Adiós a 38 años de diálisis gracias a un trasplante de riñón pionero en Europa: “Es una nueva vida”

Pau Rodríguez

25 de agosto de 2022 12:19 h

0

A sus 54 años, Miguel Ángel ha pasado prácticamente toda su vida dependiendo de la diálisis, obligado a acudir tres veces por semana a terapia renal durante cinco horas desde los 16 años. Hasta este verano. Este paciente barcelonés del Hospital Vall d’Hebron fue sometido con éxito hace tres meses a un trasplante de riñón gracias a un nuevo fármaco que abre una puerta de esperanza para todos aquellos que, como él, eran considerados casi “inoperables” debido a su sistema inmunitario hiperactivado, que hace que su cuerpo rechace el órgano tras pasar por el quirófano. 

“Tengo una vida nueva”, resume, en pocas palabras, Miguel Ángel. “Sin diálisis lo más importante es la libertad que ganas. Durante décadas, en las que se ha sometido además a dos trasplantes sin éxito, su vida ha estado pegada a la máquina de diálisis cada dos días, lo que condiciona desde unas vacaciones hasta la búsqueda de trabajo. ”Es una obligación que, si no cumples, puedes morir“, recuerda. Ahora se le abre una nueva perspectiva en la que el principal estorbo, dice, será cumplir a rajatabla con la medicación.

La operación ha sido llevado a cabo por la Unidad de Trasplantes Renales de Vall d’Hebron a partir de un medicamento experimental, denominado imflimidasa, y se prevé que otros 50 pacientes en distintos centros de Europa participen en este estudio, todos ellos con características inmunológicas como la de Miguel Ángel, que hacen prácticamente imposible encontrar un donante compatible. El ensayo clínico se encuentra ahora mismo en el paso previo a la aprobación por parte de la Agencia Europea del Medicamento. 

Oriol Bestard, jefe de Nefrología del Hospital, ha celebrado los resultados de la operación y ha recordado que actualmente entre un 10% y un 15% de las cerca de 1.000 personas que hay en lista de espera en Catalunya para un trasplante de riñón presentan esta respuesta inmunológica, a menudo provocada por el contacto previo con otros tejidos, debido a trasplantes anteriores o a los embarazos (en el caso de las mujeres). Bestard ha recordado que el trasplante, frente a la diálosis, no solo mejora la “calidad” de la vida diaria de los pacientes, sino que “aporta mejor supervivencia” y, además, es un proceso más barato que el tratamiento. 

La clave de este medicamento es que se trata de una enzima que rompe por la mitad las inmunoglobulinas y provoca que aquellos pacientes que tienen muchos anticuerpos, se queden con ninguno. Este efecto dura entre cuatro y siete días, según ha relatado el jefe de la sección de Unidad de Trasplante de Nefrología, Francesc Moreso. Durante esos días se puede realizar el trasplante “con la seguridad de que no se va a producir el rechazo” del órgano, ha explicado. A partir de ahí, los anticuerpos se vuelven a producir, añade Bestard, pero para entonces el paciente está “bajo tratamiento con otros inmunosupresores que pueden modular su sistema inmunológico a corto y medio plazo”, prosigue. 

“Hay enfermos que llevan tres y cuatro décadas recibiendo diálisis y que no se han podido beneficiar de un trasplante con éxito”, ha explicado Moreso, a pesar de que muchos de ellos están incluidos en programas de “priorización” si se encuentra un donante compatible. Este estudio, han expresado los doctores de Vall d’Hebron, es además una esperanza para otros tipos de trasplante. “Puede ser beneficioso para muchas enfermedades, ya hay varios estudios en funcionamiento”, ha aventurado Bestard.

Miguel Ángel llevaba en diálisis desde 1984 debido a una malformación en las vías urinarias que le causaron insuficiencia renal crónica terminal. Tras pasar dos veces por quirófano durante los años 90, su sistema inmunitario quedó “altamente sensibilizado”, con niveles de anticuerpos demasiado elevados para encontrar donantes compatibles. En mayo, sin embargo, su vida dio un giro al recibir el tratamiento con este fármaco. “La casualidad quiso que por la mañana firmase el consentimiento para participar en el estudio y por la tarde me llamaran para hacerme el trasplante”. Ahora este barcelonés, informático de profesión, sigue en tratamiento ambulatorio, pero sin necesidad de someterse a la diáisis.