no había estos sangrados.