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Entrevista

Alicia Romero, portavoz del PSC en el Parlament: “El Govern debe aclararse y decidir si quiere la ampliación de El Prat o no”

La portavoz del PSC en el Parlament, Alicia Romero

Arturo Puente

8 de septiembre de 2021 22:36 h

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La diputada Alicia Romero (Caldes d'Estrac, 1976) se ha convertido en la nueva voz de los socialistas en el Parlament y en la número dos de Salvador Illa en un momento en el que el PSC tiene ante sí el reto de consolidarse como primer partido de la Cámara y demostrar que está preparado para gobernar. Por el momento, Illa y Romero ya han indicado cuál será el nuevo tono de su partido en la oposición, desde donde tan pronto lanzan duras críticas a Pere Aragonès y los suyos como les extienden la mano para negociar los presupuestos.

En el apartado de críticas contundentes se incluye la posición del Govern respecto a la ampliación del aeropuerto de El Prat. La ministra y también dirigente del PSC, Raquel Sánchez, ha anunciado por sorpresa este martes que el Gobierno central suspende el proyecto al considerar que no cuenta con el apoyo del Ejecutivo catalán pese al acuerdo alcanzado el 2 de agosto entre ambas administraciones. La portavoz parlamentaria de los socialistas catalanes considera que la decisión no es definitiva, pero que es el Govern el debe tomar una determinación sobre si quiere la ampliación o no. Además, a su parecer, es posible compatibilizar la extensión de la pista con la mínima afectación del parque protegido.

El Gobierno ha anunciado que suspende la ampliación de El Prat. ¿Es porque se ha dado cuenta de que provocaba mucho rechazo y no solo entre sectores ecologistas? 

El Gobierno de España ha visto cómo el Govern de la Generalitat titubea delante de este proyecto y no se decide de manera firme por la ampliación del aeropuerto. Pese a que el proyecto no estaba decidido, porque debía trabajarse técnicamente, la semana pasada sale el president Aragonès haciendo tuits, la portavoz de ERC dice que miembros del Govern podrían acudir a la manifestación en contra… el Gobierno ha visto que si no hay un acuerdo y una lealtad por la parte del Govern es imposible tirar adelante este proyecto y nosotros como mínimo suspendemos. El Govern debe aclararse y decidir si quiere la ampliación de El Prat o no

¿Es una decisión definitiva? 

No, no creo, es una suspensión. Creo que la ministra ha utilizado esta palabra. Se trata de una suspensión a la espera de ver si la Generalitat apuesta firmemente por la ampliación. El Gobierno de España ya lo ha dicho, al igual que el PSC, y por lo tanto nosotros no nos movemos. Estamos a favor y queremos que las cosas se hagan bien. Y ahora lo que quisiéramos es que el Govern decida si está o no a favor de la ampliación, porque no puede ser “hoy sí y mañana voy a una manifestación en contra”. Eso no puede ser. El Govern de la Generalitat tiene que dejar de comportarse como en el patio de una escuela y tiene que decidir. Por eso el Gobierno ha tomado esta decisión de suspender, a la espera de la decisión del Govern.

El Govern lo que dice es que está a favor de la ampliación y de la inversión de los 1.700 millones pero en contra de que haya afectación medioambiental a la zona protegida.

Lo que sale en el Documento de Ordenación Aeroportuaria (DORA) es lo que se había acordado y eso es lo que dijeron en su momento las dos partes. Pero el president de la Generalitat el pasado viernes, después de la reunión, hace unos tuits. Después hay una manifestación y dicen que quizás van. Vamos a ver: si estás de acuerdo con la ampliación no generas la duda constante, ¿o es que muestran dudas para que no estén descontentos la CUP y los sectores en contra? Los sectores en contra estarán en contra, y tú como Govern debes ser claro y decidir.

¿Pero es imposible hacer las dos cosas, ampliar y no afectara a la zona protegida, tal como propone el Govern?

Yo no soy una técnica. Entiendo que se puede hacer una ampliación sin afectar o sin afectar de una forma muy contundente. Seguro que podemos encontrar soluciones. Precisamente ahora una de las tareas que venían era ponerse a trabajar en el plan director y enseñar los planos. Estamos de acuerdo en que se debe hacer la ampliación con máximo respeto al medio ambiente pero no podemos estar constantemente poniendo problemas, dudas y cuestionándolo todo. Y creo que lo que ha pasado es que el Gobierno ha decidido suspenderlo a la espera de una decisión firme de la Generalitat.

Aseguran que en Catalunya se ha abierto una nueva etapa política. ¿En qué lo notan?

