Vuelve el debate sobre la Autonomía de León: guía para entender el 'Lexit' y su relación con Castilla
El pasado miércoles 26 de junio, en su pleno ordinario, la Diputación de León aprobaba por 13 votos (PSOE y UPL) frente a 11 (PP) y Vox) una moción en la que se posiciona a favor de crear una autonomía propia para la Región Leonesa (provincias de León, Zamora y Salamanca) y pide al poder legislativo autonómico y estatal que inicien los trámites para crear la que sería la autonomía número 18 del estado. Todo un triunfo del leonesismo, el sentimiento autonomista leonés, tras casi cinco décadas de lucha por una comunidad propia.
La casualidad quiso que en el momento de la votación en la sede de las Cortes de Castilla y León ubicadas en Valladolid el presidente de la comunidad autónoma, Alfonso Fernández Mañueco, hiciera un repaso a la gestión de su gobierno de PP-Vox y el estado de la comunidad en el ‘Debate de Política General’ con un discurso triunfalista y sin menciones a que en ese mismo momento una parte expresaba que quería huir de la misma.
La votación suponía un hito más para el leonesismo con una moción que ya había sido aprobada desde 2019 en 60 ayuntamientos de la provincia de León que representan más de la mitad de la población. Desde que la impulsara el Ayuntamiento de León, el recorrido ha provocado un reverdecer social y político del movimiento que desde la Transición aboga por una comunidad autónoma para la Región Leonesa, que incluso se ha modernizado con el nombre de 'Lexit' en alusión al famoso 'Brexit'. Un debate que vuelve a coger vuelo y cuya historia e hitos se pueden resumir así:
¿Qué es el leonesismo?
El leonesismo puede ser definido como un sentimiento de “defensa de todo lo relacionado con León”. Aunque, obviamente, y en los últimos años se asocia a la defensa de una comunidad propia para León debido a su situación económica, social y demográfica en decadencia.
También es, de forma más concreta, el movimiento social y político que defiende que el modelo autonómico actual de Castilla y León deje de existir dando lugar a nueva autonomía. Aunque sobre el formato no hay consenso, ya que se pide la constitución de una comunidad autónoma para la Región Leonesa; o para la provincia de León en solitaria; o que León se una a Asturias; o una autonomía de León junto a la provincia de El Bierzo.
Pero hay que tener claro que el leonesismo no es en todo caso un movimiento independentista de estilo nacionalista, al menos de España, ya que defiende una nueva autonomía dentro del marco jurídico de la Constitución, aunque pidan la segregación de lo que se considera Castilla en la comunidad autónoma actual. De ahí que las frecuentes comparaciones con el secesionismo ofendan mucho al leonesismo.
El movimiento hunde sus raíces en plena transición democrática en España y configuración del mapa autonómico. Ya en 1977 se funda el llamado Grupo Autonómico Leonés (GAL) que reivindicaba la autonomía para la Región Leonesa y sus provincias basándose en la división provincial del S. XIX en España. Lo impulsaron militantes comunistas, a los que se unieron gente de toda tendencia, tras la decisión del PCE de sumarse a la iniciativa autonomista junto a Castilla. Fueron años de movilizaciones, acuerdos a favor y en contra que finalizaron con la provincia de León dentro de la comunidad autónoma con Castilla sin haber sido refrendado por los ciudadanos. El impulso definitivo a la unión leonesa y castellana fue del exministro franquista y de la UCD Rodolfo Martín Villa, leonés además, al que se le atribuye la frase “Con el corazón hubiésemos preferido votar por León solo, pero han primado las razones de Estado”. El caso de Segovia todavía fue peor, ya que se la metió por decreto al considerar que no podía haber ninguna provincia sin adscribirse a una comunidad autónoma.
La Diputación de León preguntó en 1979 a los municipios leoneses qué opinaban sobre la futura autonomía, siendo mayoritario el deseo de constituir una propia. Pero poco tiempo después la misma institución aprobaba unirse al proceso autonómico con Castilla, y cuando se quiso desdecir en 1983 ya fue tarde. Castilla y León fue una realidad, pero los leoneses autonomistas, que protagonizaron una gigantesca manifestación en 1984, nunca desistieron de su idea en todos estos años de democracia.
