Después de más de 100 días negociando, España aún es huérfana de gobierno. Los diferentes dirigentes políticos juegan al gato y al ratón, acabando con la paciencia de algunos ciudadanos que de momento ven como tanta charla no parece llevar a ninguna parte.
Entre muchas de las conversaciones con los medios de comunicación, Sánchez no se cansa de afirmar que los tres principales partidos de las negociaciones tienen puntos en común que pueden conducir a una formación sólida de gobierno. Pero, ¿son muchos?
En materia de Seguridad y Defensa, un apartado en el que todos los partidos dedican sólo las últimas páginas de sus respectivos programas de gobierno; parece ser que sólo PSOE y Podemos podrían llegar a encontrar más de los dos puntos en común que todos proponen en sus programas: más comunicación transparente por parte del sector y una reforma en los criterios de promoción de los militares dentro de los respectivos cuerpos. Aparte de estos, PSOE y Podemos podrían ir de la mano, mientras que Ciudadanos y PP deberían ir, más bien, por libre.
Ciudadanos es el partido que más espacio, y detallado, le dedica al asunto de la seguridad nacional española. La suya es una visión de la defensa como elemento “fundamental para garantizar las libertades, derechos y seguridad de los españoles, así como la integridad territorial”, porque debido al producto de la amenaza terrorista, el concepto de defensa ha cambiado totalmente, dicen. De entre sus propuestas, destaca especialmente el compromiso de potenciar y desarrollar las capacidades del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) al máximo a nivel nacional e implementarlo en estructuras privadas y públicas así como la potenciación de las unidades de ciberguerra y ciberdefensa. La economía del Ministerio también preocupa al partido de Albert Rivera: se comprometen a “garantizar que los compromisos de pago de las PEAs -Programas Especiales de armamento- sean asumibles” y suprimirían el mecanismo de financiación a través de “créditos extraordinarios anuales que concede el Gobierno a Defensa a través del Ministerio de Industria, incorporando las partidas presupuestarias necesarias”. Estos también potenciarían la figura del reservista voluntario para incrementar el número de efectivos disponibles llegado el momento así como el fortalecimiento de la industria de seguridad y defensa en España; entre muchos otros beneficios que se implantarían dirigidos al Ministerio y a los militares.
El PP, por su parte, repite el discurso de su homólogo naranja añadiendo los asuntos de la cultura de defensa y su papel en la educación de los españoles. Y lo comenta varias veces, tal vez para suplir su carencia en los programas de sus compañeros de profesión o quizás por si no queda suficientemente claro. Así, el PP se comprometería a “fomentar campañas de sensibilización y concienciación de la importante labor de las Fuerzas Armadas españolas en la sociedad, en especial a los colectivos más jóvenes”, “fomentar la cultura de defensa en el ámbito de la educación” e impulsar la coordinación entre educación y Defensa en materia de titulaciones universitarias para facilitar el acceso al Ejército“. También de reforzar e incrementar el papel de Defensa en organismos internacionales como la OTAN, entre otros puntos.
Los socialistas españoles no tienen un discurso tan radical ni empoderan tanto el ejército pero tampoco parece que les moleste. En este sentido también ven necesario fomentar la cultura de defensa y fortalecer en ellos lazos con la Educación. Pero al contrario que los otros dos, PSOE es el único partido que habla de la igualdad de género dentro del ejército y del fomento y promoción de las mujeres militares, de la importancia de garantizar y proteger la Seguridad Humana y velar por a que los acuerdos internacionales sobre desarme se cumplan. Con Podemos, ambos partidos coinciden en la necesidad de encaminarse a la creación de una Defensa o ejército Europeo más que reforzar el papel de la OTAN y de reconocer a Palestina y el Sáhara tal y como éstos vienen pidiendo desde hace tiempo.
Iglesias, finalmente, parece destilar una visión más simplista de la defensa reduciéndola al mero papel de velar y proteger a los ciudadanos. Los de Podemos son los únicos que se comprometerían a crear una Oficina de Derechos Humanos del Gobierno que coordinaría la labor de todos los demás ministerios así como una “unidad de género en el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación para realizar una evaluación de género en torno a la política exterior española”. También mencionan las puertas giratorias y la necesidad de evitarlas “regulando la relación entre el Ministerio de Defensa y la industria de Defensa”, se oponen al reciente Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTPI) al constituir una “amenaza” para el país, pedirían y trabajarían por la abolición del derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU y someterían a consulta popular las propuestas de participación de las fuerzas armadas españolas en misiones internacionales destacadas. Uno de los puntos de su programa electoral también habla de la base militar de Morón, Sevilla. Los de Pablo Iglesias explican en el programa que revisarían los convenios de defensa existentes con Estados Unidos ya que, según ellos, “la existencia de bases norteamericanas en España y la participación de los esquemas de los escudos antimisiles afectan a nuestra soberanía y suponen un riesgo para nuestra seguridad nacional”.
Después de más de 100 días negociando, España aún es huérfana de gobierno. Los diferentes dirigentes políticos juegan al gato y al ratón, acabando con la paciencia de algunos ciudadanos que de momento ven como tanta charla no parece llevar a ninguna parte.
Entre muchas de las conversaciones con los medios de comunicación, Sánchez no se cansa de afirmar que los tres principales partidos de las negociaciones tienen puntos en común que pueden conducir a una formación sólida de gobierno. Pero, ¿son muchos?