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PERFIL

‘Ale Alejandro’, el líder del PP catalán que se atreve a toserle a Feijóo

Neus Tomàs

29 de agosto de 2023 22:08 h

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Es muy difícil que Alejandro Fernández (Tarragona, 1976) caiga mal a alguien cuando lo conoce. Aunque el interlocutor esté en las antípodas de su ideología o de sus gustos musicales cuesta llevarse mal con el presidente del PP en Catalunya. “No te engañes, yo soy del PP”, replica cuando sorprende por su fair-play con los adversarios. No es que sea del PP. Es muy del PP aunque prefiere hablar de convicciones más que de siglas. 

Tirando a menudo de ironía, en las intervenciones en el Parlament demuestra que su especialidad en comunicación política le ha ayudado a convertirse en uno los oradores que aún se hacen escuchar (de los pocos) en la Cámara catalana. Fan del parlamentarismo anglosajón incluso ha cantado desde la tribuna. Aprovechándose de un estribillo del ‘Solo te pido’ de Manolo Escobar reclamó en un debate al entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, que facilitase la convivencia en Catalunya. Y eso que sus gustos musicales pasan sobre todo por el grunge. 

Su campaña en el 2011 como candidato a las municipales en Tarragona a ritmo de Lady Gaga, versionando ‘Alejandro’ fue de las que todavía se recuerdan pese a que tuvo que acabar retirando el vídeo tanto de Youtube como de los mítines tras recibir un burofax de Sony en que le conminaban a hacerlo porque no tenía autorización para usar la pegadiza canción. 

Politólogo de profesión, a los 10 años ya quería ser político. Su padre, camionero de obra, era muy de Fraga. Su madre, ama de casa, de Anguita. Salió al padre, votante de Alianza Popular desde el primer momento, aunque cree que se parece más a su madre. Ingresó en las Nuevas Generaciones del PP cuando tenía 18 años. O sea que las ha visto de todos los colores allí dentro. Por entonces había superado una adolescencia de fan heavy (de los que no llevaban greñas y se quedaban en la media melena) con especial devoción por Metallica, en bucle, y Judas Priest. Más de thrash metal que de “las baladas pasteleras” de Scorpions. Tuvo después la etapa en la que sus preferencias pasaban por The Velvet Underground o The Doors y acumuló también discos de The Cult y The Cure. Entre sus preferidos siguen estando The Smiths y Neil Young. Es difícil compartir una conversación con él y no acabar hablando de música.

Empezó la carrera institucional como concejal en Tarragona en el 2003. Estuvo 13 años y defiende que en la política municipal aprendió a tratar con la gente en la calle, a responder a las peticiones de los vecinos aunque no siempre se les pueda satisfacer. Después pasó por el Congreso y cuando tenía 40 años su nuevo cometido fue sustituir a Enric Millo como portavoz del partido en el Parlament. Así como el exdirigente de Unió siempre ha buscado la mejor sombra, ya fuese en el nacionalismo catalán como después en el sorayismo y ahora como alto cargo de Juanma Moreno en la Junta de Andalucía (y preparado para lo que Feijóo le reclame), Fernández no se ha procurado mentores aunque eso le haya situado en la cuerda floja en más de una ocasión. 

Su relación con Pablo Casado venía de atrás, por afinidad generacional y porque se conocían de su época en el Congreso. Cuando les tocó hablar de presidente a presidente la cosa empezó bien pero acabó torciéndose porque en la sede de Génova preferían interlocutar con Xavier García Albiol, un político que ha construido su propia marca y que en Badalona ha logrado una mayoría absoluta gracias a votantes que abominan del PP en autonómicas o generales. La relación entre el todavía líder del PP catalán y Albiol, su antecesor en el cargo, es más que mejorable desde hace tiempo.

Fernández explica a menudo que la presidencia del partido en Catalunya es “el banquillo más complicado del mundo, solo superado por el del Barça y el Madrid”. Cuando surgió el nombre de Alberto Núñez Feijóo para sustituir a Casado consideró que era la persona que el partido necesitaba también para tener un líder que guste al votante conservador catalán que rechaza las derivas independentistas, ese que abandonó a Ciudadanos y al que Vox aún asusta. Presumiendo de liberalismo, igual califica de “carca y gruñona” a la izquierda que acusa a la formación de Abascal de ser un partido “populista” del que hay que desmarcarse. 

Se define como liberal conservador y su catecismo ideológico pasa por Konrad Adenauer, Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Sobre todo por Thatcher. La venera más que a las novelas de Michel Houellebecq, del que se lo ha leído todo.

Asegura que durante toda su trayectoria política ha practicado el diálogo pero que negociar con “el universo Waterloo” es un error. Uno de sus argumentos recurrentes ha sido afear al PSC de Salvador Illa que, en su opinión, fuese demasiado comprensivo con el independentismo. Está tan convencido de que Feijóo se equivocará si se aviene a abrir conversaciones con Junts para que le facilite su improbable investidura que lo ha dejado por escrito para que quede constancia y se enteren dentro y fuera del PP.

“Junts es mi rival, un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un rey fascista, con el que se niegan a hablar. Que alguien me diga de qué hay que hablar con ellos”, tuiteó este domingo después de desayunarse con una entrevista de Feijóo en ‘El Mundo’ en la que expresaba su voluntad de reunirse con el partido de Puigdemont. Fernández es muy aficionado al ajedrez pero no a vender jugadas maestras en política.

El periodista Alfredo Urdaci fue uno de los primeros en felicitarle por su “coherencia, sentido común, sentido de realidad y una posición fundamentada en convicciones y no sometida al cálculo”, algo que el dirigente popular tampoco tardó en agradecerle. El presidente del PP catalán tuiteó clarito pero nadie le ha seguido. Al menos públicamente. Él argumenta que Junts es una formación “nacional-populista con tintes mesiánicos y reaccionarios” que hay que combatir aunque eso ahora le complique la vida en el partido.   

No quiso ir en la lista de las generales porque consideraba que debía seguir al frente del partido y en el Parlament pero su futuro al frente del partido en Catalunya cada vez está menos claro y tiene complicado revalidar el cargo en el próximo congreso. Igual por eso no solo no ha matizado su andanada dominical contra los planes de Feijóo sino que este martes insistía en un nuevo tuit: “Por cierto, me ratifico en todo lo dicho, sin miedo,  y convencido de que es lo mejor para España y para el cambio político que tanto necesitamos”.

“Has convertido el PP de Catalunya en un club de amigos”. “No podemos tener un partido cerrado”, le espetó Albiol en febrero del 2021 en un comité regional cuando acababan de sufrir el batacazo en las autonómicas que le dejó con solo tres diputados en el Parlament. Fernández consiguió salvarse entonces pero ya se evidenció que no se sabía hasta cuándo. Él siempre ha rechazado las tutelas de Madrid y la duda es si su futuro estará en manos de Feijóo o si, al igual que a Casado, logrará sobrevivirle aunque sea solo un poco.