Lo notamos desde la campaña electoral. Había un sentimiento de cansancio tras casi diez años de procés, y un agotamiento y frustración de los independentistas que, en el fondo, habían visto también cómo se les había engañado. Cuando llegan las elecciones se reafirma esto porque el PSC gana las elecciones y, desde entonces, vamos saliendo a hacer visitas y encuentros por el territorio, que es donde más se nota esto. Vemos que al contrario de lo que pasaba en otras épocas con el PSC, eso ha cambiado mucho, nos reciben muy bien y casi diría que nos esperan, como un partido centrado en resolver problemas.

¿El nuevo Govern ha contribuido a este nuevo clima político?

El hecho de que sea un gobierno conformado con los nuevos partidos que teníamos hace 9 o 10 años no ayuda. Pueden cambiar las caras, pero los partidos son los mismos. Y las discrepancias y divergencias internas entre ellos, o que el Govern deba pivotar sobre la CUP, hacen que la gente perciba que seguimos igual, que no se vean cambios de nada, y que vean en Salvador Illa la posibilidad de iniciar una nueva etapa. 

¿Cree que la gente ve el Govern de Pere Aragonès igual que el de Quim Torra?

Probablemente no porque Torra era un activista, la gente no se lo creía y no le daba la legitimidad como president porque no venía de este ámbito. Es verdad que Pere Aragonès da a la institución más seriedad, es un persona que viene de la política y por tanto tiene oficio. Pero el president Aragonès tendrá que demostrar que es diferente a Torra y eso de momento no lo vemos porque demostrarlo quiere decir poner sobre la mesa solución a los problemas, escuchar a la gente y ser el president de todos. Siguen habiendo divergencias importantes en el seno del Govern y soluciones de momento en estos 100 días no hemos visto ninguna. Por tanto, es verdad que hay una diferencia entre los dos, pero eso debe traducirse en hechos.

Hace menos de tres meses que se concedieron los indultos. ¿Han servido para mejorar el ambiente y cambiar los ánimos en el independentismo?

Sí que ha servido. Es verdad que hoy no tenemos la misma tensión que teníamos en 2018 o 2019. La tensión es difícil de medir, pero cuando vas a actos, reuniones o visitas municipios, eso se nota. Los indultos han sido no la solución, pero sí la curva desde la que poder girar en el camino. Y en la parte independentista, yo creo que no dirán que está suponiendo cambios, pero es evidente que el hecho de no tener a ningún político en la prisión, primero es positivo a nivel personal para ellos, y además hace que ya no puedan utilizar aquel argumento que utilizaban como un sonsonete sobre los políticos encarcelados. Sobre todo hace que se demuestre que aquel proyecto al que se comprometieron ha sido un fracaso y que es hora que hagan otra cosa.

El PSC se ha propuesto para negociar los presupuestos de la Generalitat. ¿La razón es evitar la influencia de la CUP en la política catalana?

A nosotros no nos gusta que la CUP condicione la política catalana. Lo hace desde hace 10 años y los resultados no son buenos, un partido antisistema no puede influir tanto en las decisiones que se toman porque es un partido anti-progreso. Pero Junts y ERC han decidido que este es su socio primordial. Nosotros lo que decimos es que, si no les sale con la mayoría que han elegido, el PSC está para hablar de los presupuestos. Porque pensamos que eran imprescindibles unos presupuestos para 2021, lo son para 2022, y no podemos permitirnos que el país no avance. Por nosotros no quedará.

Pero después de ofrecerse a negociar las cuentas, ¿no han recibido respuesta del Govern?

La respuesta ha sido el silencio, no sabemos nada. Nos imaginamos que aún están intentando llegar a un acuerdo con la CUP. Pero no solo no hemos recibido respuesta a esto. Nosotros ofrecimos cuatro pactos y no hemos obtenido respuesta a ninguno, y mira que estamos siendo muy prudentes con la pandemia. Pero ni por esas. Sinceramente creo que hay un problema de inseguridad del propio Govern y, sobre todo, de no querer darle al PSC relevancia e importancia. Ahora, si quieren que el país avance, el Govern no tendrá más remedio que hablar con nosotros.

La mesa de partidos que le reclaman a Aragonés, ¿para qué ha de servir? ¿No se solaparía con el Parlament, como dice el Govern?

El Parlament tiene básicamente una función que es la legislativa que, por cierto, hace tiempo que utilizamos poco. Después tiene un función de control al Govern y propositiva. Pero una mesa de diálogo de todos los partidos catalanes, con tiempo, sin prisa, en la que podamos hablar de lo que nos une más de lo que nos separa e intentar avanzar, eso el Parlament no lo tiene, por su dinámica. Y además no se entiende que en 2018 Torra convocase esta mesa y ahora Aragonès no quiera convocarla. En esto es cierto que Aragonès nos ha decepcionado porque pensábamos que convocaría este espacio.