¿Por qué León se unió a Castilla y ahora se quiere ir?
Castilla y León fue la última comunidad autónoma en tomar forma en España. Fue en 1983 tras un largo proceso en el que Segovia fue incluida a la fuerza y el intento de León de salirse fue abortado por una sentencia del Tribunal Constitucional. Y se agruparon nueve provincias, tres que se ubicaban en la llamada Región Leonesa y otras seis identificadas con Castilla, aunque otras provincias clásicamente castellanas fueron a diferentes configuraciones autonómicas. E históricamente la comunidad autónoma se ha vendido como la 'heredera' de los reinos medievales de Castilla y de León.
Nunca hubo un referéndum en ninguna de las nueve provincias para validar el proceso autonómico, con el que se creó la región administrativa más grande de Europa. Porque aunque en los mapas no lo parezca, Castilla y León tiene más superficie que países como Portugal. Son 94.223 kilómetros cuadrados frente a 92.391 del territorio portugués. Un territorio tan grande que la gestión pública ha dejado amplios problemas en un sitio además especialmente azotado por la despoblación.
Más allá de las razones históricas y la falta de legitimación que algunos ven en el proceso autonomista, hay cifras económicas, sociales y demográficas que evidencian la caída de la provincia de León, junto a las otras de la Región Leonesa y el resto del noroeste, hasta ser un agujero negro en la España actual. El movimiento leonesista siempre ha apuntado que esto se debe principalmente a la configuración autonómica, singularizando en Valladolid una discriminación hacia el resto de provincias al ejercer de ‘capital’ oficiosa –aunque no oficial– de la comunidad autónoma.
En datos, la población de la Región Leonesa es la más envejecida de España, con una actividad económica mucho menos dinámica en materia de empleo, o con un PIB per cápita muy inferior a la media de España o de las provincias castellanas. Y el declive poblacional seguirá, ya que según las previsiones del INE para los próximos 15 años habrá una pérdida de 40.000 habitantes entre León, Zamora y Salamanca, mientras que la sangría demográfica en las otras seis provincias se detendrá, ganando 22.000 habitantes en conjunto. ¿Y de quién es la culpa? El leonesismo apunta a la Junta de Castilla y León, aunque esta lo rechaza.
El malestar en la provincia de León tomó protagonismo en febrero de 2020 con unas masivas manifestaciones en las calles de León, Ponferrada y Villablino, con miles de personas exigiendo una solución a la situación de deterioro económico y demográfico que se vive. Estaban impulsadas por los sindicatos UGT y CCOO con el apoyo de decenas de entidades pero el tono se volvió leonesista, sobre todo en la ciudad de León, como posible solución a los problemas. Los gobiernos autonómico y central y los partidos tomaron nota, llegó la pandemia y montaron una cosa llamada 'Mesa por León' para dar soluciones e impulso a la situación que ha sido un sonoro fracaso y de la que tras algunas reuniones y un supuesto informe de diagnóstico, nunca más se supo. En el año 2022 se volvió a salir a la calle, con menos éxito que en 2020, y para este otoño varias organizaciones reclaman de nuevo salir a pedir soluciones a la situación.
En este tiempo las movilizaciones leonesistas han sido más numerosas y a la vez han surgido iniciativas en el llamado 'leonesismo social' que explican la viabilidad de una autonomía para León y la perspectiva de mayor financiación para el territorio, como el informe de Iniciativa Autonómica Leonesa elaborado por economistas y profesores universitarios.
¿Cuál es la vertiente política del leonesismo?
El leonesismo también tiene su vertiente política en varias formaciones. La principal es Unión del Pueblo Leonés (UPL), fundada en 1991 mediante la unión de varios movimientos políticos leonesistas y que ahora lidera Luis Mariano Santos, diputado autonómico por la provincia leonesa. Tradicionalmente desde entonces UPL ha sido el partido bisagra de la provincia de León, con presencia testimonial en Zamora y Salamanca, y ahora con un notable éxito electoral en las últimas elecciones municipales y autonómicas. Gobierna algunos de los principales municipios y logró ser la fuerza más votada en la ciudad de León y su alfoz en las autonómicas de 2022. Nunca ha logrado representación en el Congreso, aunque se ha quedado cerca en un par de ocasiones. Habitualmente se la enmarca en el espectro político de la derecha aunque su actual dirección es más socialdemócrata, pero siempre han defendido que en sus bases “hay de todo”.
