La Audiencia de Tarragona ha absuelto a los dos policías locales de Vila-Seca acusados de asesinato en grado de tentativa, torturas graves, permitir torturas graves y falsedad documental. La jueza ha tomado la decisión por “falta de pruebas”.
Los hechos se remontan al 2013, cuando un hombre habría sido apalizado en una discoteca. Meses después, la víctima afirmó haber recibido una nota anónima en la que se apuntaba que las heridas fueron causadas por dos agentes de la policía local de Vila-Seca.
En el caso también ha quedado absuelto el Ayuntamiento del municipio, como posible responsable civil de los daños al hombre, y el entonces jefe de la policía local, que llegó a ir a juicio, aunque al inicio de la vista el fiscal retiró la acusación de encubrimiento y falsedad documental.
En la sentencia, que ha avanzado el Diari de Tarragona, la magistrada analiza los catorce indicios que se pusieron encima de la mesa durante el juicio, a partir de testimonios y análisis. La jueza pone de manifiesto que la víctima “no recuerda qué pasó” y reconoce que hay “fuertes y poderosas dudas sobre la certeza de los hechos denunciados”.
Así, afirma que hay una “imposibilidad de determinar cómo sucedieron los hechos” y que, ante un escenario en el cual “los indicios tienen teorías alternativas más favorables a los acusados o contraindicios que impiden hacer una construcción condenatoria”, absuelve a los policías de todos los presuntos delitos. La Fiscalía pedía 20 años para los dos agentes.
En el juicio, que se celebró en noviembre de 2023, la presunta víctima declaró que pensaba que las lesiones que sufría se habían producido porque fue atropellada y no recordaba cómo llegó, herida, hasta la puerta del piso donde vivía.
Los hechos se remontan a enero de 2013, en el marco de la fiesta de final de temporada de los trabajadores de PortAventura, que se celebraba en la antigua discoteca Pachá de la Pineda (Tarragona). Según el hombre, le habrían puesto “algo” en la bebida durante la noche y o siguiente que recuerda es haberse despertado en la entrada del edificio de su piso en Salou, gravemente herido.
Aun así, dijo que caminó “cuatro o cinco” kilómetros de vuelta a la discoteca para recuperar las llaves del piso, que tenía en el coche. Durante el trayecto, un viandante le asistió y llamó a una ambulancia, que le llevó al hospital de Santa Tecla, donde estuvo ingresado nueve días.
En recibir el alta, volvió a su domicilio original de Lleida. Pocos días después, volvió a ser ingresado en el hospital. Tal como constaba en el escrito de la Fiscal, sufrió la rotura de tres costillas, una lesión pulmonar, un pneumotorax traumático, un vertido pleural postraumático y amnesia lagunar postraumática. Para el ministerio público, las lesiones eran de tal gravedad que “implicaron compromiso vital para el perjudicado, ya que si no hubiera recibido atención médica, hubiera muerto”.
Pero un año y medio después de los hechos, en el buzón de su casa, la víctima recibió una carta anónima en la cual se implicaba directamente a dos policías locales de Vila-Seca. Fue entonces cuando presentó denuncia a los Mossos d'Esquadra, que iniciaron una investigación que derivó en la detención de los tres encausados.
El caso tuvo previamente otra derivada. En 2020 se juzgó y absolvió a dos agentes de los Mossos que estaban acusados de haber evitado la investigación sobre los policías locales de Vila-Seca. La fiscalía pedía dos años y medio de cárcel, un año y nueve meses de inhabilitación y 1.800 euros de multa por un supuesto delito de falsedad documental, así como cinco meses más de inhabilitación por omisión del deber de perseguir delitos.
La sentencia concluyó que no se había acreditado que los dos mossos tuvieran un plan preconcebido para no investigar los hechos, tal como sostenía la fiscalía. Pero la resolución no fue unánime y uno de los tres magistrados emitió un voto particular porque consideraba que se les debía condenar.