El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León celebra este martes vista para revisar la condena de diez años de cárcel que en diciembre del pasado año impuso la Audiencia de Valladolid a cada uno de los seis autores de tentativa de robo y crimen de la Plaza Circular, donde la septuageneria María A. perdió la vida como consecuencia del asalto que tres de ellos realizaron en su domicilio.
La vista la celebrará a partir de las 11.30 horas la Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, y en la misma se analizarán los recursos de los condenados y de uno de los hijos de la fallecida--al mismo se adhirió el fiscal--, que solicita la nulidad de la sentencia por falta de motivación, la celebración de un nuevo juicio o, subsidiariamente, que el tribunal dicte nuevo fallo y condene por delito de homicidio doloso, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
Los condenados son el protésico vallisoletano Rubén A.R. y los ciudadanos de origen búlgaro Arso A.I, Emil A.M, Antón A.M, Gabriel E.K. y Gabriel M.K.
Después de que el día 19 de noviembre de 2021 el juicio con jurado popular por estos hechos quedara visto para sentencia, el magistrado presidente de la Sección Segunda de lo Penal, de conformidad con que el veredicto emitido por el jurado popular, impuso a cada uno de los seis encausados una pena global de diez años, a razón de cuatro por delito de lesiones en concurso con homicidio imprudente, otros tres años y medio por robo en casa habitada en grado de tentativa y dos años y medio más po run delito de pertenencia a grupo criminal, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.
La sentencia, que les absolvió del delito de detención ilegal, como así estimó igualmente el jurado, incluyó la obligación de que los seis, de forma conjunta y solidaria, indemnicen con 40.000 euros a cada uno de los tres hijos de la fallecida.
Fiscalía había solicitado para cada uno de ellos catorce años y medio de cárcel, las acusaciones particulares entre dieciséis y medio y doce y las defensas tres años y nueve meses.
El juicio se inició el día 2 de noviembre del pasado año y se prolongó durante nueve jornadas, algunas de ellas en sesiones de mañana y tarde en las que, transmitidas vía streaming para los medios de comunicación, se analizaron hechos registrados el día 17 de octubre de 2018 cuando el domicilio de la septuagenaria María A, sito en la Plaza Circular de Valladolid, fue asaltado por tres varones de origen búlgaro, Antón A.M, Gabriel E.K. y Gabriel M.K, siguiendo las instrucciones que les había dado el empresario protésico vallisoletano Rubén A.R.
Este último, con información privilegiada “del entorno familiar” de la fallecida, que, en principio, situó como principal sospechosa a la entonces pareja del hijo de la víctima, pues conocía la existencia de grandes cantidades de dinero y joyas guardadas en una caja fuerte en el inmueble, así como los hábitos de la propietaria. De ahí que se concertara con el búlgaro Arso A.I, su “lugarteniente”, para que éste, a través de Emil A.M, de la misma nacionalidad y en el papel de “intermediario”, reclutara a otros tres compatriotas para la comisión material del robo.
El robo, sin embargo, se complicó y los tres autores del asalto acabaron con la vida de la anciana --falleció a causa de una insuficiencia cardiaca-- tras golpearla y dejarla maniatada y amordazada al abandonar de forma precipitada el inmueble, sin que hubieran obtenido el botín perseguido.
Con carácter previo al asalto, Emil A.M. se había encargado de recoger a primera hora de la mañana a los 'sicarios' en sus respectivos domicilios, Antón A.M. en la zona de Peñafiel y a los Gabriel, cuñados entre sí, en la zona de Medina de Rioseco, para trasladarles en su vehículo hasta un local de Rubén A.R. en la capital vallisoletana.
Allí, el empresario y “autor intelectual” del robo se encargaría de dar las instrucciones al resto y de aleccionarles sobre dónde tenían que buscar y cómo tenían que proceder con la moradora, a la que debían dejar inmovilizada mientras registraran el inmueble, tal y como han reconocido dos de los participantes, Antón y Gabriel E.K, únicos encausados confesos.
Captados por repetidores y cámaras
No se podían imaginar, sin embargo, que las vigilancias realizadas el día previo al robo y los distintos movimientos y flujo de llamadas telefónicas entre los acusados el mismo día de los hechos quedarían registrados por los repetidores de telefonía móvil y distintas cámaras de seguridad instaladas en bares, supermercados y una entidad bancaria próximas al piso de la anciana.
Las imágenes de los tres asaltantes en momentos previos y posteriores al robo y el posicionamiento de los teléfonos móviles del resto, así como las grabaciones de dos de los vehículos utilizados, el de Rubén A.R, un Smart muy característico, y la Renault Scenic que conducía Emil, fueron esgrimidos por las acusaciones como principal prueba de cargo, y ello junto con la confesión de dos de ellos y la declaración de un testigo que presenció la salida del piso de los tres ejecutores.