Además de UPL existen otros partidos leonesistas como Alantre, de inspiración izquierdista, o el histórico Prepal (Partido Regionalista del País Leonés), que se presenta incansable a todas las elecciones con su líder Francisco Iglesias Carreño, pero su representatividad es inexistente. Todos ellos priorizan en su argumentario la creación de una autonomía para León o la Región Leonesa.
Además el leonesismo, en alguna de sus variantes, impregna a los demás partidos de una u otra forma. En el PSOE siempre ha existido una corriente leonesista fuerte, que ahora representa el alcalde de León, José Antonio Diez, que inició este proceso apoyando en diciembre de 2019 la moción en el Ayuntamiento de León. Por contra, el leonés José Luis Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno, nunca se ha mostrado favorable a la autonomía para León, aunque sí reconoce la existencia del sentimiento. “Es un viejo debate en mi tierra que esto se produce, pero no creo que vaya a más”, declaró en 2020 e La Sexta.
En el PP también hay leonesistas confesos, como el portavoz del partido en la Diputación y alcalde de Valverde de la Virgen, David Álvarez, que aunque en esta ocasión votó en contra, en su municipio aprobó la escisión y presentó incluso su partido la moción leonesista. Bajo el epígrafe de ‘leonesismo útil’ el PP presentó su propio texto en la Diputación, rechazado por el resto de partidos, en un movimiento que encabeza el alcalde de Almanza y diputado provincial, Javier Santiago, pero del que la presidenta provincial y vicesecretaria nacional del PP, Ester Muñoz, se encuentra muy alejada.
Durante estos años de aprobación de las mociones leonesistas en 60 ayuntamientos tanto PSOE como PP llegaron a amenazar con echar a los concejales que las apoyaran, algo que finalmente nunca se llevó a cabo. De hecho, solo uno de cada cuatro concejales que han tenido que votar la moción leonesista se han opuesto a la misma, fueran del partido que fueran.
¿Qué se ha aprobado en la Diputación de León?
Este pasado miércoles se ha aprobado una moción, con los votos de UPL y PSOE, que eleva tanto a las Cortes de Castilla y León como a las Cortes Generales, el sentir de la Diputación de León de que se constituya una nueva comunidad autónoma para la Región Leonesa, conformada por las provincias de León, Zamora y Salamanca.
Su efecto jurídico real es escaso, como tantas otras mociones, pero de un alto valor simbólico por lo que supone de verbalizar la idea tantos años expresada en la calle y en los plenos de ayuntamientos. Y ha elevado otra vez a máximos el debate de una autonomía propia, que nunca ha dejado de estar en la calle desde la Transición.
¿Y por qué el PSOE votó a favor? UPL y el PSOE gobiernan la Diputación de León de forma conjunta desde 2019, cuando un acuerdo entre ambos partidos puso fin a 24 años de gobiernos del PP. Con matices y altibajos repitieron acuerdo en 2023 pero con una UPL mucho más fuerte, ya que pasó de uno a tres diputados provinciales.
Paralelamente en el PSOE de León se ha ido larvando un enfrentamiento y crisis con el PSOE autonómico que lidera Luis Tudanca. Si en el inicio de la moción en el 2019 el líder socialista leonés Javier Alfonso Cendón y sus afines rechazaron las votaciones llegando incluso a amenazar con expulsar a los concejales que las apoyaran, ahora han pasado a congratularse de su aprobación. El presidente de la Diputación de León, Gerardo Coruel, y la mayoría de los diputados pertenecen a la corriente de Cendón que ha señalado ahora que “no se opondrán a que sea lo que tenga que ser”. Y Luis Tudanca se ha quejado públicamente de que recibe ataques por la votación mientras no se critica de igual forma a PP y Vox que se opusieron a la moción leonesista, dejando en manos de la militancia socialista cualquier decisión de futuro sobre el tema.