Desde el PSC acusan a Aragonès de no quieren dialogar y al mismo tiempo le ofrecen la mano para los presupuestos. ¿No es una contradicción?

No, porque nuestro objetivo es ayudar a transformar y hacer que mejore la calidad de vida de los ciudadanos. Lo es cuando extendemos la mano al Govern para poder negociar los presupuestos y lo es también cuando le decimos al Govern que tiene que convocar una mesa de diálogo y somos críticos con el president que no lo hace. Pero lideramos la oposición y queremos hacerla dura pero también constructiva.

La próxima semana está fijada la nueva reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat, pero aún no hay fecha ni orden del día, ni se conocen los participantes. ¿Puede ser seria una reunión en estas condiciones?

Es verdad que dicen que no hay nada preparado, pero también lo decían en la bilateral del mes de agosto. Y, en cambio, hacía semanas que se estaba trabajando un orden del día y unos preacuerdos. A veces lo que se dice en público y en privado no coincide.

¿Y por qué es tan difícil que esta mesa funcione?

No debería ser difícil, al final son dos gobiernos que han decidido que se reúnen y se encuentran para llegar a unos acuerdos. Lo que a mí no me parece bien es la deslealtad y aquí el president Aragonès ha dicho en los medios que el presidente Sánchez debería venir. ¿Esta es la vía de comunicación? ¿No puede llamar al presidente Sánchez y decírselo? Ya comenzamos mal, sería importante que hubiera una cierta lealtad entre los gobiernos.

Llegados a este punto, ¿el PSC cree que de esta mesa pueden salir acuerdos o se debe reformular?

La mesa entre dos gobiernos puede ser útil. El Gobierno de España se cree la mesa de diálogo y cree que puede ser útil para generar confianzas y para avanzar en acuerdos que hace años que no se dan. Lo hace con otras comunidades, como el País Vasco. Lo que sería bueno es que los dos gobiernos fuesen allá con la misma voluntad constructiva. Pero ya sabemos que en el Govern hay un partido que no le parece bien la mesa de diálogo. Si yo me siento a una mesa pensando que es una pantomima, será difícil. Pero el Gobierno de España está comprometido con esta mesa.

Con Aragonès estrenando presidencia y ya sin el liderazgo de Junts, ¿es un buen momento para que venga el presidente Sánchez a la mesa?

Es una decisión que debe tomar él. Veremos que decide sobre si debe asistir o no y qué ministros le acompañan. Nosotros lo que sí tenemos claro es que el Gobierno está comprometido con el diálogo y con Catalunya, y ahí están los indultos, que era una decisión difícil y que ha mostrado la valentía del president Sánchez. Y ahora ya ha pasado y lo damos por hecho, cuando los indultos son la muestra del compromiso claro del Gobierno con Catalunya y [para resolver] el conflicto. También nos gustaría que los independentistas pusieses de su parte, lo que no pueden esperar es que siempre sea el otro quien dé.

Le pregunto por otro nombre para la mesa: Miquel Iceta ¿ha de estar?

También lo decidirá el presidente Sánchez, pero a nosotros nos gustaría que estuviera. Si fuese así, estaríamos satisfechos. Porque Miquel Iceta es una persona muy conocedora de la situación catalana, capaz de entenderse con quien piensa el contrario a él y por tanto nos parece una persona importante, clave en el PSC.

El gran acuerdo para Catalunya que propone el PSC y que precisamente se busca en estas mesas, ¿de qué naturaleza se lo imagina? ¿Es una reforma del Estatut?

El formato nos da un poco igual. Si llegamos a unos acuerdos que tengan el formato de reforma del Estatut, o de memorándum… no lo sé. Lo que es importante es que se llegue a un acuerdo y que ese acuerdo se vote. Que lo voten los catalanes.

En principio lo que debería votarse en Catalunya es un estatuto, ¿o podría ser un acuerdo para cambiar leyes estatales sin votarse en el conjunto del Estado?

Habría que ver qué tipos de acuerdos son los que se alcanzan. En estos momentos hay mucho margen para que Catalunya gane en autogobierno y mejore sus recursos sin tocar la Constitución. Tras la sentencia del Estatut hay muchos informes, y nosotros hemos trabajado en ello para ver qué cosas podemos modificar sin tocar la Constitución. El Estatut quizás sí. Aquí hay que hacer un trabajo importante. Evidentemente, cualquier acuerdo debe acabar votándose. Nosotros siempre hemos dicho que es mucho mejor votar un acuerdo que una división.

En estos momentos plantear una reforma de la Constitución es poco práctico. Y como nosotros queremos ser pragmáticos sabemos que proponiendo una reforma de la Constitución, por desgracia, no se resolverán los problemas de la gente

Citaba la sentencia del Estatut, pero precisamente ahí está el techo del autogobierno, al menos dentro del actual marco jurídico, ¿no?

Nosotros creemos que podríamos mejorar nuestro autogobierno, que quiere decir mejorar y ganar competencias, y también aclarar cuáles son del Estado y cuáles de Catalunya. Esto se ha hablado, por ejemplo, en la última reunión de la Bilateral sobre el traspaso de las becas, que hace tiempo que se discute. Pero hay muchas otras cosas que se pueden traspasar. A los vascos constantemente se les están traspasando cosas. Por tanto, hay margen para mejorar competencias. Y respecto a la financiación, pues también, con un nuevo sistema que el Govern ni siquiera ha querido negociar o incluso liderar. Por eso también decimos que Catalunya no se puede arrinconar, forma parte de España y debe liderar estas iniciativas.

¿Su propuesta entonces es mejorar el autogobierno sin tocar la Constitución?

Con la Constitución, lo dice muy bien Miquel Iceta, necesitas una mayoría cualificada en el Congreso. No somos ingenuos, decimos que eso es difícil. Hay un '“statu quo” que más bien estaría por ir hacia atrás. Por tanto, en estos momentos plantear una reforma de la Constitución es poco práctico. Y como nosotros queremos ser pragmáticos, sabemos que proponiendo una reforma de la Constitución, por desgracia, no se resolverán los problemas de la gente.

Cree que no puede haber dos tercios en el Congreso para modificar la Constitución pero ¿cree que sí puede haberlos en el Parlament?

Yo creo que podría haber dos tercios, en el Govern está Junts y ERC, y con el PSC ya tienes dos tercios. Ahora, aquí tendríamos que trabajar mucho. Por eso decimos que es importante que a la vez que hay una mesa de diálogo con el Gobierno haya una mesa de partidos en Catalunya.

Sabemos que el PSC rechaza un referéndum sobre al independencia y que prefiere votar un acuerdo, pero ¿no hay ningún escenario, después de años de bloqueo, en el que le podría parecer razonable una votación sobre la independencia?

En estos momentos no estamos aquí, nosotros queremos trabajar para tejer un acuerdo y llevarlo a votación. Y creemos que este acuerdo puede tener un apoyo mayoritario en Catalunya, sobre todo después de una década perdida. Si no pasa, pues ya veremos, pero nuestra voluntad es generar unas confianzas que hagan que los catalanes también tengan alguna ganancia, porque llevamos muchos años sin tenerlas. También hay que decir que nos hemos contado muchas veces y estamos al entorno del 50%, independentistas y no independentistas, y con el 50% no puedes hacer un cambio así.

En el tema del Aeropuerto, igual que en otros como Juegos Olímpicos de Invierno o el frustrado Hermitage, el PSC ha apoyado proyectos a los que se oponen frontalmente los Comuns. ¿Temen que eso pueda agrietar sus alianzas en el Ayuntamiento de Barcelona o, al nivel del Gobierno, con Unidas Podemos?

A mí lo que me parecería prudente por parte de un gobierno de coalición es decir que la ampliación es necesaria pero se debe hacer bien. Pero no me parecen bien los discursos más simplistas. Es una inversión que hemos pedido muchos años, que aterriza un debate concreto, que tiene muchas aristas y que lo que debemos hacer es trabajar desde el conocimiento de los que saben. Pero de entrada decir que no, no nos parece. Nos parece imprudente que a la manifestación del 19 [de septiembre] contra la ampliación vayan miembros del Govern o ministros. Sobre todo porque en estos momentos no tenemos un dibujo de cómo quedará la ampliación.

El PSC celebrará un congreso este otoño. ¿La nueva dirección será continuista o los cambios se notarán en el día a día?

Esto no me corresponde a mí porque el candidato será Salvador Illa, pero sí que puedo intuir que Salvador Illa hará su propio equipo. Su llegada a la primera secretaría supondrá un cambio en este sentido, una etapa nueva para Catalunya y una etapa en la que, además de ser el primer partido, queremos gobernar y preparar el partido para llegar al Govern. Y en el Parlament, creo que ya lo estamos viendo, como Illa es el presidente parlamentario ya se están haciendo cosas, hemos reestructurado el grupo, hemos creado un gobierno alternativo. También es otro momento, el trabajo que hizo Iceta y Eva Granados fue muy importante, porque era un momento muy duro. Las circunstancias han cambiado.

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