Tampoco es la primera vez que una moción de tinte leonesista sale adelante en la Diputación de León, aunque con un importante matiz. En diciembre de 1994 la Diputación, y el Ayuntamiento de León, votaron una proposición que pedía un referéndum para llevar a cabo la autonomía, una competencia exclusiva del Estado. En la institución provincial se aprobó con 2 votos a favor (UPL y el CDS) y 25 abstenciones (14 del PSOE y 11 del PP), provocando entonces unas considerables tensiones en los dos principales partidos por los posicionamientos a favor tanto del entonces alcalde de León, Juan Morano (PP), como el presidente de la Diputación, Agustín Turiel (PSOE).
¿Cuál es el apoyo social a la autonomía para León?
Las encuestas publicadas en los últimos años desvelan un apoyo mayoritario en la provincia de León a la opción de crear una nueva comunidad autónoma. No así en las otras aludidas, Zamora y Salamanca.
Una encuesta encargada por ILEÓN a Celeste-Tel en enero de 2020, tras la aprobación de la moción en el Ayuntamiento de León, situaba el apoyo en la provincia a la creación de una nueva autonomía en el 50,5% de los electores. Una opción mayoritaria en todos los rangos de edad aunque con más prevalencia en los más jóvenes.
En caso de que León se saliera de Castilla y León, la configuración favorita era la de una comunidad autónoma para la provincia de León en solitario, seguida de la de la Región Leonesa y en tercera opción de una unión con el Principado de Asturias.
En una encuesta de El País de 2022, elaborada por 40db, situaba el apoyo en la provincia de León a una escisión de la autonomía en el 56%, del 30% en Zamora y del 15% en Salamanca. Otra encuesta de la misma casa del 2023, encargada por la asociación leonesista Acele, elevaba al 60% el apoyo a la autonomía propia en la provincia de León, hasta el punto de que cuatro de cada diez preguntados priorizaban este asunto sobre otros grandes problemas como la despoblación o el paro, pensando en que la nueva autonomía podría implicar la solución a varios de esos problemas.
¿Autonomía para León o para la Región Leones?
Las mociones políticas presentadas hablan en prácticamente todos los casos de la autonomía para la Región Leonesa, es decir las provincias de León, Zamora y Salamanca, Y lo hacen porque sería lo necesario para poder emprender el proceso autonomista al amparo del artículo 2 de la Constitución Española de 1978 que dice que se “reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. León es una región histórica de España, no en vano incluso forma parte del escudo como uno de los reinos primigenios que dieron lugar a la corona hispánica. Pero es la única que no tuvo derecho propio a una comunidad autónoma.
El debate sobre si León como autonomía solo en provincia, si autonomía junto a las provincias de Zamora y Salamanca, autonomía con Asturias o autonomía con El Bierzo siendo una provincia, es un debate abierto y divisivo en el leonesismo, que no alcanza una postura única en este caso. La realidad es que el apoyo a la autonomía es mayoritario en la provincia de León, pero débil en la comarca de El Bierzo, donde sus políticos se han puesto de perfil ante la propuesta. El alcalde de León, José Antonio Diez, ha insistido por su parte en una autonomía propia o dejado caer una unión con Asturias.
Las reacciones oficiales en las provincias de Zamora y Salamanca ha sido de rechazo a la propuesta, tanto en el PSOE como en el PP, que consideran un debate ajeno en el que se les mete sin preguntarles. El líder de los socialistas zamoranos, Antidio Fagúndez, ha llegado a afirmar que la provincia zamorana “no tiene un sentimiento nacionalista como el que existe en León”.
¿Y El Bierzo, qué opina?
La comarca de El Bierzo es la única reconocida oficialmente en España mediante Ley. Desde 1991 existe un órgano de gobierno, con escasas competencias reales, el Consejo Comarcal del Bierzo, representando a los municipios bercianos. Lo cierto es que al margen de sus pocas acciones la comarca ha conseguido generar una fuerte identidad propia, que bebe de la época de la transición con su propio regionalismo que ha tenido representatividad y más o menos influencia política desde entonces. Políticamente hoy lo encarna Coalición por El Bierzo, sucesor del histórico Partido del Bierzo del veterano político Tarsicio Carballo.
Para parte del leonesismo la creación del Consejo Comarcal del Bierzo fue la manera que encontró el gobierno de José María Aznar de dividir la provincia de León y frenar el movimiento pro autonomía que seguía muy activo. Dotar de identidad propia a El Bierzo acentuó su separación del resto de la provincia y su afinidad a otros territorios como Galicia o Laciana, más que a León.
Ponferrada, la ‘capital’ del Bierzo, es el único de los tres grandes municipios de la provincia donde no se ha debatido la moción leonesista. Y los principales políticos bercianos se han puesto de perfil ante la aprobación de la moción en la Diputación. El alcalde de Ponferrada, Marco Morala (PP), la ha rechazado; el presidente del Consejo Comarcal del Bierzo, Olegario Ramón (PSOE) se ha mostrado ajeno al debate y ha aprovechado para pedir más financiación a la Junta de Castilla y León y el que también es berciano y presidente de la Diputación de León, Gerardo Álvarez Courel, ha sacado a relucir El Bierzo Provincia cuando le han preguntado por su apoyo. El bercianismo político creen que la moción “constata” que se trata como “una colonia” a la comarca.
¿Y ahora, qué?
El camino futuro de la ‘independencia’ leonesa, de Castilla, es incierto por las dudas jurídicas que surgen en torno a los pasos concretos a seguir. El Gobierno central ha admitido por boca de su ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, que la reclamación es “legítima” y que analizarán la petición sin una mayor reflexión. El ministro vallisoletano Óscar Puente, una de las 'bestias negras' del leonesismo, ha admitido que “León es una tierra que merece especial atención”, pero también “políticos locales con mejores ideas”.
Las incógnitas surgen sobre si León tiene que seguir el procedimiento autonomista regulado en los artículos 143 y 144 de la Constitución o existen otras vías. El PP en la Diputación de León pidió que se encargaron informes jurídicos a la Universidad de León para trazar el camino y ver las posibilidades. La moción aprobada esta semana no tiene demasiado valor jurídico, pero sí podría tenerlo un acuerdo expreso de constituir una autonomía adoptado en el pleno de la Diputación al amparo de esos artículos.
Los límites de la iniciativa también pueden estar acotados por la sentencia del Tribunal Constitucional de 1984 que confirmó que León se iba a unir con Castilla. El recurso al tribunal lo impulsó la Alianza Popular de Manuel Fraga; pero la sentencia no impedía una autonomía para León, solo rechazaba que el proceso que inició la Diputación en 1981, y del que se arrepintió en 1983, se pudiera dar marcha atrás porque la cuestión jurídica ya se había ampliado a otros sujetos y ya no dependía de su mera decisión. Pero no limitaba de forma textual una comunidad para León o la Región Leonesa.
Fuentes jurídicas consultadas por este medio hablan de una posible ‘hoja de ruta’ para la autonomía. Podría ser ver cuántos ayuntamientos apoyarían la autonomía propia, la Constitución exige “dos terceras partes de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia” en un plazo de seis meses. Entonces elevar un acuerdo formal en la Diputación al amparo del 143 y esperar que las Cortes Generales aprueben por Ley Orgánica la autonomía. Todo ello sin tener en cuenta la postura que adopte el Gobierno de Castilla y León, cuyo consejero de Presidencia, Luis Miguel González Gago, ya ha advertido del embrollo jurídico que se avecinaría ya que la autonomía para León “entraría en colisión y conflicto con el actual Estatuto de Autonomía de Castilla y León, que es una Ley Orgánica que forma parte del bloque de constitucionalidad. Las normas más importantes del Estado español son la Constitución y los Estatutos de autonomía”.
La opción de una iniciativa legislativa popular es algo más improbable ya que la estatal pide 500.000 firmas, que la provincia de León ni siquiera habitantes tiene, y la autonómica que exige muchas menos, pero que prohíbe expresamente que sea sobre “la organización de las instituciones de autogobierno y a la organización territorial y judicial de la Comunidad”.
Así las cosas el debate jurídico se ha reavivado en el leonesismo, aunque se está lejos de un acuerdo en la configuración de la que sería una nueva autonomía. De momento los leoneses tendrán que conformarse con las celebraciones por el 900 aniversario de la Reina Urraca I de León, la primera reina con poder político y militar efectivo en Europa, que esto sí ha recibido el consenso en el Congreso de los Diputados.
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